Se fue
derechito al cielo
Por
Jesús Chávez Marín
Domingo 12
agosto 1990. El domingo 22 de julio pasado se nos fue derechito al cielo el novelista
Manuel Puig. Con él se apaga uno de los puntos de vista de más delicada poesía
que se ha expresado en la narrativa latinoamericana de nuestro siglo, una de
las prosas más originales y de sabrosa lectura.
Con
cada hombre muere una visión del mundo. La de Puig era una cosmogonía intimista
y cotidiana, de una dulzura y humanismo que había alcanzado su más alto nivel
técnico.
Manuel
murió prematuramente, en su mejor momento profesional como escritor. Y en pleno
éxito. Desde su primera novela, La traición
de Rita Hayworth (1968), hasta su reciente ingreso a la dramaturgia, fue
formando un núcleo de lectores cada día más numerosos y fieles.
El
recurso de retomar textos cliché y recrearlos literariamente fue afortunado y
creó una zaga de discípulos y de imitadores. Recrea el boletín en Boquitas pintadas (1969), la novela
policiaca en The Buenos Aires affair (1973), los
relatos cinematográficos en El beso de la
mujer araña (1976), la ciencia ficción en Pubis angelical (1979), el diario íntimo y el diálogo cotidiano en Maldición eterna a quién lea estas páginas (1980).
Manuel
Puig fue ciudadano del mundo. Estableció su residencia en la tierra, en
ciudades como Buenos Aires, Roma, Nueva York, Río de Janeiro. Finalmente se
compró una casa en Cuernavaca, México, donde murió a causa de un problema post operatorio
de vesícula.
12
agosto 1990
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