sábado, 24 de noviembre de 2018

La novela donde parecía que la ley de la oferta y la demanda era la única ley que importa

La novela donde parecía que la ley de la oferta y la demanda era la única ley que importa: presentación de Inminente, libro de Lourdes Bustillos

Por Jesús Chávez Marín

Iniciar la lectura de una novela es abrir una puerta hacia una casa desconocida, una región distinta de la vida cotidiana; al leer las primeras líneas ya intuimos cómo va a ser el paseo que nos espera, y por eso es tan importante el primer párrafo de cada libro. La novela de Lourdes Bustillos inicia en un monólogo, o en el fluir de una conciencia que dice:
Me han llamado cruel, tirano, frío, calculador. Qué puedo decir, soy un buen inversionista, supongo que lo llevo en la sangre. Adquirir empresas en medio de la crisis me ha dado buen resultado.
Ese personaje tiene la doble función narrativa de ser la voz que cuenta los hechos y la cámara fiel que mantiene con firmeza y con soltura el punto de vista desde el cual el lector va conociendo detalle a detalle una avalancha de sucesos; lo mismo se introyecta en los pensamientos secretos del protagonista, que se expande hacia una visión panorámica donde retrata ciudades enteras y otros mundos tan vastos como el sueño. Ese personaje tan fascinante es Max Gasol.
Ya en la segunda página aparece quien es la cercana alma gemela del otro y a la vez constantemente su antagonista persistente: tal como suele ser en el monólogo interior de cada uno de nosotros la machacona voz de la conciencia, a la que muchas veces no le hacemos el menor caso. Ella se llama Giulia Ferreti, una ejecutiva española, una eminencia para las finanzas, asistente personal de Max, y por supuesto y, aquí la autora se concede la licencia de la gran señora Corin Tellado, también su amante. Con delectación nos platica el narrador de cuando la fue conociendo:
Me llevé una grata sorpresa, y no hablo solo por su cabello rubio, cuerpo escultural, ojos azules, mirada penetrante, porte y estatura de modelo. Sin embargo, tengo que admitir que influyó. Lo que me sorprendió fue su astucia, su mente ágil y la frialdad a la hora de tomar decisiones. Es uno de los seres humanos más competitivos que he conocido en mis treinta años de vida. (…) Nuestra relación pasó de lo laboral a lo personal inevitablemente. A pesar de que la aprecio, no siento lo que los demás llaman amor. Creo que es un concepto sobrevaluado.
Con magnífica intuición narrativa, la autora va desplegando su texto con soltura y a ritmo perfecto, de tal manera que parece natural cómo va revelándose la personalidad de cada protagonista que va apareciendo en la historia; en cierto momento de la lectura los miramos en cada detalle de su forma de vestir, el tornasol de su pelo y hasta su tono muscular, y en luego la cámara casi de cine nos enfoca una expresión, una mirada donde se adivinan intenciones y se evocan tormentas del pasado. Y el latido del futuro.
De esa manera conocemos que Max, exitoso empresario internacional, ha desarrollado una maquinaria financiera que le permite apoderarse de empresas acaudaladas en el momento exacto de su fragilidad; para conseguir eso no duda en navegar por los linderos de la ilegalidad, de tal manera que su estrategia podría incluir el espionaje, el fraude, el chantaje y aun alguno que otro oportuno asesinato para eliminar obstáculos y allanar los caminos de su ambición sin límites. Todos estos actos no le producen a Max el menor escrúpulo, no tiene conciencia ni moralidad, se mueve en un mundo en el que la única ley que importa es el imperio del más fuerte, la ganancia absoluta.
Además de sus socios financieros y de su mega oficina en Madrid donde circula con moderno dinamismo un ejército de colaboradores, su apoyo más seguro para ciertos trabajos es un amigo suyo de la infancia que se llama Gael Santos.  La voz narrativa, ya dijimos: el eterno monólogo interior que es el narrador de la novela lo describe de esta manera:
Gael es mi otro amigo del MIT (Massachusetts Institute of Technology); tiene formación militar, no terminó la carrera porque decidió cambiar de profesión a pesar de su beca. Era el más listo del grupo. Ahora trabaja como consultor independiente o remediador de asuntos difíciles, por llamarlo de alguna forma.
Resulta que este personaje se mueve en las sombras, su mundo es el delito industrial y científico, no tiene reparo en destruir un pueblo completo o en eliminar a un ejecutivo señalado, siempre y cuando su cliente lo dote de recursos ilimitados; en su mundo el dinero lo consigue todo. Lo más impresionante de su personalidad es que siempre actúa tranquilo, frío y exacto. Lo rodea en varias ciudades un equipo de asesinos selectos, secretarias muy efectivas y otro tipo de profesionales de movimientos clandestinos.
A pesar de que esta es una novela de acción, erizada de múltiples aventuras, donde hay un secuestro que es el vértice de una espiral de conflictos familiares, pasionales, criminales y hasta un amor sincero que redime y purifica; en cada página el lector no se queda con el simple gozo de un relato que lo atrapa desde la primera página y que abre varios cauces de extrañamiento, sino que es inevitable que aparezca la reflexión de este mundo tan complicado que vamos conociendo y que parece la metáfora alucinante de nuestra propia época de violencia y quebrantos familiares.
Uno de los mayores males que se ha ido instalando en las orillas de nuestra alma  colectiva en esta época nuestra de tanta violencia, cuando las imágenes de los noticieros en la televisión suelen estar plagados de escenas horrorosas y las páginas de los periódicos anuncian muertes y fraudes, es la trivialización del mal, que es peligrosísima para la formación del alma de los que van llegando. Los niños y los jóvenes tal vez ya no tengan la misma sensibilidad que antes tuvieron sus padres y sus abuelos para comprender el daño que un ser humano hace a otro. Lo peligroso es que ya les parezca lo más natural del mundo y que lo siguiente sea que pasen de ser testigos a protagonistas y les parezca que así es la vida.
En algunas conversaciones suelen contarse como hechos ajenos el montón de jovencitos para quien ya los modelos y héroes de su vida nunca serán John Lennon,  Benito Juárez o Josefa Ortiz de Domínguez, sino literalmente el Chapo Guzmán y sus similares. Se dice que para ellos ya no importa construir una vida o un patrimonio sino arrebatarlo a la manera de los grandes criminales.
En esta novela, a pesar de que sus personajes se mueven en regiones de alto nivel económico, pareciera que ya no tienen ningún otro valor más allá que el dinero, y solo se salvan los jovencitos hermanos del protagonista y eso porque aun no ingresan al mundo de los negocios que es su destino seguro. En algunos momentos esta buena novela de aventuras se convierte en una historia de horror.
El gran acierto es un fino cernido de varios géneros narrativos: más que todo es una novela de aventuras y también es una love story, incluye una delirante historia de pasión amorosa, es también un magnífico relato policiaco y la historia del mundo corporativo tal como sucede en el mundo globalizado, a pesar de todo también es una novela de amistad, otra del conflicto con el padre en la formación de la profunda identidad. A la vuelta de cada página corre el aire ligero del buen discurso narrativo que caracteriza el estilo de esta autora sorprendente.
Quisiera platicarles por lo menos alguno de los muchos finales que van cerrando cada uno de los temas, de los cuales ya di noticias de algunos y no crean que de todos. Me aguanto las ganas para no echarles a perder ninguna de las grandes emociones que hallarán en las páginas de este libro. Les sugiero que lo compren, que lo lean, y estoy seguro que lo van a disfrutar igual o más de lo que yo lo he disfrutado.

Bustillos, Lourdes: Inminente. Editorial Martha Retana, México, 2017.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Una bella hechizada y la discreción de sus poderes

En la foto Martha Estela Torres Torres, Marcela Ochoa y Maribel Chávez

Una bella hechizada y la discreción de sus poderes. Presentación de Árboles en mi memoria, de Martha Estela Torres Torres

Por Jesús Chávez Marín

Estoicismo es la palabra que define la literatura y la personalidad de Martha Estela Torres en su estilo, su brillante profesión de escritora, editora y maestra de literatura. Sus libros aparecen cada año, o cada dos años, y siempre constituyen una propuesta novedosa, valiente, que enriquece el alma colectiva, el espíritu de de la época.
Hay una línea sostenida y elaborada con natural coherencia en el trascurso de sus libros, desde que salió el primero que fue de poemas, Hojas de magnolia, luego de las constantes publicaciones de esta autora en revistas y antologías. Los lectores conocieron entonces una voz nueva, un estilo bien definido y maduro, donde resaltaba la claridad de la escritura, la elegancia y fuerza de las imágenes.
Casi inmediato siguió un denso libro en el género de ensayo, Pasión literaria, una esplendorosa lección de literatura enfocada desde el gusto personal, que recorre con soltura épocas y siglos para llevar a los lectores a un viaje fascinante por muchas regiones llamados libros.
Después publicó su hermoso libro La ciudad de los siete puentes, novela alucinante y panorámica de una ciudad mexicana, cuyo punto de vista se concentra en la intimidad y luego se expande hacia un vasto paisaje narrativo en el tiempo y en el espacio, una familia, un siglo, una región del norte. Esta novela es una visión moderna de los mejores elementos de lo que antes fuera el realismo mágico.
El siguiente libro de Martha Estela Torres Torres fue de poemas, Arrecifes de sal, presentado por el gran poeta Carlos Montemayor; nada tendría yo que agregar a las hermosas palabras que él expresó en aquella ocasión, y mejor ya me concentro en este que acaba de salir, el que hoy presentamos.
Es su primer libro de cuentos, aunque no ha sido la primera vez que conocemos textos suyos de ese género, ya que ella es una escritora muy productiva y constantemente publica y hace presentaciones personales.
Como afirma en el prólogo el maestro Luis Nava, “este libro está ordenado en tres partes, la primera corresponde a narraciones de la vida cotidiana, historias sencillas, impregnadas de intenciones que superan la anécdota”. Este apartado tiene 12 cuentos.
Se decía de Balzac que para conocer el alma colectiva de su época, más que consultar libros de historia o ensayos de sociología habría que leer el conjunto de sus novelas, que él agrupó con el nombre de La comedia humana. Usando ese mismo concepto, si alguien quiere conocer nuestro siglo 21 de Chihuahua, tiene que leer los libros de Martha Estela Torres Torres, y es en este libro de cuentos llamado Árboles en mi memoria en donde esto se ve más claramente, sobre todo en la primera parte.
Una exuberante desfile de personajes va apareciendo en sus páginas, el junior que rezonga con sus padres porque no le dan suficiente dinero, otro niño caprichudo que le exige a Dios un celular y el Dish, el borracho trastabillante que llega a su casa de madrugada y resulta que era otra casa, otra familia, otro retrato; la mujer que quiso vencer sus complejos tirándose en el bungee; la bella hechizada que va de compras y usa sus poderes, pero con discreción. Por cierto, este personaje se parece mucho a la autora en esto de usar sus poderes con discreción.
No solo personajes aparecen en el escenario de esas páginas escritas con hermosa claridad. También se revelan situaciones que llevan a la reflexión de manera profunda, sin que la voz de la narradora en ningún momento haga interferencia, sino al contrario, deja fluir la acción con gran destreza. Un ejemplo es la graciosa anécdota que se despliega en el cuento “Las hormigas”, en el que la vida cotidiana de dos esposos es el escaparate donde puede verse la presencia nítida del amor sin aspavientos ni melodrama.
Otra de las cualidades de este libro es el oído fino de la autora para recrear el lenguaje, las palabras de uso. Cada personaje tiene aquí su propio estilo de hablar y los giros idiomáticos que lo definen. Esto se nota en todos los cuentos, y solo mencionaré uno como para ejemplo basta un botón: “Punta diamante” donde se relata un viaje en autobús.
Vuelvo a citar a Luis Nava autor del prólogo: “En la segunda parte la temática es dramática y cercana a la propia autora. Aquí la propuesta es acompañarla en el mundo real cotidiano del trabajo, los sueños, el amor, los recuerdos”. Son 18 cuentos.
Se trata de textos más breves que en la parte anterior, y aquí el discurso narrativo es más contenido y de mayor densidad, en la búsqueda de producir imágenes de mayor simbolismo, sin perder la gracia del movimiento.
Va de ejemplo este breve fragmento que es un retrato de las personas de la época que corre: “Así vive esta joven del nuevo siglo, mientras otros de su edad se desenvuelven en un mundo de júbilo, de reposo y de algarabía; a veces evadiendo responsabilidades o simplemente evitando el esfuerzo, flotando sobre la abulia, con falta de determinación para orientar y conducir su barca hacia un destino superior”. Viene en el cuento “Princesa del siglo XXI”.
Otra cita del prólogo: “En la última parte la temática de los cuentos nos lleva a una dimensión desconocida. Relatos de transgresión de la realidad, de locura, de obsesiones”.
Sin salirse de su estilo que es fundamentalmente realista, la autora escribe en esta tercera parte varios guiños hacia la literatura fantástica. Y su método es exacerbando las sensaciones, contando los pormenores de la angustia o del placer.
Vaya como ejemplo este fragmento de su cuento “Visiones”: “El verde hiere mis pupilas, el amarillo es relámpago que me obliga a cerrar los párpados, el rojo es un intenso fuego que quema sin tocarme”.
Árboles en mi memoria, de Martha Estela Torres Torres, es un libro muy vasto, guarda un abanico de sorpresas y la reafirmación de nuestro espejo diario. Cuando termina uno de leerlo, surge la convicción de que ningún tema se le ha escapado: Allí están el matrimonio, la traición, el buylling, el narcotráfico, el delito, la muerte, la infancia, la gestación, la vida empresarial, la académica, la literaria. La vida mexicana del siglo 21.

Febrero 2018

sábado, 10 de noviembre de 2018

Margarita Etchechury

Una sirena en este lado de la racionalidad

Por Jesús Chávez Marín

El nuevo libro de cuentos de Margarita Etchechury es un Poetazo, ese género editorial que se inició en Chihuahua en los años noventas y ahora es todo un formato clásico nacional, gracias al trabajo y al encanto Rafael Cárdenas que anda por la república difundiendo la literatura de esta manera breve y densa, lo mismo de los que recién se inician en el arte de la literatura, como de escritores que tienen una larga y brillante trayectoria, como es el caso de la autora de Canto de sirenas.
La estructura del volumen está dividida en tres partes claramente diferenciadas por el tipo de texto que las componen. En la primera, que se llama “De cristal”, el dolor por la profunda y centenaria injusticia hacia los marginados de la tierra se hace tiempo y personajes en cuentos que provocan compasión; horroriza la crudeza de lo que se sucede en los linderos de la demencia social, como en el relato donde un comando de civiles armados se dedica a asesinar a miserables, como deporte y como despiadada ecología.
En la segunda parte llamada “Alazanas” es otra la sociología, más de vida cotidiana y con un aire que restablece el espíritu. Y la tercera parte, llamada “Canto de sirenas”, igual que el volumen completo, contiene ese tipo de cuentos breves que se construyen con ingenio y con  una redacción  pulida como poema, donde cada palabra es medida en su significado y sonoridad.
El discurso narrativo es un arte de reflexión, una búsqueda de la verdad y el equilibrio. Esta reflexión implica un diálogo hacia los lectores que participan aceptando desde la primera línea un pacto, una suspensión de la realidad y de la información, para hallar otras verdades y otros conceptos que no se hubieran podido conseguir con el juego de los silogismos, de la causa y efecto.
El estilo literario de Margarita Etchechury se ha construido en el pulimiento de este tipo de reflexión. Su mente clara y sensata, formada con los elementos de la lógica y el buen sentido de la existencia, se ve amplificada por un magnífico temperamento de artista, espíritu de poeta, de tal manera que en ella la estética es con toda naturalidad una ética y una forma de conocimiento.
Como algunas formas de aplicar esta afirmación, tomemos el cuento que se titula “La fortuna de Clemencia” El relato es una metáfora cruel de la extrema miseria en la que vive el personaje, tan típico de tantas mujeres solas que crían a sus hijos con esfuerzo y angustia, “con arrullos de miseria y chispas de soledad”. El horror de saber que hubo otros hijos que ya se fueron, a la ausencia o a la muerte, y cuyos “restos ayudaron a elevar el piso del cuarto”. La acción es estremecedora, en los linderos de la demencia. Aquí la autora no procura críticas ni frases de condena, se concreta a contar con sobriedad el horror absoluto de la miseria, el mal que la injusticia social produce.
En el cuento “Hambre canija” hay varias persecuciones a balazos y el rumor que circula de lo que está pasando es sobrecogedor: “A últimas fechas, según la versión del compadre, han aparecido varios hombres armados que quieren acabar con la población ‘inútil’ del país”. Tal vez la autora compuso este cuento con aquellas noticias de los años ochentas de que en los cinturones de miseria de varias ciudades brasileñas se asesinaban niños pobres como una forma brutal de acabar con la miseria, matándolos. En las sociedades tan injustas que se han formado en las décadas recientes, este cuento tan terrorífico no anda tan lejano de la realidad, en muchas noticias similares.
En otro tipo de atmósfera, el cuento que se titula “Choque cultural” cuenta una historia de amor que es tradicional en la literatura española, y que tiene como novela ejemplar Pepita Jiménez, de Juan Valera: el perfecto seminarista que se enamora de la joven mujer y abandona su carrera hacia el sacerdocio. La brillante capacidad de síntesis y la exacta redacción de Margarita Etchechury consiguen en dos páginas un relato perfecto y gracioso, donde nada falta de la leyenda clásica y tiene el agregado de su modernidad.
Rinde mucho este libro de cuentos, parece que lo va uno a leer en quince minutos, y sin embargo su efecto amplificador y a su ritmo a la vez vertiginoso y sosegado hacen que el lector quede profundamente cambiado en su percepción de ciertas realidades que suceden en este viaje narrativo.
Etchéchury, Margarita: Canto de sirenas. Onomatopeya Ediciones, México, 2017.
Junio 2017