Dibujo: Beatriz Bejarano
La abducción del hoyo negro
Por Rafael Cárdenas Aldrete y Jesús Chávez Marín
Esta diva parecía una garza en el escenario: parsimoniosa, borrascosa. Su mejor gracia era creer que poseía alguna. Había alimentado su ego abrevando entre las fuentes originales de la superación personal y el declamador sin maestro: padre rico hijo pintito, caldo de pollo para el resfrío, por qué la humanidad entera ama a las cabronas, etcétera. Seducidos, los marcianos la abdujeron creyendo llevarse al mejor espécimen terrícola. Cuando procedían con lo de la sonda se dieron cuenta que tanta gracia inflada por el extravío narcisista no cabría en el universo.
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