Por Jesús Chávez Marín
En las ciudades
crece la primavera,
jardín de imágenes.
Esteban Medina
Nacho Guerrero mira
desde el lente de su cámara ángulos del mundo que los demás no conocíamos.
Gracias a sus fotos hemos descubierto esas imágenes de luz nueva, las sombras
extrañas, figuras que antes parecieron parte de nuestra cotidianidad
pero no existían antes de que Nacho Guerrero las creara.
En el rostro humano, en el cuerpo de una modelo, en los adobes antiguos de donde cuelga una puerta de noble madera, el fotógrafo revela verdades profundas de nuestra propia vida.
Pocas personas conocen a la ciudad de Chihuahua como Nacho la conoce. En su prodigiosa memoria de imágenes están guardados los rincones, las calles, las vidrieras, las ventanas, los letreros, los semáforos de todos los días.
Por su cámara fotográfica también ha llegado, junto con la luz, una multitud de personas. A Nacho lo conoce todo mundo en Chihuahua: es el retratista cuidadoso y artesano que todos queremos invitar a casa, a nuestra boda, al pensamiento. Por eso el teléfono de su estudio repica todo el día con gente que algo quiere platicarle, quien lo busca y lo encuentra siempre lleno de risa y energía. No solo es artista laborioso sino también el consejero espiritual de sus amigos.
Abril de 1994
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