La educación de
los niños
Por
Jesús Chávez Marín
Mis primos los
grandes me dijeron:
―A ver, Rulis,
diga muchas veces la palabra charco.
― Charco. Charco.
Charco.
Se reían mucho.
Yo creo que
cuando llegué a mi casa quería que mi mamá también se riera y entré repitiendo
la misma palabra.
Mi mamá no se rió.
Agarró un zapato y me empezó a pegar muy
enojada.
―Mocoso
malcriado, ahora verás.
Salí corriendo y
me metí debajo de la mesa, pero me alcanzó a dar un demoniazo muy fuerte en la
espalda.
Me dolió de a madre.
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