X. Dios en disputa
Por Jesús Chávez Marín
Con ustedes, respetable público, otra de ficheras. Nomás que ahora en
teatro, presentada por el Grupo 1939. La obra se llama Dios en disputa, escrita y dirigida por Edelberto Galindo.
Como creyeron que venían a presentarse en Tutuaca y no acá en Chihuahua,
porfirista y pontificia capital del estado, donde ya somos casi un millón de
ciudadanos, pues ni siquiera se preocuparon por imprimir programas de mano para
conocer los nombres de los actores ni de los personajes.
Así que, para efectos de esta reseña a Ella le llamaremos Paty. Su hijo
la sorprendió en el lecho con un cliente perdulario, ejerciendo su oficio. Y
claro, el jovencito se traumó. Fue entonces que los Testigos de Jehová lo
“convirtieron”, lo pusieron a vender La
Atalaya de casa en casa y lo convencieron de que pasara a pertenecer a la
Hermandad de los Santos de los Últimos Tiempos, en vista de que el Armagedón
aquí ya nos anda pisando los talones. Pero también su cuate del alma quería
convertirlo en agua para su molino y hasta un padrecito de Juárez trató de
regresarlo otra vez al redil de las ovejas reprimidas.
Esta mezcla de pasiones e ideologías hicieron polvo la identidad del
muchacho, quien se pasa toda la obra con su cara de mártir, papelón
perfectamente aprendido con Isela Vega en la película La India.
Yo muy a tiempo se los dije hace 15 años: tanto cine lopezportillista
les iba a hacer daño. Pero no me hicieron caso y siguieron documentando sus
ficciones en esas películas cuyas divas son Sasha Montenegro de López y Pedro
Guever Chatanuga.
Y aquí están los resultados: un montón de putas y borrachines bailando a
ritmo de música norteña; un jotito de a peso con cola de caballo: la voz de la
conciencia colectiva; un autor y un grupo de teatro bautizados con la fecha en
que se fundó el Partido Acción Nacional.
Edelberto Galindo, neodramaturgo posfronterizo que el año pasado logró
un mediano éxito con su obra El Zurdo,
donde sube a escena a los cholos de Juaritos, ahora nos presenta su Dios en disputa donde se las arregla
para emplastar todos los tópicos aprendidos en los churros del cine mexicano de
los ochenta, enriqueciéndolos con el lenguaje de la frontera más bonita.
Agosto 1991
IX. Nota de omisión
El autor de estas notas declara su negligencia al no asistir a dos
funciones, cuando se presentaron el La Muestra: Los justos y Las preciosas ridículas. Pero, entonces, sigue
anotando el declarante, inició profundas investigaciones para cubrir sus
lagunas de información, utilizando para ello sus proverbiales habilidades de
reportero y las bondades del chisme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario