miércoles, 4 de noviembre de 2020

JChM. Fantasmas en una casa de interés social

Fantasmas en una casa de interés social

 

 

Por Jesús Chávez Marín

 

 

En el mes de los muertos una tarde,

frente a la luna de una televisión 

prendida,

una mujer se acercó a la cama

donde yacía su blando esposo.

 

Ella incendiada por los deseos

del cuerpo atlético y su esperanza;

él un hombre dañado por la tristeza,

ya no sabía mirar el rostro de su amada.

 

En los ojos furiosos de aquella mujer

resplandecía un filo de ternura;

al fulgor de aquel hilo tenue

lo asombraban velos de rencor.

 

El hombre fue causante de muchas 

derrotas.

Ella se imaginaba a sí misma

la víctima de un loco despiadado.

 

Se humillaba suplicando

amor y placer, caricias y palabras.

Pero él tenía el alma petrificada

por la melancolía.

 

Nadie quiso entender la tragedia de los 

amantes.

Ellos sufrían a gritos en su casa,

porque el corazón del hombre

no sabía querer, vivía opacado.

Todos los deseos habían muerto.

 

Ella lo cuidaba, resignada,

como se guarda un perro moribundo.

Con mucha piedad y con desprecio.

Con mucho rencor y sin futuro.

 

¿Qué más se puede buscar en un ser 

melancólico

que se marchita en el umbral de su casa?

 

Él tomaba pastillas de sal.

Ella los licores de su desengaño.

 

Marzo 1995