Pastorcita de la paz
Por Fernando Suárez Estrada.
Los líderes de la Tierra
recibieron el abrazo de Año Nuevo que una Pastorcita, desde las Cuevas de los
Portales, dirigió a los corazones del mundo.
Y el milagro se dio: Las
fantasías de aquella criatura se hicieron realidad. 2025 se convirtió, desde su
primer segundo, en el año del amor y la armonía. Todos los seres humanos se
deshicieron de las armas y las drogas, y cantaron con amor a los dioses y a su
luz civilizada.
―¡Adiós odio, armas y drogas! ―serenatearon
niñas, niños, jóvenes, nubes, nieve, lluvia, rayos, centellas, el sol y una
luna.
La Pastorcita besó las
frentes de padres, hermanos y amiguitos, incluyendo las de su parentela y las
de los desconocidos, besó las plumas de nieve, los arenales, las montañas,
cerros y ríos, los alamitos, pinos y rosales, manzanos, maizales, nueces y
frijoles. Besó las calles, los cachetes de la luna, las estrellas, los labios
del volcán Picacho. ¡A los dinosaurios voladores Quetzalcoatlus!, fósiles de
nuestra región, las faldas de la Laguna de Bustillos. A osos, venados, búfalos,
toros, vacas, cochinos, ovejas, burros, mulas, caballos, coyotes, lobos,
zorrillos, perritos, perros, gatos, ratones, víboras, palomas, golondrinas,
pavorreales, grullas, cuervos, pajarillos, patos, cisnes, hormigas, gusanitos, luciérnagas,
grillos, abejas y, sobre todo, besó las frentes de muchos niños y jóvenes que
eran orillados a perder la sonrisa, su mirada y la ilusión de vivir, debido a
los narcos que asfixiaban y esclavizaban a seres buenos, destruyendo a sus
propios hijos y familias.
Las redes sociales y la
inteligencia artificial temblaron de emoción. Las cuevas, granjas, escuelas,
iglesias, ateos, cines, televisoras, radio, prensa y literatura sacudieron las
conciencias y proyectaron a la Pastorcita del mundo como el pedacito de Dios de
la humanidad, nacida ella un día primero de enero de 2025.
Y entonces un beso de
virgencita y aleluyas de amor e ilusiones ‒cantadas en múltiples lenguas‒ se posaron en los oídos de los pobladores de
México, del planeta Tierra y del Universo.
Fernando Suárez Estrada hizo
la licenciatura en periodismo en Escuela de Carlos Septién García, se tituló
con su tesis El espacio ambiente nos informa, y la licenciatura en
derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chihuahua con
su tesis Consideraciones generales en torno al derecho a la información.
Es autor de las siguientes obras publicadas: Cuentos tarahumaras (1975),
en la revista Comunidad, editada por la Universidad Iberoamericana,
y los libros Jesusita y otros relatos (2001), Caminos
del villismo, de la hacienda de bustillos a la epopeya” (2005), Milagro
en los alamitos, novela histórica sobre el nacimiento de Cuauhtémoc, Chihuahua (2012)
e Identidad cuauhtemense. También es coautor del libro
colectivo De San Antonio a Cuauhtémoc, herencia de grandeza”.