Exposición de fotografía, Premio Chihuahua 2000
Por Jesús Chávez Marín
En los años setentas un grupo de jóvenes artistas fundaron en Chihuahua una perspectiva nueva para la fotografía. En una ciudad donde antes solo había las fotos de recuerdo, las tomas turísticas del paisaje, los retratos de novios y quinceañeras, ellos empezaron a buscar ángulos nuevos, la energía expresiva del rostro humano, las texturas de los objetos, los elementos simbólicos en la contemplación de la naturaleza, el juego de la luz en la gama de los grises. También iniciaron la experimentación de los efectos en el revelado y en los filtros, en el papel de la impresión y en los formatos y en el ritmo de la toma y los enfoques.
Entre aquellos jóvenes andaban algunos que hasta hoy siguen realizando su obra fotográfica y otros que ya se retiraron hacia otras actividades; de memoria y como ejemplo quiero mencionar tres nombres: Elías Holguín, Nacho Guerrero y Luis Urías. Ellos fueron iniciadores de una tradición en Chihuahua, la fotografía de arte, en la cual se han formado excelentes artistas, como los que esta noche presentan su obra.
Resulta notable la reunión de autores que integran esta exposición, fotógrafos de varias generaciones y cuyos intereses estéticos son diversos. David Lauer, iniciador de esta idea de exponer la obra de quienes cada año participan en el Premio Chihuahua de Artes Visuales, presenta en esta primera muestra su serie ganadora del premio en su edición 2000. En sus fotos los colores del fuego transforman los elementos de la tierra, el manejo de la luz es impresionista, de tal manera que en la composición se imprime una expresividad sorprendente en espacios muy abiertos.
En cambio Nacho Guerrero, retratista excepcional, se concentra en la expresión corporal y en la fuerza dramática de los gestos de los personajes, pájaros humanos donde el vuelo de las pasiones se sostiene con alas de juguete.
Gerard Tournebize expone dos fotos con personajes de las calles de Chihuahua, que dotan energía vital al paisaje urbano.
Tere Cuevas presenta un tríptico de composiciones a las que titula alter ego, figuras humanas alteradas por simbolismos: el frío de la muerte y la lumbre de las pasiones.
Gisela Carrillo, Alejandra Ojeda y Felipe Carrillo nos ofrecen bellísimos paisajes de la nieve, la sierra, la cascada y, en el caso de Felipe, las figuras altivas de personajes tarahumaras.
Rocío Padilla y Arturo Rodríguez Torija, en cambio, renuncian a la naturalidad de la toma y buscan formas alteradas de expresividad.
Al escribir estas notas no tuve oportunidad de ver lo que exponen aquí Margarita Chacón, Luly Guerrero y Margarita Sofía, pero no quise dejar de mencionar su presencia y saludarlas.
En esta exposición colectiva en la Quinta Gameros podremos ver las nuevas técnicas y formas, también ser testigos de la magnífica evolución que ha tenido el arte fotográfico en Chihuahua.
Marzo de 2001
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