Una
sirena en este lado de la racionalidad
Por
Jesús Chávez Marín
El
nuevo libro de cuentos de Margarita Etchechury es un Poetazo, ese género
editorial que se inició en Chihuahua en los años noventas y ahora es todo un
formato clásico nacional, gracias al trabajo y al encanto Rafael Cárdenas que
anda por la república difundiendo la literatura de esta manera breve y densa,
lo mismo de los que recién se inician en el arte de la literatura, como de
escritores que tienen una larga y brillante trayectoria, como es el caso de la
autora de Canto de sirenas.
La
estructura del volumen está dividida en tres partes claramente diferenciadas
por el tipo de texto que las componen. En la primera, que se llama “De
cristal”, el dolor por la profunda y centenaria injusticia hacia los marginados
de la tierra se hace tiempo y personajes en cuentos que provocan compasión; horroriza
la crudeza de lo que se sucede en los linderos de la demencia social, como en
el relato donde un comando de civiles armados se dedica a asesinar a miserables,
como deporte y como despiadada ecología.
En la
segunda parte llamada “Alazanas” es otra la sociología, más de vida cotidiana y
con un aire que restablece el espíritu. Y la tercera parte, llamada “Canto de
sirenas”, igual que el volumen completo, contiene ese tipo de cuentos breves
que se construyen con ingenio y con una
redacción pulida como poema, donde cada
palabra es medida en su significado y sonoridad.
El discurso
narrativo es un arte de reflexión, una búsqueda de la verdad y el equilibrio. Esta
reflexión implica un diálogo hacia los lectores que participan aceptando desde
la primera línea un pacto, una suspensión de la realidad y de la información,
para hallar otras verdades y otros conceptos que no se hubieran podido conseguir
con el juego de los silogismos, de la causa y efecto.
El
estilo literario de Margarita Etchechury se ha construido en el pulimiento de
este tipo de reflexión. Su mente clara y sensata, formada con los elementos de
la lógica y el buen sentido de la existencia, se ve amplificada por un
magnífico temperamento de artista, espíritu de poeta, de tal manera que en ella
la estética es con toda naturalidad una ética y una forma de conocimiento.
Como
algunas formas de aplicar esta afirmación, tomemos el cuento que se titula “La
fortuna de Clemencia” El relato es una metáfora cruel de la extrema miseria en
la que vive el personaje, tan típico de tantas mujeres solas que crían a sus
hijos con esfuerzo y angustia, “con arrullos de miseria y chispas de soledad”.
El horror de saber que hubo otros hijos que ya se fueron, a la ausencia o a la
muerte, y cuyos “restos ayudaron a elevar el piso del cuarto”. La acción es
estremecedora, en los linderos de la demencia. Aquí la autora no procura
críticas ni frases de condena, se concreta a contar con sobriedad el horror
absoluto de la miseria, el mal que la injusticia social produce.
En el
cuento “Hambre canija” hay varias persecuciones a balazos y el rumor que
circula de lo que está pasando es sobrecogedor: “A últimas fechas, según la
versión del compadre, han aparecido varios hombres armados que quieren acabar
con la población ‘inútil’ del país”. Tal vez la autora compuso este cuento con
aquellas noticias de los años ochentas de que en los cinturones de miseria de
varias ciudades brasileñas se asesinaban niños pobres como una forma brutal de
acabar con la miseria, matándolos. En las sociedades tan injustas que se han
formado en las décadas recientes, este cuento tan terrorífico no anda tan
lejano de la realidad, en muchas noticias similares.
En otro
tipo de atmósfera, el cuento que se titula “Choque cultural” cuenta una
historia de amor que es tradicional en la literatura española, y que tiene como
novela ejemplar Pepita Jiménez, de
Juan Valera: el perfecto seminarista que se enamora de la joven mujer y
abandona su carrera hacia el sacerdocio. La brillante capacidad de síntesis y
la exacta redacción de Margarita Etchechury consiguen en dos páginas un relato
perfecto y gracioso, donde nada falta de la leyenda clásica y tiene el agregado
de su modernidad.
Rinde
mucho este libro de cuentos, parece que lo va uno a leer en quince minutos, y
sin embargo su efecto amplificador y a su ritmo a la vez vertiginoso y sosegado
hacen que el lector quede profundamente cambiado en su percepción de ciertas
realidades que suceden en este viaje narrativo.
Etchéchury,
Margarita: Canto de sirenas. Onomatopeya
Ediciones, México, 2017.
Junio
2017
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