lunes, 28 de octubre de 2024

Venta de garaje

 

Dibujo Beatriz Bejarano

Venta de garaje

 

Por Rafael Cárdenas Aldrete y Jesús Chávez Marín

 

 Las tormentas se pronostican, aunque a veces resulta imposible. Eloísa había vivido sin dudas con su marido ejemplar; sus amigas se lo chuleaban. “Suertuda”, le decían. Pero ese viernes hubo una carta en el bolsillo del saco azul marino, dejada seguramente por descuido, aunque ahora pensaba que a propósito: “Claro que estoy enojada, Fernando. Ya me cansé de ser plato de segunda mesa: o te divorcias de esa mediocre o me consigo a alguien que sí quiera casarse conmigo”.

Mientras Eloísa leía, el marido había salido en otro clásico viaje de negocios falso y alcahuete. Así que, sin perder tiempo, ese mismo viernes Eloísa puso en los postes de todo el barrio y en las colonias vecinas el sencillo cartel escrito a mano: “Venta de garaje, este sábado y domingo en la calle Gardenias”.

El domingo en la tarde, junto con las primeras gotas de lluvia regresaba muy fresco Fernando de su viaje de miel, solo para encontrarse al frente de la casa el tenderete, ya muy menguado, de tooodas las que habían sido sus cosas: ropa, herramientas, aparatos de ejercicio, gadgets y, coronándolo todo, la bombita de vacío que con masculina discreción ocultaba arriba de su closet; sí: esa que muchas veces le fue tan indispensable para cumplir.

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