Por Jesús Chávez Marín
Cuando leí los siete relatos de este libro fui de sorpresa en sorpresa.
La amargura y la risa se mezclan en estas historias, en esta narrativa directa
y moderna, escrita con dureza terrible y claridad expresionista.
Es una obra escrita con valentía, una obra que arriesga una visión del mundo, un lenguaje, y logra el acto de comunicación con los lectores quienes asombrados contemplamos la intimidad de la existencia expuesta con crudeza, a veces con elementos de realismo mágico, a veces con el más descarnado naturalismo y a veces con hilos de ternura.
De esta manera conocemos la vida de Estela, que en el amanecer hace memoria de sus sueños rotos, de su vida sencilla que se proyectaba en las ilusiones y se ve alterada por las mentiras de un seductor mentiroso. En este primer relato aparece ya ese estilo directo y vigoroso que no vacila al describir los actos y los efectos del encuentro amoroso.
Luego conocemos la historia de Mercedes, una doctora de 39 años que decide por fin dejar la casa de su madre luego de sus largos años de soltería y de una soledad habitada por sus propias fantasías realizadas en formas extrañas. Al final logra encontrar el amor de una pareja, ese amor al que ya había renunciado y que ahora se ha presentado de una manera rebelde y valiente.
La crueldad de un padre miserable y maniático, casi monstruoso, se cuenta con fuertes tintas en la historia de María de la Luz, una joven disléxica que al final logra enderezar su destino, luego de años de dolor y fuerza de voluntad. Un tirano igualmente barroco aparece en el relato “El hombre de las tres M: mucho muy macho”, en la que Lucita y Margarita, sus dos mujeres que conviven en la misma casa en un nudo absurdo de relaciones dañadas. Ellas terminan por darle una lección final al ridículo personaje, pero esto solo al final de una cadena de episodios crueles que formaron una vida absurda y dolorosa.
Luego leo, igualmente asombrado, la historia de María, una joven indígena que se enfrenta al abuso de un hombre amargado y enfermo, al embarazo en condiciones que no podrían ser más desventajosas y a la dureza de una vida desamparada. Para su fortuna, en su existencia aparece Mariana, una mujer de bondadoso corazón que en su amistad compasiva encuentra también su propia lección vital.
Uno de los relatos más impresionantes del libro es el de Tito y Malena: él es un hombre gigante en cuya depresión crónica desarrolla una relación morbosa con la muerte y una ansiedad de suicida frustrado y ella, la esposa, es la víctima voluntariosa de una relación frenética y quebradiza. En el último relato del texto aparece otra pareja también muy accidentada, la de Simón y Joaquina: el hombre justo enfrentado al desorden en el que la naturaleza restablece su equilibrio.
En este libro uno de los factores más notables es la originalidad con la que la autora alcanza una visión femenina muy bien realizada. Sin duda, el punto de vista es el de las mujeres: el mundo contado desde un cuerpo femenino, desde un espíritu femenino que se enfrenta a las nuevas realidades de la sociedad a principios del siglo 21 donde se arrastran todavía las viejas costumbres de un autoritarismo que va cediendo, sin duda, ante la razón y la lógica del mundo cada vez más compartido entre los hombres y las mujeres, tanto en la vida pública como en las relaciones privadas: en la casa y en el trabajo, en el hogar y también afuera.
Es una obra escrita con valentía, una obra que arriesga una visión del mundo, un lenguaje, y logra el acto de comunicación con los lectores quienes asombrados contemplamos la intimidad de la existencia expuesta con crudeza, a veces con elementos de realismo mágico, a veces con el más descarnado naturalismo y a veces con hilos de ternura.
De esta manera conocemos la vida de Estela, que en el amanecer hace memoria de sus sueños rotos, de su vida sencilla que se proyectaba en las ilusiones y se ve alterada por las mentiras de un seductor mentiroso. En este primer relato aparece ya ese estilo directo y vigoroso que no vacila al describir los actos y los efectos del encuentro amoroso.
Luego conocemos la historia de Mercedes, una doctora de 39 años que decide por fin dejar la casa de su madre luego de sus largos años de soltería y de una soledad habitada por sus propias fantasías realizadas en formas extrañas. Al final logra encontrar el amor de una pareja, ese amor al que ya había renunciado y que ahora se ha presentado de una manera rebelde y valiente.
La crueldad de un padre miserable y maniático, casi monstruoso, se cuenta con fuertes tintas en la historia de María de la Luz, una joven disléxica que al final logra enderezar su destino, luego de años de dolor y fuerza de voluntad. Un tirano igualmente barroco aparece en el relato “El hombre de las tres M: mucho muy macho”, en la que Lucita y Margarita, sus dos mujeres que conviven en la misma casa en un nudo absurdo de relaciones dañadas. Ellas terminan por darle una lección final al ridículo personaje, pero esto solo al final de una cadena de episodios crueles que formaron una vida absurda y dolorosa.
Luego leo, igualmente asombrado, la historia de María, una joven indígena que se enfrenta al abuso de un hombre amargado y enfermo, al embarazo en condiciones que no podrían ser más desventajosas y a la dureza de una vida desamparada. Para su fortuna, en su existencia aparece Mariana, una mujer de bondadoso corazón que en su amistad compasiva encuentra también su propia lección vital.
Uno de los relatos más impresionantes del libro es el de Tito y Malena: él es un hombre gigante en cuya depresión crónica desarrolla una relación morbosa con la muerte y una ansiedad de suicida frustrado y ella, la esposa, es la víctima voluntariosa de una relación frenética y quebradiza. En el último relato del texto aparece otra pareja también muy accidentada, la de Simón y Joaquina: el hombre justo enfrentado al desorden en el que la naturaleza restablece su equilibrio.
En este libro uno de los factores más notables es la originalidad con la que la autora alcanza una visión femenina muy bien realizada. Sin duda, el punto de vista es el de las mujeres: el mundo contado desde un cuerpo femenino, desde un espíritu femenino que se enfrenta a las nuevas realidades de la sociedad a principios del siglo 21 donde se arrastran todavía las viejas costumbres de un autoritarismo que va cediendo, sin duda, ante la razón y la lógica del mundo cada vez más compartido entre los hombres y las mujeres, tanto en la vida pública como en las relaciones privadas: en la casa y en el trabajo, en el hogar y también afuera.
Marzo de 2004
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