jueves, 13 de agosto de 2020

JChM. Daniel afortunado




Foto Jessica Aguirre Porras
Daniel afortunado

 
Por Jesús Chávez Marín


Salimos al valle y se vio Aldama.
Allá fuimos. Como por arte de magia
y buena suerte apareció por el lado del sol
una casa. La de un hombre de muchos
talentos. Oficios. Viajes. Canciones. Trabajo.
        
Le pregunté: ¿cómo te llamas? Me dijo:
Daniel Afortunado. Y luego se fue,
entró en alguna de las 15 habitaciones de su 

casa.
También como milagro apareció una mujer. Su

mujer.


Al instante supe el porqué de tan exacto 

apellido: afortunado.
Así que no era solamente la abundancia de los 

bienes.
Fierro. Oro. Tierras. Fuentes. Herramienta.
Sino, sobre todo, aquella mujer la suya.
El verdadero milagro de este pueblo.


Ella caminaba como su naturaleza: la de una 

joven hermosa pantera.
Trabaja hombro con hombro con su esposo. 

No paran.
Su amistad es la acción constante, el regalo de 

sus enteras vidas.


Viajarán los dos, habrán viajado. Viajan
por ciudades de su caudaloso torrencial 

corazón.
Daniel. Socorro. El doble milagro de la 

biología. Y el amor.

Enero 2013

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