Tendremos quinto centenario
Por Jesús Chávez Marín
El 20 de mayo, en el salón Rojo del palacio de gobierno, hubo una
ceremonia solemne aunque ágil. Fue presidida por el gobernador Fernando Baeza y
por el embajador de España en México: se trataba del inicio oficial de los
festejos en Chihuahua del quinto centenario del descubrimiento de América, “el
encuentro de dos mundos.”
Los discursos fueron breves y elegantes. Se dio a conocer la junta de notables
que coordinarán los festejos, entre ellos Enrique Pallares, Mario Arras, la nena
Orozco. Luz Ernestina Fierro, quien –con un discurso en el que se las arregló
para incluir citas de Ortega y Gasset y de Rilke– aceptó tan honroso encargo a
nombre de los demás comisionados.
Todas las sillas del salón fueron ocupadas, lleno total, ante el rating que gozan los recuerdos de las
aventuras de Colón y sus feroces marineros que nos vinieron a descubrir,
navegando los negros mares de su imaginación en las tres carabelas la Niña, la Pinta
y la Santa María.
Por eso aquí estamos todos a pleno mediodía de un lunes: pintores que se
vinieron “en mangas de camisa” directito del caballete; historiadores que se
sienten la reencarnación misma de don Panchito R. Almada y escriben igual de
aburrido que él; notarios que hace veinte años se creían muy cultos y a quienes
hoy solo les interesa seguir cobrando muy cara la firma que estampan en la escrituración
obligatoria de bienes inmuebles.
De aquel lado están Eva Lucrecia Herrera y su comadre Isla Campbell,
ambas
mascando chicle con nerviosismo. Más atrasito se acomoda Enrique Peña Moyrón,
quien estrenó especialmente para la ocasión camisa deportiva azul cielo talla
44. En fin, un montón de personajes típicos y previsibles que aparecen en este
tipo de actos culturales, tan merecedores de reseñitas, que de repente empiezan
también a sentirse ingeniosos nada más porque son capaces de redactar este tipo
de cuadros costumbristas.
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