lunes, 31 de marzo de 2014

el libro de los egresados



Egresados







Por Jesús Chávez Marín








Cada semestre egresa de la Univeresidad una buena cantidad de hombres y mujeres jóvenes. En sus manos y en sus mentes nuevas y bien preparadas quedarán, con el tiempo, las tareas y las decisiones que habrán de regular nuestra vida social y cultural en los años que siguen.



En esta obra se presenta el registro escrito y gráfico de una extensa investigación realizada por un equipo de trabajo conformado hacia el interior de la Universidad Autónoma de Chihuahua, cuyo objetivo fue conocer la proyección profesional y social de los egresados de todas las carreras que ofrecen las facultades, escuelas e instituto que conforman la Universidad. La investigación es la suma de quince estudios específicos que recogen las opiniones y la experiencia de los estudiantes, antes de su formación profesional, durante su etapa de estudios universitarios y en el ambiente de su incorporación al ejercicio laboral en la industria, el comercio y el sector oficial.



Esta investigación, realizada durante 18 meses de trabajo intenso, procesa sus resultados por medio de técnicas novedosas para el acopio de información e incorpora la visión prospectiva de las tendencias de la educación, y específicamente de la universidad pública. La estructura del texto recoge voces diversas, teorías actualizadas y la perspectiva de catedráticos, empleadores, informantes significativos y expertos de diversas disciplinas del conocimiento.



La autora del libro, Isabel Guzmán, quien también coordinó la investigación, tiene una maestría en Educación Superior por la Universidad Autónoma de Chihuahua y es candidata al  doctorado en Ciencias de la Educación por el Instituto Pedagógico de Estudos de Posgrado de Celaya, Guanajuato. Tiene una amplia trayectoria como docente, como investigadora y como autora de textos educativos en diversas instituciones. Actualmente es jefa de la Unidad de Seguimiento de Egresados de la Dirección de Extensión y Difusión Cultural de la Universidad Autónoma de Chihuahua.







Junio de 1999

lunes, 24 de marzo de 2014

Alfredo Espinosa. El reino en ruinas

 
La nueva de Espinosa

Por Jesús Chávez Marín

La novela El reino en ruinas cuenta las historias de dos jóvenes que se encuentran y empiezan a urdir un juego extraño; ella lo busca, convencida de que es el personaje de una obra de teatro que escribe, pero él es en realidad un laberinto y hará que ella se interne en su propia pesadilla. Si la profecía que anunciaba el Reino se hubiera cumplido, estos muchachos habrían encarnado la primera generación de Hombres Nuevos. Pero son hijos de la utopía derrotada y cumplen un destino adverso. Son testimonio ruinoso de la demolición de las ideologías.

El autor los alumbra en el momento en que los sueños se escurren por la alcantarilla y esquivas ratas chillan sobre los vidrios de la Historia rota. Encerrados en sus propios delirios, repasan sus vidas comprobando que aquello que debió haber sido afecto se convierte en veneno. El reino en ruinas es la biografía de otra noche oscura, el vértigo de una caída inevitable.

Ensayista, novelista y poeta, Alfredo Espinosa ha publicado varios libros, entre ellos Desfiladero, Tatuar el humo, Desvelos y Ramo de tigres, de poesía; sus novelas Infierno grande y Obra negra, y sus libros de ensayos Chicanos, pachucos y cholos, Reveses, Amor apache, José Alfredo Jiménez: el aciago fulgor de la desdicha y Juan Gabriel: el estruendoso encanto de la ambigüedad. Es médico egresado de la Universidad Autónoma de Chihuahua y realizó la especialidad de Psiquiatría.

Espinosa, Alfredo: El reino en ruinas. Editorial Universidad Autónoma de Chihuahua, México, 2002.

Noviembre de 2002

lunes, 17 de marzo de 2014

las brujas

Mi bruja light 

 Por Jesús Chávez Marín 

Cuando te comparo, mi reina santa, con algunas de las mujeres que me he topado desde que me mandaste a volar, tú vendrías a resultar una bruja de lo más light. 

Es cierto que tú eras levemente alcohólica y pisteabas como albañila con tus amigas de los viernes, pero no sabes las cantidades industriales de tequila que se meten algunas de mis nuevas amigas; como pelonas de hospicio recién liberadas de la cárcel conyugal por divorcio, viudez o abandono, algunas damas tragan licores de manera insensata y una que otra se disuelve literalmente en mis brazos hasta quedar allí tiradas, sucias y blandas, a veces confundidas en su propio vértigo. Para mí no hay problema, me concreto a bañarme, vestirme y salir de allí para siempre: de sus recámaras, sus oficinas o del motel en turno que haya sido el refugio para el encuentro amoroso, el último que conmigo habrá de tocarles a esas borrachas perdidas.

Otras son más celosas que tú, y ya sabes que esto es mucho decir: no se miden para sus reclamos ni respetan mis papeles, buscan huellas en mis camisas y revisan con lupa mi agenda, sobre todo el directorio: cada nombre femenino les parece sospechoso, las llamadas de mi teléfono son para ellas pruebas contundentes. Debo reconocer a tu favor que siempre respetaste la intimidad de mi oficina y hasta saludabas con respeto y claridad a mis compañeras de trabajo.

También hay otras, dulce mujer antiguamente mía, que están más neuróticas que tú, la histeria las mantiene oscilando entre la amargura del pasado y el miedo al futuro. Quieren que les firme papeles de registro civil, atraparme en redes legales y yo les digo: mira, preciosa, para serte franco ya me casé una vez y a pesar de que lo intenté veintitres años, mi matrimonio fue un acto que terminó en intercambio de rencores. No manchemos este amor libre que tan a gusto nos mantiene relajados y muertos de risa, ¿para qué quieres un marido?, tuviste uno y ya se te murió, ya viviste casada y te divorciaste, o ya pasaron los años y tuviste la precaución de no embarcarte en un matrimonio al que intuías como amenaza: ya te has salvado a ti misma de esa acechanza, para qué quieres entonces que firmemos esa acta civil tan peligrosa llamada contrato y apadrinada por Melchor Ocampo. Así estamos bien.

Por eso a veces me pregunto, ex esposa querida, ¿no seré yo el que está equivocado, llegaré a ser egoísta de tan pragmático o acaso mi lógica no embona con las ideas y prejuicios de mis amigas con derecho de piso?

Bueno, mi reina, ya con esta me despido. Espero que esta dulce misiva no te parezca un tanto cuanto cínica, no podría soportarlo. En todo caso te pido por favor de la manera más atenta que la borres de tu correo electrónico; que ni se te ocurra otra vez imprimirla y leérsela a tus amigas: prototipos, ellas sí, de las más peligrosas brujas de la ciudad. Un beso.

lunes, 10 de marzo de 2014

UACH




Breve historia de la UACH

La UACH cumple en 2014 sesenta años desde su fundación. La Universidad Autónoma de Chihuahua es el espléndido fruto de la épica acción colectiva de una multitud de hombres y mujeres de corazón generoso y educado pensamiento.
El decreto de su fundación fue el 8 de diciembre de 1954, inició con las carreras de medicina, derecho, ingeniería, la Escuela de Farmacia, que con los años llegaría a ser la moderna Facultad de Ciencias Químicas, la Escuela Preparatoria y la Escuela de Música que fue el origen de lo que hoy es la Facultad de Artes, lujo de la vida cultural de la ciudad de Chihuahua.
El primer rector de esa que entonces era la Universidad de Chihuahua, Autónoma desde 1968, fue el doctor Ignacio González Esterillo. Nació el 2 de junio de 1926, en el Paso, Texas. Hijo de padre español y madre mexicana, estudió en el Instituto Científico y Literario y continuó sus estudios cursando la carrera de medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue fundador del hospital neurosiquiátrico en la ciudad de Chihuahua. Su nombramiento como rector en 1954 fue realizado por el gobernador del estado, Lic. Óscar Soto Máynez.
En cada una de aquellas escuelas que ya desde entonces fueron de afectuoso orgullo para todos los ciudadanos de nuestra región, varios grupos de profesores empezaron su trabajo de educadores y muchos jóvenes construyeron cotidianamente su futuro personal, y con eso también el de su pueblo, el de las ciudades y las poblaciones de Chihuahua.
Muy pronto se iniciaron también las construcciones. El 6 de mayo de 1955 se colocó la primer piedra de la que por muchos años fue llamada la Ciudad Universitaria y ahora se conoce como Campus I.
Ese mismo año nació Radio Universidad, la presencia en el aire de la música buena y la enseñanza.
La modernidad del mundo necesitaba sistemas novedosos de las matemáticas y las finanzas y la UACH, sensible siempre al viento fresco de su época, inicia la Escuela de Comercio y Administración, el origen de lo que hoy es la Facultad de Contaduría y Administración, que hoy disfruta con sencillez el sólido prestigio que se ha ganado con su trabajo exacto y luminoso.
El 14 de junio de 1963 abrió sus puertas una de las instituciones de Chihuahua que a manos llenas ha entregado frutos y cosechas enteras a la cultura: la Escuela de Filosofía y Letras, origen de libros, sistemas educativos, estructuras de pensamiento.
En todos los órdenes de la economía y de la producción ha tenido que ver la Universidad Autónoma de Chihuahua.
El 11 de julio de 1964 inicia la Escuela de Ganadería, la que habría de ser la Facultad de Zootecnia y Ecología, la cual académicamente ha sido vanguardia académica en toda la región, incluso en varias de las demás facultades de la UACH. Esta institución de alta escuela ha sido fundamental en Chihuahua, cuya geografía económica es propicia a la ganadería, y hoy siembra las bases del futuro en las bases científicas de la ecología.
En el breve espacio de esta reseña rapidísima, habría que nombrar las demás facultades y también otras instituciones que se van formando al lado de las comunidades académicas de la UACH, como la Orquesta Sinfónica, el Centro Cultural Universitario Quinta Gameros, solo como ejemplo y que son tan importantes como estos. En 1997 se estrenó el nuevo campus; un visitante de fuera comentó de el: parece un gran diamante a mitad del desierto.
La Universidad Autónoma de Chihuahua es el inicio de obras importantes en Chihuahua, pero sobre todo la gran educadora de su gente, la cual a su vez ha mejorado la vida de nuestra vasta región.

Febrero 2014

lunes, 3 de marzo de 2014

julio cortázar

Diez relatos de Cortázar

Por Jesús Chávez Marín

En agosto de 1980 Julio Cortázar vino a México. Una de sus actividades en esa visita fue revisar personalmente la edición de su más reciente libro Queremos tanto a Glenda, que en ese mes se terminó de imprimir. El libro es una colección de diez cuentos, distribuidos en tres partes nítidamente definidas por el tipo de relatos que conjunta.

La primera parte incluye tres cuentos que cifran un mundo privilegiado. Así, en “Orientación de los gatos” son posiblemente las galerías de arte, los discos refinados, objetos desde donde se formulan espacios metafísicos que habitan los enigmas de Alana. En el segundo relato, “Queremos tanto a Glenda”, un grupo de magnates juega a crear la perfección sin necesidad de plantearse problemas de dinero para tener los juguetes a la mano (jets, computadoras, laboratorios). El personaje-narrador es colectivo, un grupo de amantes a ultranza del buen cine que, sin escatimar recursos, emprende la tarea de corregir todos los films de la actriz Glenda Garson. En su labor descubren que la perfección puede ser de este mundo, sin interferencias éticas up side que impidan un trivial asesinato. Dentro de “Historia con migalas”, se desplazan al acecho dos mujeres con un pasado de bibliotecas y un presente de violencia, recursos y estrategias (¿terroristas?) que tienen acceso a oportunos contactos internacionales y a cómodos escondites en Holanda o en el Caribe.

En los tres cuentos el mundo es propio y cercano. Mundo perfecto, aunque contaminado por la incidencia de un presente donde aún persiste la insatisfacción, la clandestinidad, la culpa final. El narrador y el punto de vista es en la primera persona del plural, donde se esconden voces que quieren ser clandestinas. En un lenguaje oblicuo se cifran una serie de sugerencias que van tejiendo la significación total del relato y delinean la intención de anonimato del personaje narrador. En ciertos momentos se escuchan tonos de Edgar Allan Poe. Hay, incluso, referencias explícitas a su obra: una cita de La carta robada o Alana y su negro gato que se parecen a El Cuervo y Eleonora. 

La segunda parte del libro presenta tres relatos de matiz político, con una postura ideológica explícitamente asumida. El penoso mundo de la clandestinidad se siente al leer “Texto en una libreta”. El gradual descubrimiento de un organizado y creciente grupo de personas (¿perseguidos políticos?, ¿activistas?) que se esconden y habitan en el metro de Buenos Aires. “Recortes de prensa” registra la infructuosa lucha legal y documentaria que denuncia la violencia extrema de tortura y asesinato político en Argentina. Se narra paralela otra historia de violencia diferente (una relación sádica) que ocurre en el "tiempo" del relato. En el tercer cuento, “Tango de vuelta”, uno de los personajes arma como a un rompecabezas los retazos de historia que le cuenta su amante: el dramón melodramático de una mujer que abandona a su esposo, exiliado pobretón, para conseguir la seguridad civil y económica en un nuevo matrimonio. El regreso de aquel. La muerte.

En estos tres relatos se incluyen textos que están "redactándose" en el tiempo de la narración. El narrador está escribiendo el documento al momento de la lectura y al mismo tiempo está siendo afectado, amenazado, por los hechos que relata. O bien, le suceden dentro del tiempo narrativo peripecias que, en otro momento, nos va dando a leer; o va formulando, "escribiendo" la historia en la que él mismo intervino casualmente.

Augusto Roa Bastos usa en su novela Yo, el supremo este recurso de la escritura como personaje dinámico dentro del tiempo narrativo. Aquí Cortázar lo asume encontrándole modalidades interesantes al circunscribirlo a la densidad del cuento y a un tiempo presente más cercano.

En la tercera parte hay cuatro relatos. El primero, “Clone”, introduce la idea de un elemento de la ciencia ficción para ajustar la acción al molde de la Ofrenda musical de Juan Sebastián Bach. El personaje es colectivo: ocho cantantes que integran un grupo coral, juegan al amor en parejas eventuales e intercambiables, desempeñan su rol lenguaje dentro del grupo texto. Luego vienen los celos y un asesinato. En “Graffiti”, una historia de amor se dibuja en la descripción e interpretación de signos gráficos: las pintas clandestinas en los muros de una ciudad donde ya no se sabía de qué lado estaba verdaderamente el miedo, donde la represión a ultranza se ejerce contra las mínimas manifestaciones. En “Historias que me cuento”, la ficción es pensada por el protagonista, pero escapa de su control y se entrecruza con el plano de su propia realidad. “Anillo de Moebius” formula, a partir de las teorías geométricas, la actitud de dos personajes (el uno que viola a la otra) ante el mismo suceso violento que protagonizan. La fusión de los dos planos pensamientos sucede más allá de la muerte de los dos personajes al torcerse el cuello, la doblez oblicua del anillo. 

Julio Cortázar destila en este libro la esencia de sus laboriosas búsquedas. Parece que ante cada trabajo se obligara rigurosamente a crear entidades nunca antes alcanzadas. Desde la perspectiva actual, puede verse que sus mejores logros (y a pesar de su multicitada Rayuela) están en el cuento, en el relato corto. Territorio donde no se le sigue de cerca ningún autor que escriba en español. Género que no ha sido suficientemente transitado a pesar de la riqueza poética que contiene.

Junio 1982