martes, 6 de octubre de 2020

JChM. Rabindranath Tagore


 
Chávez Marín, Jesús: Te amo Alejandra. Editorial Doble Hélice, México, 2010 (Primera edición: UACH, 1995).

Rabindranath Tagore

 

 

Por Jesús Chávez Marín

 

 

El desierto arde todo

por amor de una hierbecita.

Ella le dice que no, con la cabeza,

y se va, leyendo a Tagore.

 

Él también leía versos del poeta hindú

y pensaba en el acto cruel, la 

despedida.

Luego escribió su propio adiós.

 

No voy a invitarte a mi casa,

amada,

no vendrás.

 

Estoy hecho de silencios y recuerdos 

ásperos

que me hieren.

No vendrás.

 

Jamás te busqué,

llegaste sola. No te quería,

viniste a mi lado, tocaste mi brazo

miraste mis manos con tus ojos de 

asombro

 

sonreías, quisiste que te besara

y acariciara tu pecho.

 

Soy el fuego de la carne,

lumbre y fábulas,

árbol de historias.

 

Soy reseco.

Áspero. Tormentoso.

 

En la soledad estoy seguro,

un señor en su casa.

Soy el dueño, el único,

y también soy mi esclavo.

 

Vivo muchos tiempos

en mi fortaleza de silencio,

muros de piel de luna.

 

No voy a invitarte a mi silencio.

No vendrás.

Mi reina de un minuto

mi amor de bengala.

Oasis.

 

No voy a morirme en tus ojos

ni a caer en la trampa de tus finas 

manos.

Adiós.

No vendrás. No te amaré.

 

Adiós.

No te perturbe mi calma

no quieras otra vez

que sea yo tu refugio.

 

En la memoria de mi pecho vive tu 

silueta,

mis dedos no olvidarán el arco iris de 

tu cuerpo.

 

Quiero ser un sordomudo lleno de 

sombras

para no enamorarme de ti.

 

Diciembre 1979

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