Poetas en la ciudad de Chihuahua
Por Jesús Chávez Marín
Nuestra ciudad tendrá qué agradecerle a Mario Arras y a Sherry Russek
por haber fundado hace dos años este foro de poesía, que ojalá tenga larga
vida. Resulta insólito y extraño instalar un foro de poetas en plena era de
“liberalismo social.” A pesar de todo, en este tipo de sociedad también viven hombres
de ideales altos, trabajadores y profesionales que son valientes y saben ver
más allá de los pequeños intereses domésticos y personales: los artistas,
músicos, actores, pintores y poetas.
En las historias de toda sociedad es claro registrar la influencia de un
pequeño grupo de poetas. Su presencia en la creación de imágenes, palabras,
usos de lenguaje, de una actitud crítica vivaz, en la información de conceptos.
La literatura es forma de conocimiento, quizá de las más efectivas porque no solo
involucra conceptualización sino sensibilidad y visión estética. En nuestra
sociedad de Chihuahua viven algunos poetas y sería fácil detectar su
influencia, a pesar de que el número de los lectores en el mundo parece disminuir
ante la omnipresencia de los medios electrónicos.
La presencia de los poetas en la ciudad de Chihuahua está en sus textos
publicados en revistas literarias, en canciones de Eskirla y otros grupos de
rock. En conciertos de Juan Daniel Vargas y Arcelia Paz. Antes, los periódicos
locales también publicaron poemas, pero la literatura quedó expulsada de sus
páginas desde hace varios años. Según los dueños y directores, la poesía “no
vende”, no produce ganancia ni contratos de publicidad, además a nadie le
interesa. Están convencidos de que el lector chihuahuense solo quiere leer
notas policíacas, entre más sangrientas mejor. Historias de la corrupción de
algún político o narcotraficante que haya caído de la gracia del régimen. Insulsos
relatos de sociales, bodas, bautizos, despedidas de soltera, inauguraciones de
locales comerciales. Chismes del último acostón de los reyes de Inglaterra o
los duques de Mónaco. Opiniones de las estrellas de televisión Argumentos de telenovela,
que siempre serán iguales a las ochocientas anteriores, y que los periódicos copiaron
del último número de Teleguía.
Jamás se les ocurre a los dueños de la industria periodística que el
lector medio sí podría interesarse por leer textos poéticos, cuya efectividad
está en ser distintos y bien escritos, en medio de tantos tantos anuncios de
comercio que, por cierto, la prensa local presenta con diseños deformes, pésima
redacción y, frecuentemente, con mala ortografía. En Chihuahua sí se lee
poesía. La prueba más evidente es la presencia constante de revistas literarias
que hallan espacio y lectores.
Al periodismo industrial le resulta incómodo publicar textos de
ciudadanos bien informados y con una postura crítica ante la sociedad, como es
el caso de los escritores de la ciudad de Chihuahua. Esos textos podrían
incomodar a los anunciantes, sobre todo al cliente más deseado por todos los
medios: el gobierno, que es el que más gasta en espacios de publicidad. En ciertas
épocas, como por ejemplo en periodos electorales, esa forma de censura se
vuelve más agresiva. Es sintomático que el suplemento ProLogos, después de tres años de trabajo excelente, que no le
costaba ni un peso a la empresa, fue despedido para siempre del periódico Novedades de Chihuahua, a principios de
1988, año de elecciones.
Los espacios literarios que existieron en los periódicos, fueron
cancelados: Cosecha, Signo sobre signo,
Letras al margen y Espejismos en el Heraldo. Tragaluz, Aura y ProLogos en Novedades. La página cultural que
editaba Rubén Alvarado en El Norte. El Diario de Chihuahua, por su parte, ha
rechazado todos los proyectos que han sido presentados por diversos editores
culturales a los sucesivos directores que ha tenido desde que se fundó en esta
ciudad en 1985. Vanguardia saca los
domingos un suplemento de anodino diseño y con textos de refritos revueltos con
recetas de cocina y dos o tres autores chihuahuenses que han sido invitados a
colaborar. Pero ese semanario no se edita en Chihuahua sino en un periódico de
la cadena Vanguardia en Saltillo,
Coahuila; no publica poetas locales ni trata asuntos de interés regional.
Lo cierto es que a los periódicos locales, a todos, la calidad de la
escritura les importa un comino; el mismo aspecto periodístico, informativo,
parece no interesarles con tal de que su oficina de publicidad esté bien puesta
y sus costos de producción se reduzcan.
En cambio las revistas culturales publican poemas en espacios privilegiados,
respetuosos y bien editados. Hay algunas que ya no circulan, desaparecieron por
diversas causas, casi siempre por falta de recursos económicos; en su época
fueron importantes lugares de trabajo y formación literaria para los poetas que
hoy siguen su oficio.
Fueron las revistas Palabras sin
arrugas, Media hora, Cartelera, Chihuahua me vuelve loco, el periódico de
poesía Pie alado y el semanario La calle.
Las revistas literarias que siguen saliendo son: Azar, Cuadernos del norte, Finisterre, Synthesis, Letras y algo más, Primer
tiempo y Metamorfosis.
Los problemas de esas publicaciones son administrativos. No consiguen
consolidarse como empresas en el aspecto económico y enfrentan dificultades de
circulación para vencer la inercia de un mercado local, saturado de revistas
que se producen en la ciudad de México producidas a todo color, en papel caro y
fino y a mejores precios. Se ofrecen en las librerías montones de Vanidades, Contenido, Proceso, Eres, Teleguía,
Cosmopólitan; incluso hay mercado chihuahuense para revistas norteamericanas
en inglés y para revistas españolas.
Pareciera que las revistas literarias quedan reducidas a un pequeño
círculo de lectores, los que frecuentan los ambientes culturales. Poemas que solo
encuentran como lectores a otros poetas. Sin embargo cada vez se ven más ese
tipo de revistas en otros ámbitos, otros lugares, otros sectores de la sociedad
y su circulación ha ido aumentando, aunque no logran rebasar los modestos
tirajes de quinientos a mil ejemplares, y su inconstante periodicidad
bimensual, semestral y hasta anual en algunos casos. Por otro lado son pocos los autores que han logrado la publicación
de un libro de sus poemas. A veces porque la obra de esos poetas no ha logrado
consolidarse, alcanzar la unidad y la extensión necesaria que requiere un libro
de poesía. Pero, en la mayoría de los casos, la razón es que no hay editoriales
locales o cercanas que publiquen libros de poesía.
La editorial Praxis-Dosfilos, de
Zacatecas, ha publicado cuadernos de poemas a varios autores chihuahuenses y
aquí el gobierno del estado ha producido dos volúmenes del género. Pero la
distribución de esos textos es casi nula.
También recientemente se han ido formando talleres literarios, que han
resultado importantes para los oficios de la escritura: el taller del INBA que
coordina Mario Arras; el taller de poesía de Enrique Servín en la Quinta
Gameros; el taller de literatura del Tecnológico de Monterrey que coordina
Micaela Solís y el taller del Centro de Educación Artística, Cedart, a cargo de
Guadalupe Guerrero. Sería deseable que cada taller pudiera generar su propia
publicación y además que hubiera más talleres, ¿por qué no?, ya que estos cuatro
han funcionado.
Por ahora parece que la presencia más importante de textos de poesía
sigue estando en las revistas. Estas son un producto colectivo que no generan salarios;
no deja de ser extraño e impresionante que un grupo tan extenso de personas insista
en seguir trabajando gratis en un oficio que es tan importante para ellos como
lo es para la sociedad. Y no se trata de pocas personas. Si enlistamos a
quienes publican, podríamos levantar de memoria una lista con casi cuarenta
poetas de la ciudad de Chihuahua: Enrique Servín, Alfredo Jacob, Guadalupe
Guerrero, Alfredo Espinosa, Enrique Cortazar, Lourdes Carrillo, Rodolfo Borja, Margarita
Muñoz, Rubén Mejía, Luis Nava Moreno, Óscar Robles Cereceres, Ana Belinda Ames
Russek, Gabriel Borunda, Gaspar Gumaro Orozco Moreno, Ernesto Visconti, Héctor Contreras
López, Guadalupe Salas, Juan Daniel Vargas Frescas, Margarita Etchechury, Hildeberto
Villegas, Guillermo Hernández Orozco, Susana Avitia Ponce de León, Raúl Sánchez
Trillo, Micaela Solís Torres, Silvano Flores, Lilly Blake, Ricardo Seira Feliz,
Manuel Pérez Tejada, Josías Vargas, Bertha Falomir, Héctor Jaramillo López, Leticia
Santiesteban, Arturo Rico Bovio, Sergio Durán, Flor María Vargas, Daniel Torres
Jáquez, Mario Arras Rodríguez, Ramón Antonio Armendáriz, Josefina María
Cendejas, Federico Márquez, Magda Chavira, Rogelio Treviño, Elvia Esparza,
Rafael Cárdenas, Margarita Aguilar, Ricardo Seira Feliz, José María Piñón, Juan Guerrero. Por
supuesto, este censo no es completo, pero sí registra a los más activos. Hay otros
poetas nacidos en esta ciudad, pero no radican ni publican aquí y no enfrentan
la situación descrita, que hoy quiere referirse exclusivamente a los “medios”
de la ciudad de Chihuahua.
Es de esperarse que la presencia de estos poetas, quienes con tanto
profesionalismo enfrentan su oficio, encuentre más espacio en su sociedad:
lectores, editoriales, foros como este, que vayan informando un público amplio
e informado. [Texto leído en el Foro de Poetas, Teatro de Cámara, ciudad
Chihuahua].
En esta nota de 1992 se nombran algunos poetas de ciudad Chihuahua que hasta ese año aparecían.
ResponderEliminar¡Qué tiempos! Un buen artículo panorámico del movimiento literario que se desarrollaba en esos años.
ResponderEliminar¡Qué tiempos! Un buen artículo panorámico del movimiento literario que se desarrollaba en esos años.
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