El agua y la sombra
Por Jesús Chávez Marín
El un honor para mí participar en la presentación de El agua y
la sombra, este libro tan esperado de Enrique Servín, maestro generoso y
amable de casi todos los que escribimos textos literarios en en la ciudad de Chihuahua.
Desde joven, Servín ha vivido, caminado, hablado, pensado
como un poeta. Su sensibilidad y su mirada registran con exactitud la luz y el tiempo, los objetos y las voces, las historias y los
rostros de las personas que encuentra en su marcha. Ha viajado por muchos
lugares y en su conversación parece que ha leído todos los libros que existen, todos en su idioma original.
Es tan vasta la información que maneja, tanto de nuestra época como de
tiempos remotos, que la gente se queda durante horas escuchando su palabra, su
conversación siempre animada y sorprendente; su memoria resplandece en poemas
completos y largas frases literales dichas o escritas en un pasado que se vuelve
en su voz tan viva como en el momento original.
Resulta difícil de creer que un hombre de tanta sabiduría conviva entre nosotros con naturalidad y sencillez, camine por las calles de esta ciudad
y trabaje a nuestro lado todos los días, y que todo lo ha haga “sin pizca de
infatuación ni de soberbia”, tal como en dos de sus versos lo expresa él mismo
al referirse a sus ancestros.
Enrique Servín es antes que nada un maestro en voz alta. A pesar de que
ha escrito mucho y algo de eso ha publicado, la esencia de su expresión es el
habla. Las palabras de su conversación son muy precisas, un vocabulario
vastísimo.
Algo de ese prodigio se refleja en este libro de poemas, El agua y
la sombra, en la escritura que es también la sombra del agua viva del lenguaje.
El libro inicia con el mensaje de un regalo. En uno de sus niveles de
significación, el poeta ofrece al lector poemas como un regalo elemental y
lo invita a participar en el juego de la comunicación: Aquí te dejo este loto, simple
como una flor. Es una flor. Y luego la sugerencia: haz tú que se
desdoble. La literatura no existe sin el lector. Solo en la resonancia de
la voz poética leída por alguien se realiza el poema.
En otro de estos primeros textos que se llama “Trino en la luz”, el autor hace una transfiguración de las sensaciones, de tal forma que un
sonido sutil se sienta como un fluido visual y también como una sensación del
tacto. Esta percepción ampliada de los sentidos también se produce en otro
poema llamado “La música, la hierba” y en el que cierra esta primera parte del
libro, “Manantial”.
Esta fusión de significaciones es uno de los recursos utilizados en
el libro. La gran efectividad que alcanza se debe al cuidadoso trabajo de cada
verso. Cada uno de ellos está medido cuidadosamente, y el ritmo respeta con
todo rigor los acentos de la poesía en español. Utiliza sobre todo versos
endecasílabos, combinados con otros de 14 y 7 sílabas. En poemas más extensos
se atreve con versos muy largos, pero siempre cuidando el sonido y la música
del poema.
La memoria como material de sueños o como registro de sensaciones es
otro de los mecanismos del poema en este libro. En uno de los textos se señala
esto: Como una imagen rayada por una vara en el agua los recuerdos se
funden, se confunden. Una de las secuencias más repetidas es la evocación
desde un presente de la escritura hacia un pasado de la infancia o de la
conversación con los mayores que refieren historias antiguas. También abundan
las referencias a la Historia o a la simbología de la tradición cultural.
A veces el texto relata una escena cotidiana, como una fila de gente
que espera ante la ventanilla de pasaportes, o viaja en un camión, desde la
cual se desprende en la conversación o en el resplandor del recuerdo la ventana
hacia el extrañamiento o hacia la simbolización de un hecho o una construcción
abstracta o bien concreta.
Otro de los materiales del libro son los documentos significativos: una
fotografía, una agenda, un cuadro que son el punto de partida no solo de la
evocación sino del nuevo significado del tiempo, lluvia de años pasa y queda
una especie de arco iris que contiene la memoria y su significado, como también
la percepción de la voz, la nostalgia y la fuerza de la nueva imagen,
construida con palabras.
Entre las secuencias entrañables de este libro, que conjugan la
alegría y la nostalgia, está la reunión de los amigos, en el pasado y en el
presente: el muchacho que invita a una amiga suya a visitar el patio donde jugaba
de niño; los compañeros de viaje o de tertulia al ritmo de la música fresca
de las risas; el encuentro con el padre frente al mar y más allá de la
muerte; la charla con una abuela que le da vida a los relatos.
También son elementos de fabulación en este libro los edificios, las
ciudades: no solo las del presente sino además las del pasado, las que fueron y
son ya ahora tan solo polvo en el aire del tiempo, tal como lo dice el
autor en dos versos suyos. También la presencia concreta y material de un
edificio, o la materialización de sueños delirantes, como lo dicen estos dos
versos magníficos y dolorosos: y un gran arco triunfal que los fantasmas
alzaron a la antigua violencia o vanidad de los hombres. Es muy original el ángulo desde donde se miran las grandes construcciones, el magnífico mármol
y la noble cantera, piedra numerosa, como llama a ese conjunto, que
luego fueron torres, y que pervive en la eternidad fugaz del esplendor.
Con este tipo de frases tan ágiles, con versos certeros, el poeta sorprende, carga de significación varios momentos del libro.
Otra de las líneas temáticas es la mirada al desastre ecológico. En un
poema que se llama “Nota encontrada después del fin del mundo” viene este verso
atormentado, que se refiere a los signos que se vieron y que no fueron
suficientes para impedir el desenlace fatal: pájaros que caían muertos a
nuestros pies como pesados jeroglíficos.
Denso en su significación, armonioso en su sonoridad, ingenioso y
nostálgico, este libro tiene hilos de buen humor, una mirada
múltiple construida con extensa información, una elaboración ágil y eficiente
de los conceptos y una sensibilidad educada en la reflexión y la percepción.
El libro de un poeta que expresa su época y sabe ordenar las
sensaciones y las ideas con las que se imagina el mundo en el siglo 20 y a los
inicios de este nuevo siglo.
Servín, Enrique: El agua y la sombra. Editorial UACH, México, 2003.
Julio de 2003
Hola, Jesús.
ResponderEliminarSabe, ¿a dónde puedo conseguir este libro El Agua y la Sombra?
Gracias
El la librería de la UACH, ubicada en Plaza Cultural Los Laureles, Avenida Universidad y División del Norte, frente a la estatua de Pancho Villa.
ResponderEliminarEn la librería de la UACH, ubicada en Plaza Cultural Los Laureles, Avenida Universidad y División del Norte, frente a la estatua de Pancho Villa.
Eliminar