Apéndice uno: Aquelarre de teatristas
Por Jesús Chávez Marín
El jueves 28 de agosto se reunieron otra vez los teatristas para trazar
los destinos de la escena chihuahuense. En el presídium estaban Erives, Luis
David y Urías.
Luis David leyó el acta de la asamblea anterior: ¡30 cuartillas!; Erives
declamó en voz alta las 200 cartas que se recibieron en octubre y las
respuestas con las que esa H. Asociación alimentó los archivos de 40
instituciones oficiales.
Urías la hizo mucho de cuento 45 minutos antes de anunciar que la
elegida por el jurado de la Muestra Estatal era esa comedia chafa de ficheras
llamada Dios en disputa y, les dio
ahí mismo 300 consejos a los teatristas para que mejoraran su arte y se
pusieran de inmediato a la vanguardia de sí mismos.
Cuando el actor Rodarte quiso interrumpir tan tremendos rollos, Luis
Urías lloró y quiso largarse de inmediato, se levantó de su silla y encaminó
sus sonoros pasos hacia la salida.
Pero como los teatreros son sentimentales le dieron shampoo de cariño y lo convencieron de que se devolviera al frente
y siguiera engalanando el honorable presídium.
No asistieron los adolescentes mutantes tortugas ninja, pero su gran
jefe Splinter Acosta mandó un propio
“para ver quienes estaban.” Era el famoso muchacho conocido como El Hacedor de
Morcilla, quien llegó, vio y se fue pero en caliente.
La sesión terminó cinco horas después, luego de una moción de Hernández
Soto quien preguntaba que qué onda con las cuotas. Ese asunto no se pudo tratar
porque no vino la tesorera. A ver si para la otra.
Agosto 1991
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