El teatro de la Carpa Fábregas
Por Jesús Chávez Marín
En sus notas e publicidad no se registran nombres. Como los juglares de
la Edad Media, ellos son anónimos. Viajan por las ciudades de su tierra y llevan
baúles cargados de ilusionismo; ordenan el espacio escénico cada noche, cada
función. Desde las butacas, ellos se ven felices y nos contagian de libertad.
Algunos tienen toda una vida en el teatro de carpa, teatro rodante, teatro
de legua y aman su oficio, aman a la gente de todos los lugares para quienes
trabajan con entrega plena. Para muchas personas ellos y sólo ellos, son el
teatro; buena parte de su público aprendió ahí a ser espectadores, a conocer
ese espejo, ese lago donde la vida tiene la coherencia delate. Platiqué con
varios de los actores para conocer su trayectoria de artistas. Como homenaje a
todos ellos transcribo aquí algunas de esas entrevistas y la lista completa de
sus nombres:
Alfonso Miranda
Connie Castelle
Fausto Centeno
Gabriel Fragoso, apuntador, actor.
Gloria Luz Covarrubias, actriz, cantante.
Héctor M, actor, director.
Javier Olmos, actor, cantante del dueto Los Paisanos junto con:
Julio Martínez, organista, cantor chihuahuense.
Maricarmen Olivares
Marile Illarramend
Ninfa Gay, actriz, cantante, bailarina.
Paquita Loza.
Rafael Franco.
Raúl Olivera, don Prócoro, chihuahuense.
Rodolfo Obregón.
Rosalía Rico, actriz, cantante, La Paloma de Jalisco.
Susy Moreno, cantante, bailarina, empresaria.
Los visité una mañana entera y pude entrar a sus espacios mágicos,
llenos de gitanerías, baúles, vestuario, fantasía. ] En sólo veinticuatro horas
ellos instalan un teatro, un foro con mil recursos escenográficos; en ese mismo
tiempo pueden desarmarlo y se van con u magia siempre a otros lugares, otros
rumbos y destinos. Sólo entrevistamos a quienes esa mañana encontramos en el
ensayo de la obra de ese día, pero sus respuestas nos dan una idea casi
completa de cómo es la vida de todos ellos, los diecisiete actores de la
compañía.
Alfonso Miranda: yo vine p0or primera vez a Chihuahua en 1944m al Salón
Paraíso Chino, entonces tenía veinticuatro años y las muchachas nos despedían
con flores cuando subíamos al tren. Yo era cantante de boleros y de música
ranchera, vestía de charro y la gente decía que yo era el doble de Pedro Infante,
nos parecíamos mucho. Hice varias giras a provincia, con bastante éxito y
estuve ocho años en la ciudad de México, donde trabajé en cine, radio y teatro;
después también en televisión, últimamente en el canal13 y mucho en
fotonovelas, sobre todo en la revista Linda.
En cine he hecho papeles breves, por ejemplo en La Leyenda del rey Rodrigo, con Fanny Cano. Fanny era bellísima, su
piel muy blanca como de leche y sus ojos preciosos y se portaba muy linda con
sus compañeros, mire aquí en esta foto estoy retratado con ella; en esta obra
con Daniela Romo y acá con Manolo Fábregas. Sí, también hice bastante teatro
sedentario, por ejemplo Don Juan Tenorio,
con Fernando Larrañaga, yo en el papel de El Comendador y el Jesús de Nazareth con Rafaela Iturbide,
donde hice de San José.
Gloria Luz Covarrubias. Debuté profesionalmente como cantante a los
catorce años, a mí me gusta más el canto que la actuación. En los lugares a
donde vamos hago temporadas simultáneas en centros nocturnos, cantando. He
hecho radio en la XEBP de Torreón y en cine he doblado algunas actrices cuando
a ellas les toca cantar y no pueden hacerlo, yo fui la voz de Virginia López en
sus películas.
Héctor M. Calixto: la carpa es vehículo para llevar un mensaje de
cultura a todas las personas. Salvo dos años en que fui maestro de ceremonias
de El gato negro en Acapulco, toda mi vida he trabajado en teatro trashumante:
en el Tayita, el Noriega, en Salón México y aquí en el Fábregas. El teatro
tiene muchas facetas y una va ubicándose según la edad. Aquí unos actores se
van, otros llegan. Yo he formado varias generaciones. Hace treinta años conozco
al público de Chihuahua, es la ciudad que he visitado más; los teatreros de
esta ciudad son mis amigos: Saavedra, Hernández Soto, Mario Montoya de Val,
René Ortíz, Varona, Chonchita Mendoza, Lomelí, Mario Humberto Chávez…Hay mucha
comunicación entre la gente de Chihuahua y yo. Nuestro repertorio siempre se
está renovando, pronto vamos a poner una obra de Carlos Ancira. Nuestros
actores son de distintas formaciones, los hay egresados de estudios académicos
y otros que se han hecho en el teatro de la legua. Yo también escribo poemas y soy
autor de cuatro obras de teatro.
Julio Martínez: estudié música aquí en Chihuahua, mi tierra. Mis
maestros fueron el profesor Márquez, el profesor Escobar y el ingeniero Duarte:
piano, canto y solfeo. Empecé en radio, en la XEM y en BW, canté con Tomi Sifuentes
en la orquesta Premier. Luego formé un trío con René Ortiz y Oscar Hernández.
Después me fui a Espectáculos Landeros, en ciudad Madero Tamaulipas. Con Javier
Olmos estoy en el Dueto Los Paisanos desde 1961, hemos grabado tres long-plays, uno de ellos en Discos Bego
en Estados Unidos, a donde Cornelio Reyna nos llevó a grabar.
Paquita Loza: debuté a los quince en el coro de la opereta y Zarzuela de
Guadalajara. Ahí estudié dos años canto y actuación en Bellas Artes y, como
examen, presenté mi primer recital de declamación. En teatro debuté con La Enemiga de Darío Nicodemi, pero mi
primer papel en teatro profesional fue en Dueña
y Señora, con un grupo local de Guadalajara. Mi mamá apoyó mucho mi carrera
pero me exigió un título de comercio por si no la hacía en el teatro. Después
trabajé en Celaya con José Galvez, Pastora Soler, Sara Uach y Varnum. Me he
adaptado a toda clase de teatro, por ejemplo aquí, en teatro de carpa, donde
todo tiene que hacerse algo sobreactuado y elevar el volumen de la voz, para
que todos oigan, porque no hay paredes, no hay acústica; además no podemos
actuar sin apuntador porque montamos una obra diaria. E cambio en un teatro de
Cámara todo es más bordadito, más detallado, y con tres meses de ensayos
previos. Soy feliz, me gusta mi trabajo sobre cualquier otra cosa. Más que
satisfacciones económicas he encontrado satisfacciones personales. Y en esto
pienso seguir mientras Dios me ayude con la salud de mi hermana y la salud mía.
Ella, mi hermana, es mi única familia.
Raúl Olivera, don Prócoro: empecé en 1931, he actuado en todos los
teatros y en todas las carpas de México: Edén, Pierrot, Encanto, Estrella,
Balmis, Rosalva, Teatro Obrero, Noriega, Virginia Fábregas, Mayuca, Tayita,
Casa del Barrillero…Sí, a veces me he metido en líos por esto de decirles en
escena, una vez me metieron a la cárcel en Obregón, Sonora, porque dije que el
presidente municipal no sabía leer ni escribir, duré veinticuatro horas; luego
en aquella huelga grande que hubo en
Cananea, Sonora, monté una escena: Prócoro se va a la huelga y me llamaron
fuerte la atención las autoridades. Pero yo aquí me divierto más que el público.
Tengo en esto más tiempo que Palillo, Resortes o Clavillazo y aún sigo. En
teatro me sé desde la a hasta la zeta.
Rodolfo Obregón: cada día el teatro va cambiando conforme los usos de la
sociedad, de la gente, por ejemplo antes no se decía en escena ninguna
majadería, en cambio ahora se exige mayor naturalidad. El actor se hace a base
de tablas, no de estudios académicos. El teatro es el reflejo de la vida ,ofrece
mensajes, aquí se aprende como en una escuela; uno anda entre sombras y en el
escenario encuentra el reflejo de sí mismo con un ordenamiento del que la
realidad no es capaz. Uno aprende aquí a “arquitectar”
su vida.
En Tequesquitengo Morelos tienen mis padres una finca, cerca de ahí hay
un gran lago y bajo el agua existe una ciudad entera, hundida, con sus cúpulas,
sus casitas y su plaza. Cuando yo era niña me metía a bucear, me gustaba
visitar esa ciudadcita bajo el agua y tocar sus muros, sus campanarios…
Esto nos lo contó la hermosa Rosalía Rico y puede muy bien ser una
oportuna alegoría de lo que es el teatro, el reflejo, la sombra, el espejo, el
aura de la realidad.
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