11. Adiós, hija querida
Por JChM
Me parece que esa noche don José había salido de
viaje, así que no se enteró hasta tres días después.
Su señora andaba asustadísima por lo que pasó y sobre todo de imaginar la
manera cómo reaccionaría él cuando supiera. Le tenía pánico.
Cuando la hija regresó a la mañana siguiente toda llorosa, apenadísima pero con
una carita de decisión tomada y de cierta íntima felicidad, ella, su propia
madre, no había tenido el valor de apoyarla con el cariño ni tampoco de
regañarla. Ya para qué.
En silencio la vio sacar tímidamente alguna ropa, aceptó inmóvil el beso en la
mejilla y se quedó muy quieta viéndola salir muy quedito.
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