lunes, 28 de julio de 2014

Ichicult 2003


Informe de actividades: no hay presupuesto, la única respuesta del sofista Rico Bovio. 

Por Jesús Chávez Marín 

El reporte anual de la acción del doctor Arturo Rico Bovio como director del Instituto Chihuahuense de la Cultura podría comprimirse en esta frase: “es cierto que hicimos muy poquitas cosas, pero es que casi no nos dan presupuesto”.

El acertijo que no se ha resuelto es saber entonces cómo, sin presupuesto, se paga el salario de tan distinguido señor.

Rico Bovio considera que su única obligación es echar discursos almibarados en ceremonias oficiales: se le olvida que un funcionario moderno gestiona sus recursos en lugar de tanta lamentación por partidas escasas.

Mientras tanto, la gente sigue esperando que Ignacio Medrano, jefe de la oficina de teatro, aparezca en escena luego de 4 años de regentear una ciudad sin funciones ni espectáculos. Que la señorita Josefina Sandoval deje de improvisar kermesses del libro en lugar de ofrecer algún servicio a los escritores de la ciudad y del estado ya que para eso, se supone, es ella jefa de la oficina de literatura. La lista podrá seguir, pero por ahora la dejamos en esos dos casos ejemplares.

Para no pecar de injustos hay que señalar lo que sí funciona en ese Instituto: la Casa Redonda, dirigida con admirable disciplina por José Pedro Gaytán; el programa de publicaciones, con la puntual coordinación del editor Ramón Antonio Armendáriz; las exposiciones en el vestíbulo del Teatro de los Héroes con la amable atención del artista José Arreguín y la oficina de culturas étnicas del poeta Enrique Servín, quien además sacó este año su libro Hablemos tarahumar, valioso documento literario y lingüístico.

Pero todos los demás, luego de 4 años, deberían ya de ponerle al trabajo en lugar de seguirle diciendo a todo mundo que el gasto no alcanza ni para el agua del café. 

Enero de 2003

lunes, 21 de julio de 2014

jorge carrera robles



Los caminos de la vida cultural

Por Jesús Chávez Marín

La administración del Instituto Chihuahuense de la Cultura que está por concluir se caracterizó por dos líneas de acción: dilapidar casi la totalidad de su presupuesto en el festival “internacional” Chihuahua, FICh, y tratar miserablemente a los artistas del estado. Esa fue la política constante del director Jorge Carrera Robles durante 6 años.

A pesar de eso, no hay grandes diferencias con las administraciones anteriores de ese instituto, inaugurado el 19 de marzo de 1992. Todas se han caracterizado por su mezquindad o por el escaso presupuesto que le asigna el gobierno de Chihuahua a los asuntos del pensamiento y el arte.

Por ejemplo, el director anterior, Arturo Rico Bovio, se la pasó diciéndole a todo mundo que casi no se podía hacer nada porque no había recursos económicos y el gobernador en turno ni siquiera lo recibía en audiencia. Y el de más antes, Leonel Durán, gastó los años haciendo diagnósticos y planes que jamás se cumplieron. Esto ha sido casi una situación de daño total.

El nuevo gobierno tendrá la tarea de empezar casi desde cero, con acciones radicales: cancelar el FICh, que solo ha servido para rendirle culto a la personalidad del gobernador: ni logró ser internacional, ni fuente de promoción turística, ni se posicionó como tema favorable frente al desprestigio que en los medios mundiales causaban las noticias las mujeres asesinadas en Juárez y, años después, de los balazos y los ejecutados en las ciudades y en la sierra de Chihuahua. Algunos parroquianos de los ambientes culturales cuentan, en cambio, múltiples leyendas de corrupción en las contrataciones de los artistas que presentaba el festival, y otras estafas parecidas. Pero a las pruebas no se remiten, porque son de difícil acceso.

Otra acción radical tendría que ser, de plano, cancelar también el instituto de cultura y empezar desde cero con otro proyecto, uno eficiente, más abierto hacia los trabajadores del arte y el pensamiento, y con presupuesto suficiente para iniciar ahora sí el desarrollo cultural de Chihuahua.

Para los asuntos de la cultura, los gobernadores anteriores y los directores del Instituto de Cultura se concretaban a consultar, nomás para aparentar que consultaban y tomaban en serio ese proyecto, a los “chihuahuenses distinguidos” que viven en la ciudad de México, los que tienen fama de cultos y cuya función ha sido solamente venir a recibir premios y homenajes de parte de su terruño de nacimiento e infancia. A los escritores, pintores, actores, músicos de las ciudades de Chihuahua jamás les tomaron parecer, ni por no dejar.

En este artículo voy a imaginar que algún señor de los que están a punto de asumir los cargos del poder público, se toma la molestia de tomar el parecer de algunos de quienes aquí trabajamos en la producción cultural de Chihuahua, proponiendo 10 líneas de acción.

1. No desaparecer, ni reasignar en otros programas, los presupuestos del Festival Internacional Chihuahua y el del Instituto Chihuahuense de la Cultura, sino conservar la misma cantidad para cubrir el costo de las nuevas acciones.

2. Fundar una oficina de administración de esos recursos, con poco personal, pero muy eficiente y honesto, que tendrá tareas de financiamiento y distribución de recursos.

3. Fundar otra oficina, independiente de la anterior, de las mismas características de efectividad y honradez, para que coordine las partidas presupuestarias del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, como las becas, culturas populares, pacmyc y otras. También para que gestiones otro tipo de recursos federales, internacionales y de la iniciativa privada mexicana, que suelen asignarse a la promoción cultural y artística.

4. Invitar a los artistas, filósofos, científicos, periodistas, escritores, músicos, actores, danzantes, a que presenten proyectos, propuestas y presupuestos, no a concurso sino a dictámenes técnicos, a fin de obtener recursos y recibir supervisón, contratos y financiamiento.

5. Fundar un colegio que coordine cursos prácticos de escritura literaria, de lectura, pintura, danza, teatro, filosofía, etcétera, en todos los municipios de Chihuahua, de acuerdo a la población y a los intereses de cada comunidad.

6. Iniciar otra coordinación para que administre los programas que, a pesar de la torpeza y el egoísmo casi autista de los directores anteriormente nombrados, sí han funcionado más o menos: la casa redonda, la orquesta, de momento no recuerdo algún otro.

7. Cancelar de un plumazo el afán aparatoso e inútil de seguir homenajeando a los escritores y artistas de medio pelo que viven y trabajan en la ciudad de México, nomás porque nacieron en Chihuahua. Puede ser que su trabajo artístico haya dado algún renombre a su tierra natal, pero su vanidad y su oropel solo han servido para lustre de políticos en el candelero.

8. Que los escasos y nuevos funcionarios de las oficinas antes propuestas estén bien conscientes de que su tarea está al servicios de los que producen objetos culturales, no para alimentar su ego ni para cultivar la envidia tan enferma que la mayoría de los actuales funcionarios de la cultura le tienen a los que debieran ser sus clientes.

9. Que las acciones culturales se atiendan en las ciudades y regiones donde se generan, y donde viven los artistas y los trabajadores intelectuales, que no se concentre en las ciudades de Chihuahua y Juárez.

10. Que se revise cada semestre el trabajo de museos, casas de cultura, coordinaciones administrativas, para evitar la simulación, las acciones falsas de promoción artística y los consabidos fraudes de facturación y nepotismo.

Otros señores y señoras tendrán seguramente sugerencias tan prácticas y sencillas como estas. Háganlas públicas. Entre todos iniciemos un nuevo destino para el arte y el pensamiento de los chihuahuenses.

Mayo 2010

lunes, 14 de julio de 2014

héctor m. calixto

La Compañía

Por Jesús Chávez Marín

"Si usted se siente enfermo o está desahuciado, visite la Farmacia Estrella, aquí nomás al ladito del teatro. Ahí encontrará bonitas medicinas que curan de todo"; la voz de don Prócolo es inconfundible y hasta para hacer los comerciales el ingenio y la sonrisa suenan. Esta es la segunda llamada y entonces Julio Martínez se sienta ante el órgano y nos ofrece una melodía con toda la ceremonia cariñosa con la que nos daría un regalo, le aplaudimos cuando termina y él agradece con una elegante inclinación; el público está contento porque enseguida es la tercera, "tercera llamada. Continuamos..."

Chihuahua los conoce y los quiere mucho: es la compañía de actores del Teatro Manolo Fábregas, veinte artistas dirigidos por el maestro Héctor M. Calixto. "Aquí hacemos de todo, somos un equipo, trabajamos hombro con hombro. A veces nos toca hacerla de apuntadores y a veces el papel principal de la obra". El joven escenógrafo Juan Díaz Rendón se acerca y le dice: oye, Héctor, ¿qué grabados quieres que te ponga? El director atiende el asunto y luego nos sigue contestando, mientras se maquilla para entrar a escena: A mí me tocó levantar el primer telón de Teatro Tayita (1949-1974), y eché el último 25 años más tarde. Yo había debutado el 18 de mayo de 1944 en la Operata y Zarzuela de Guillermina Ortiz. Aquí en la carpa Manolo Fábregas empecé en 1976; desde ese año, aparte de ser actor he sido director escénico.

Maestro, ¿qué es para usted el teatro?
El teatro es la vida.

Aunque es el director, para todos los actores de la compañía Calixto es un compañero. Ya oímos cómo el joven escenógrafo lo trata con todo respeto de tú. Es maestro de teatro, ha estudiado y leído mucho, a eso hay que agregar sus cuarenta años de "tablas" en el teatro de la legua. Héctor, para siempre joven trashumante, lleno de vitalidad.

Soy egresado de una familia humilde, yo quería viajar y en aquel entonces para mí esta era la única forma de poder hacerlo.
¿Cómo vive? Físicamente el actor vive muy bien.
¿Cuál es la diferencia del teatro de carpa?
El teatro es uno, es el mismo sea o no de carpa; lo mismo en escenarios lujosos que en estas tablas chuecas donde casi tropezamos. El actor vive las vidas y se comunica con su público.

Maestro, ¿cuáles son sus proyectos para futuro?
Morir en el teatro.

No venían a Chihuahua desde 1980; aquella vez una fuerte nevada destruyó su carpa (ver reportaje en Novedades de Chihuahua, 20 de noviembre de 1980, Pag. 8, sección primera). Este año debutaron el pasado 15 de septiembre y han puesto una obra distinta cada día.

Nuestro repertorio es muy extenso: podemos estar un año entero a función diaria sin repetir un solo título. Nuestros próximos estrenos para la siguiente semana son La tercera palabra, de Alejandra Casona; Las tres Elenas, este domingo; Cuando los hijos se van, y Las mariposas son libres; esta obra es un canto de libertad, aquella mujer lo quería ser todo para su pobre hijo: madre, padre, tía, abuela, amiga, perro, gato, pero entonces él conoció el amor y entonces... venga a ver la obra, los esperamos todos los días a las cinco y media de la tarde y a las nueve de la noche aquí en Calle Aldama y 21, en su teatro. Ahora disfruten nuestra variedad que en esta ocasión hemos preparado, deseamos de todo corazón que ustedes se diviertan.

Después de disfrutar el profesional montaje de una obra completa de comedia, o de melodrama, o de farsa (según sea el título que haya tocado ese día), la compañía nos ofrece una divertidísima variedad de las que ya muy poco se pueden ver en la república. Parece que la Carpa Fábregas es la última empresa de su tipo que aún queda en México.

El distinguido chihuahuense Raúl Olivera González, don Prócolo, es el decano de los cómicos de carpa: ha recibido las dos medallas que la ANDA concede al mérito artístico por sus 25 años, plata; y por sus 50, oro, "en el servicio escénico mexicano".

Don Prócolo es la persona más ingeniosa del mundo. Trabaja sin libreto, siempre está al día en los temas locales de la picaresca y la política en el lugar donde esa noche le toque actuar y no tiene pelos en la lengua. Su mente es agilísima y su lenguaje está lleno de recursos. Tiene otra medalla que él aprecia mucho, porque se la dio el público: es hijo predilecto de Los Monchis, Sinaloa. Ha viajado por toda la república, por centro y sudamérica; trabajó entre grandes actores, como Lupe Rivas Cacho. Ha debutado en el teatro Degollado, en todos los teatros y en todas las carpas de México. Yo he hecho de todo.

—En teatro me se desde la a hasta la zeta —dice.

¿Ha hecho usted dinero?
No señor, cuál dinero. Aquí trabajamos para vivir, no para acumular.

Octubre de 1984