martes, 28 de junio de 2011

baudilio caraveo

En la foto Gabriela Rascón Licano, JChM y Víctor Ele Ruiz

Baudilio Caraveo: un escritor en la guerra

Por Jesús Chávez Marín

A principios de 1994 el editor Martín Reyes me encargó uno de los trabajos más fascinantes que he realizado: ser el corrector de estilo de las memorias de Baudilio B. Caraveo Estrada, quien fue mayor del ejército revolucionario que inició el siglo XX mexicano transformando todas las estructuras sociales y políticas de nuestro país.
Guadalupe Caraveo Castro, hija del autor, se había propuesto publicar el libro por dos razones; la fuerza del cariño a su padre era una de ellas, pero además sabía que aquellas escrituras eran un material valioso para la historia y para la literatura.
Guadalupe se dio a la tarea de leer una vez más, con toda atención, los doce cuadernos que su padre había escrito a renglón seguido de 1958 a 1960; revisó con atención científica el legajo de documentos, fotografías y testimonios que él había reunido durante su agitada vida de guerrero y pensador; mecanografió con todo respeto y cuidado aquel libro complejo y de clara redacción; consultó a varios especialistas, entre ellos el famoso historiador Jesús Vargas.
Con el entusiasmo y la energía de sus navegaciones intelectuales, Vargas examinó el original mecanográfico que le entregó la licenciada Caraveo Castro y vio que aquella obra era importante para la historiografía de la revolución mexicana, pues cubría vacíos de información de la participación de los habitantes de una extensa zona de la Sierra de Chihuahua, que fue uno de los orígenes de aquel movimiento armado. Luego entre ellos dos hallaron en Martín Reyes al editor correcto para los trabajos de la publicación.
En aquel tiempo mi hermana Carmen y yo trabajábamos en Doble Hélice, la editorial de Martín Reyes. Ella digitalizó el texto y a mí me tocó la corrección técnica.
Durante cinco meses trabajé todas las tardes en la prosa inteligente y atractiva de Baudilio Caraveo. Recorrí en sus páginas las rutas de su odisea, desde las extensas zonas de la preciosa tierra de sus padres, a caballo, hasta muchas de las zonas de la guerra y de la política en los trenes militares de la acción revolucionaria. A veces la escritura tiene más realidad que la vida misma, cuando las historias están tan bien escritas como las que escribe Baudillo Caraveo.
En su libro el paisaje es dibujado con maestría, Baudilio tiene la sensibilidad de un poeta cuando habla de árboles y ríos, montañas y abismos; el olor de las cocinas en los hogares amenazados por la violencia de la guerra despertaban en su escritura una ternura especial que solo un artista de las palabras, como Baudilio, sabe expresar. La belleza de las mujeres, el honor de los hombres valientes y la nobleza de campesinos y mineros matizan el estudio elegante de este panorama narrativo.
Caraveo era un militar culto. Desde niño frecuentó libros y periódicos; en el lenguaje sencillo y castizo de los serranos halló historias y canciones que forjaron su estilo de pensador y de poeta. Fue lector de Daniel Cabrera, Filomeno Mata, Juan Sarabia, Ricardo y Enrique Flores Magón, cuyas letras fueron semillas de rebeldía e ideales de justicia.
En sus Memorias, Baudilio cuenta con toda naturalidad que dejó su posición cómoda de estanciero para luchar por sus ideales. Había demasiadas injusticias en el mundo y se necesitaban hombres como él para remediarlas. Todas las épocas necesitan hombres así. Él y sus hermanos y hermanas pusieron en prenda sus propias vidas para buscar una sociedad mejor.
La peripecia del libro se inicia en 1909, en el distrito Rayón de Chihuahua. Baudillo y varios de sus amigos fundan en Moris uno de los innumerables clubes antirreeleccionistas que se dieron en el país, y empezaron a reunirse para hacer política de oposición al régimen dictatorial de Porfirio Díaz. Baudilio participaba definiendo estrategias civiles, escribiendo manifiestos, organizando en su territorio las próximas elecciones presidenciales. Su candidato era el señor Francisco Madero. Caraveo fue nombrado elector para asistir al Colegio Electoral de Batopilas.
Ante la inflexibilidad de la dictadura, cuyo vicio es la sensación de absolutismo, Baudilio se puso frente a trescientos hombres, y en coordinación de muchos otros grupos se lanza a acción justiciera de las armas.
Este pequeño grupo de guerreros al mando de Baudilio Caraveo van ocupando varias plazas en acciones donde la astucia y la clara inteligencia de su jefe van logrando más que la violencia. La voluntad llena de fortaleza de Caraveo jamás produjo hechos sanguinarios. Su temperamento era el de un hombre que había forjado en su corazón el espíritu de la paz y en su pensamiento el respeto por la vida humana, por la familia y por los bienes ajenos. Siempre que pudo, logró impedir la rapiña y el encarnizamiento que por desgracia son propios de los tiempos negros de la guerra.
En su libro critica duramente a muchos de los protagonistas más conocidos de la Revolución Mexicana. Los critica con toda la libertad y la información que tiene su punto de vista privilegiado de testigo y actor de sus tiempos.
Pero no solo es un libro este de memorias militares. Hay en él pasajes literarios bellísimos. Baudilio era un narrador talentoso, la escritura es encantadora, su forma de contar historias tienen la sabrosura de los clásicos.
Esta noche es de fiesta. La aparición de Historias de mi odisea revolucionaria, de Baudilio Caraveo es un acontecimiento feliz para nuestro pueblo, cuya alma colectiva es forjada por obras como esta. Buenas noches.

Caraveo, Baudilio: Historias de mi odisea revolucionaria. Editorial Doble Hélice, México, 1996.


Septiembre 1996.

No hay comentarios:

Publicar un comentario