¿Es usted un(a) buen(a) promotor(a) cultural?
Por Jesús Chávez Marín
La presente encuesta es para servicio de aquellas personas que alguna
vez en su vida publicaron por lo menos un poema, reseña, foto o minicuento en
algún periódico o revista y, desde entonces, el destino los arrastró hacia una
vorágine de conferencias, videoclubes y demás eventos a los que se ha dado en
llamar “actos culturales”.
También para quienes estudiaron por lo menos un semestre en cualquier
escuela de filosofía, letras, ciencias
de la comunicación, bellas artes o
fueron cruelmente desgarrados en un taller literario y lograron rescatar
fragmentos importantes de su propia identidad.
Y por último, el test será
útil también a los empleados de gobierno que por azares de su mala suerte
fueron instalados durante un sexenio completo en una vaga oficina o sótano
donde se manejen los así llamados asuntos culturales y/o artísticos, mientras
esperan, angustiados o no, mejores horizontes burocráticos.
Está por demás indicar que este formulario deberá llenarse en silencio,
en lo más secreto de nuestro corazón y durante horas en las que nadie vaya a
sorprendernos marcando una equis en el inciso que corresponda:
1. ¿Cuál de estas situaciones lo
orillaron a volverse culto?
a). Es actualmente asesor cultural
o jefe de sección en algún teatro,
museo, archivo histórico, subcomité de identidad fronteriza o biblioteca de
gobierno
b). Su sindicato lo nombró profesor
comisionado en algún proyecto de historia regional o lo mandó de encargado de asuntos que solo usted
entiende en lo profundo de su yo interno, ya sea por servicios prestados a El
Partido o para quitarse broncas con el pequeño grupo al que usted pertenece
(si, pequeño pero ruidoso).
c). Es actualmente amigo(a) de algún(a) escritor(a) famoso(a).
2. ¿Cuál de estas expresiones es
habitual en el léxico de su habla cotidiana?
a). “A este proyecto le estoy
echando todos los kilos.”
b). “No, maestro, tú como poeta sabes muy bien que…”
c). “Ese tipo es un nefasto y seguramente ya me grilló allá arriba.”
3. ¿Cuál es su percepción sobre
los “hacedores de la cultura” de su ciudad?
a). Ya ve historiadores, pintores y poetas hasta en lo más recóndito de
los archiveros.
b). Piensa que a Chihuahua todavía le faltan siglos para tener
verdaderos intelectuales, pero de todos modos hay que ir haciéndole la lucha
c). En cuanto ve una firma se siente segurísimo(a) de que todo mundo
tiene ansias de notoriedad (menos usted, claro).
4. ¿Qué hace usted los viernes en
la noche?
a). Es invitado a una cena de petit
comité en casa de un funcionario que en estos días/semanas/meses está en el
candelero.
b). Asiste reglamentariamente a un coctel o vino de honor de los que
organizan en la Quinta Gameros, en el Teatro de los Héroes, en el Centro
Cultural Chihuahua, en el Salón Rojo o ya de perdida en la Sala de Cabildos o
en el Museo villista de la Quinta Luz.
c) Se reúne en la vivienda de algún(a) amigo(a) para comentar los
últimos chismes del ambiente artístico (que muchos resentidos llaman
“farándula”) y se queja amargamente mínimo media hora.
5. ¿Cuáles son los moldes más
notorios de su manera de vestir?
a). Traje sastre, zapatos de piel blandita, perfume francés (de
imitación, comprado en el Pasito) y corte de pelo posmoderno.
b). Trajes de dos piezas, 30% algodón, 70% polyester, colores gris o
cafecito o azul cielo, con estilo entre militar y oficinesco y de manga corta
en verano.
c). Sigue usted insistiendo en el vestuario regionalista, de folclor
norteño, indígena o gitano, con base de algodón, mezclilla y accesorios de tipo
rebozos, bufandas, pañoletas y muchísimas pulseras y collares de fierro.
Evaluación:
Las respuestas marcadas en “A” valen 10 puntos.
Las “B” tienen 5 puntos.
Las “C” alcanzan 1.4 puntos (de consolación)
Resultados:
1. De 40 a 50 puntos: se encuentra usted entre los dinámicos finalistas
para director de algún instituto cultísimo, pero cuídese de los golpes bajos,
de los pisotones por debajo de la mesa y de los periodicazos (vivir en el
presupuesto es vivir en el terror).
2. De 25 a 40 puntos: apresúrese a juntar firmas porque, si no, a lo
mejor lo dejan fuera.
3. De 5 a 18 puntos: resígnese a seguir siendo un(a) incomprendido(a).
Febrero 1991
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