miércoles, 9 de septiembre de 2020

JChM. La señal de un beso en la camisa blanca


Foto Jessica Aguirre Porras
La señal de un beso en la camisa blanca


Por Jesús Chávez Marín


Intoxicada por sospechas
me torturas con preguntas
de tu rencoroso corazón,
amada mía, una vez por semana.

Yo te respondo con la verdad,
mas siempre dudas de mi palabra.
—Soy hombre de una sola mujer
—te digo entonces, desesperado.

Tu furia va creciendo con los años,
soy víctima de una conjura
de tus recuerdos con mi pasado,
todo me acusa.

Buscas en mi agenda la evidencia,
delirios que te atormentan;
revisas mi ropa y hallas perfume
de damas misteriosas, imaginarias.

Amor mía, ya basta. Déjame en paz.
Llegué a las cuatro de la mañana.
Andaba trabajando.
Me fui de parranda.
Salí de viaje.

Mas te aseguro
que soy
mortalmente fiel.

No se te olvide que en esta ciudad
moralista
reprimida y violenta
la sensualidad es un milagro
tan escaso como agua en el desierto.

¿Cómo se te ocurre,
cariño santa,
que tenga yo tantas
prendas para engañarte?

Adonis no soy,
quisiera serlo para ti.

Olvídate de ayer. Ven a mis brazos,
tu cuerpo es la única joya que quiero.
Ya no pienses que soy mentiroso.
Mi aroma es el perfume de tu pelo.

Marzo 1992

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