lunes, 26 de noviembre de 2012

cíbola


En la foto Jorge Humberto Chávez
Presentación del libro Cíbola cinco poetas del norte

Por Jesús Chávez Marín

Hay dos formas de emprender la lectura de este libro de cinco escritores de Chihuahua. La primera es considerar su texto como una revista, una colección de autores que presentan una muestra de su trabajo poético, sin que los editores hayan tenido intención de realizar un libro con unidad reconocible: temática, generacional, estilística o temporal. Esta revista solo se atiene, desde su título, al nexo regional: cinco poetas del norte.

Otra forma de lectura sería considerar al texto como la reunión de cinco poemarios, cinco breves libros, uno por cada autor. Cada uno tiene su propio título:

Bar Papillón, de Jorge Humberto Chávez.
Desasosiegos, de Alfredo Espinosa.
Calypso, de Gabriela Borunda.
Mujeres de la brisa, de José Joaquín Cosío.
Luz de ámbar, de Rogelio Treviño.

Esa última concepción editorial sería algo forzada, ya que cada uno de los cinco autores presentó en realidad una muestra de su producción, a veces de distintas épocas. Unos presentaron fragmentos de su obra ya publicada en otros libros suyos, aunque con el intento de que su selección tuviera alguna tenue unidad.

En un mundo menos absurdo, en una sociedad más inteligente, cada uno de estos poetas debería ser invitado, por parte de la editorial de la UNAM a publicar sus libros completos y no solo este tipo de malabarismos editoriales propios de nuestra crisis eterna y del desalmado intento de convertirnos el mundo en un supermercado global donde solo se produzcan mercancías efímeras de venta rápida y consumo inmediato. Por desgracia en este mundo del mercado global, tan ilusorio como cualquiera otro, las editoriales publican escasa poesía. Demasiado poca en relación a la que se produce.

En estas circunstancias, es grato este reencuentro de lectores chihuahuenses con cinco de sus poetas.
        
En orden alfabético, en el libro aparecen al inicio los textos de Jorge Humberto Chávez, poeta de ciudad Juárez, quien ha sido maestro de las recientes generaciones de escritores de su región en el muy famoso taller del INBA, además de líder inquieto y aguerrido en defensa de los intereses de la literatura.

En los textos que presenta en este libro colectivo se notan dos brillantes cualidades: primero la sonoridad de sus poemas, forjados con ritmo y armonía. Y, segundo, el despliegue de sus imágenes, que con serenidad y sencillez componen un paisaje íntimo de amplia riqueza, en un vaso, en la presencia de una cantinera guapa, en el carácter gracioso de tres jóvenes mujeres instaladas plenamente en los años noventa, en su libertad y su gusto por la vida.

El segundo libro es el de Alfredo Espinosa, escritor laborioso: novelista, ensayista, articulista ciclónico pero antes que nada poeta de sólida templanza intelectual y de sensibilidad certera, luminosa y oscura, pasional y atormentada.

Aunque la selección de sus textos pertenece a varios libros suyos, ya publicados, hay una idea de estructura en este poemario. Se trata del encuentro amoroso de un hombre maduro con una mujer joven, o con varias de ellas en escenas distintas.

El primer personaje tiene una vida aparte, que aparece como tatuada a su cuerpo con las señales de la edad: los hijos, otras mujeres del pasado y la de su presente cotidiano, los ideales descoloridos por el tiempo y por la frustración.

En contraste, el segundo personaje es construido con los colores, olores y sonidos de la belleza, de la gracia de la juventud. Es otro ideal, pero este es sensual, reconocible, exacto en la acción amorosa. Este extrañamiento es una ventana a donde el primer personaje se asoma con deleite pero sin ideas del futuro. Es un presente único y efímero, añorado desde el momento de su transcurso y también desde el propio pasado.

También estos textos están construidos con una gran belleza sonora. El ritmo de los versos es armónico en el ambiente y la atmósfera de las historias.

El tercer libro es de Gabriela Borunda, la más joven y la única autora mujer incluida en este libro. Lectora de tiempo completo, la madurez de esta escritora es notable. En la irregular historia de nuestra literatura, Gabriela Borunda es un personaje excepcional: por la seriedad profesional con que asumió el oficio de escritura desde el principio de su producción y la rápida evolución y mejoramiento constante de su trabajo poético.

En la fulgurante composición de los poemas que presenta en esta muestra abundan los referentes a varias mitologías de nuestra herencia universal, que en sus textos adquieren una actualidad sorprendente al mezclarse con trazos de una intimidad personal de gran verosimilitud.

En esa intimidad personal está la aventura de las mujeres de la época, expresada con ternura y violencia, fuerza y desgarramiento, con libertad y con los restos de la carga que un destino colectivo insensato y cruel impuso durante siglos a la mitad exacta de la humanidad.

El siguiente libro es de José Joaquín Cosío. Es una colección de textos donde los personajes son mujeres: las amadas, las hermanas, las que pasan por la calle. El lirismo de Cosío incluye también, en uno de los textos, el sabor de la tragedia.

El quinto libro es de Rogelio Treviño, nuestro clásico contemporáneo más reconocible. La sólida construcción de su escritura, casi de mármol o de sinfonía, es la escencia de sus textos en este libro.

Esta reunión de poetas, este libro, es sin duda y a pesar de todo, uno de los mejores momentos literarios del año en la ciudad de Chihuahua.

Chávez, Jorge Humberto y otros: Cíbola cinco poetas del norte. Editorial UNAM. México, 1999

Diciembre 1999

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