Happy
ending
Araceli
Loya y Jesús Chávez Marín
―El
novio de Bárbara era ya todo un señor de 25 años y ella apenas iba en la prepa,
pero estaba enamoradísima y se esforzaba por complacerlo en todo, menos en eso
que estás pensando.
―¿Y por
qué?, ya no son tiempos de ser tan apretada, qué tonta.
―Su
mamá le había dicho un montón de patrañas para asustarla. Que se guardara
porque los hombres las prefieren selladitas, ¿tú crees? qué imbécil, que si
quedaba embarazada arruinaría su vida; bueno eso sí, a los 17 está canijo
meterse en esa bronca.
―¿Y el
novio estaba de acuerdo?
―Claro
que no, cómo crees. Se mantenía haciéndole la lucha, pero la niña no era nada
pendeja y a pesar de ser tan chica tenía mucha personalidad.
―¿Y qué
pasó?
―Lo de
siempre, él se dejaba querer y vaya que la muchachita era casi su esclava para
no perderlo, pero también se consiguió de amante a una vecina del edificio, que
era viuda.
―Y no
me digas: ella lo descubrió.
―No,
pero eso ya no importa. La canija se enamoró de otro que tocaba en el grupo de
rock donde ella era la cantante, ese sí de su edad, y ya no hallaba qué hacer,
cómo decirle a su novio que ya se fuera a freír espárragos.
―No
creo que le preocupara, él ya tenía su rorra que le daba, que se las, eso.
―Pues
sí, la verdad es que este relato nos salió con final feliz, ya era hora, nos la
pasamos escribiendo puras amarguras. Final feliz, y para los cuatro.
Agosto
2014
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