Una mujer en la memoria
Por Jesús Chávez Marín
¿Dónde viviste antes, mujer mía?
Te conocí hace muchos años.
Eras hermosa y lejana. El aroma de tu
cuerpo
a veces me intimidaba. En aquel tiempo
no percibí su profunda señal.
Me confundías. Salía a la calle como a
otra calle
cuando volvía de tu lado.
La luz era distinta, en ámbar.
El aire traía un aroma,
tu loción, tu casa,
cuando tu calle había quedando lejos
de mis pasos
lejos de tu voz y tu rostro.
Algo adivinaba de las cosas
que luego sucedieron. Esperaba
que alguna vez habrías de conocerme
en nuestra intimidad.
Y en abril, amor mío, viniste a casa
para cumplir el desafío,
a perfumar mis manos con tus senos,
mis piernas con tu cabello rizado.
Cuando me besaste profunda y
apasionada
señalaste mi espalda
con una caricia,
mis oídos con el sonido de tu voz
mujer fuerte y tierna.
En un relámpago de tiempo
entendí el presagio de aquel aroma
que marcó mi futuro,
dirigió la curva de mis pies
y escribió la dirección exacta de mi
amor
hacia tu pecho.
De una manera secreta en la memoria
de lo que va a suceder
supe que eras la mujer elemental
y yo fantasma de tus íntimos deseos,
de tu femenina pasión
que imaginaste en mi cuerpo
cuando debimos conocernos.
El amor se ha consumado,
tú sabes la plenitud que tuvimos.
Amada mía: en las alas
de las golondrinas
volarán mis palabras buscándote.
En las hojas de los libros
habrá recados para ti de mi amor.
En los jardines del mundo
una flor será tuya, te la ofrezco,
la cultivé en la tierra de la fértil
memoria
con la pasión de tu cuerpo y de mi vida.
Marzo 1994
No hay comentarios:
Publicar un comentario