viernes, 29 de julio de 2011

arturo limón

Un libro para la acción

Por Jesús Chávez Marín

El nombre de Arturo Limón es muy conocido en Chihuahua. Desde diversas tribunas que van de las plazas a los barrios, páginas de los periódicos a congresos internacionales, desde sus tres libros publicados a la cátedra en aulas de distintas escuelas y universidades, entre ellas la UNAM, la UACH y la Universidad Pedagógica Nacional, las palabras, ideas y la praxis de este hombre han expresado para la comunidad extensas lecciones, indispensables para nuestra salud colectiva.
Licenciado en sicología egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, maestro en educación por la Universidad de Brigham Young, maestro en sicología educativa y doctor en sicología social por la misma UNAM, el doctor Arturo Limón pudo haberse concretado a su ejercicio académico. Pero eligió además la acción social como una de las líneas de su destino.
En la práctica activa de sus ideas, este escritor va al camino difícil de la defensa de la ecología, que es también defensa de la especie humana, tantas veces víctima de sí misma en la concepción consumista y comercial con la que se manejan los asuntos del mundo. La cultura de la basura es resultado de esta ansiedad causada por la venta y el consumo, la quebradura de los asideros espirituales que el hombre había elaborado con cuidado de siglos.
Podrían escribirse muchas páginas de las múltiples actividades que Arturo Limón ha emprendido organizando acciones en defensa del medio ambiente. Lo mismo como ecologista independiente que cuando ha sido invitado a colaborar por oficinas de gobierno; campañas de limpieza pública que ha impulsado con eficiencia y sencillez, involucrándose con las personas, señoras, niños, jóvenes para resolver algún asunto urgente en la colonia, el barrio. O comentar su actividad periodística en la que sostiene y genera ideas de las cuales ha venido a ser el único escritor, casi una voz en el desierto, una voz muy escuchada, fecunda. En 1982 inició en Chihuahua una temática, un estilo, una red de lecciones de cultura ecológica que no existía y por eso era referencia obligada en este nuevo interés social que, para nuestro bien, despierta en los ciudadanos más jóvenes que han venido dándose cuenta de las proporciones del deterioro ambiental. Voces que empiezan a expresarse por diversos medios.
En este ambiente resulta casi indispensable un libro como este, que rápidamente alcanzó su segunda edición: Hacia una cultura ecológica en Chihuahua.
Este libro hacía falta en nuestro medio intelectual, donde sus temas son escasamente tratados y se presentan con lenguajes científicos o técnicos tan cifrados que solo pueden ser leídos por especialistas en informes escuetos e indiferentes. Pero un maestro de escuela, por ejemplo, que quiera informarse o informar a sus alumnos de los asuntos de la ecología no hallaba en Chihuahua ningún libro que sistematice este tipo de conceptos.
Con paciencia de buen maestro y con la amenidad de hábil escritor, Arturo Limón desglosa un extenso corpus temático que inicia desde el origen del universo y llega hasta los problemas concretos de las ciudades y las regiones de Chihuahua. Para lograrlo presenta una buena cantidad de tipos distintos de textos, géneros de escritura que van de lo narrativo a lo lírico, desde el lenguaje científico traído con claridad al alcance de cualquier lector medio, hasta poemas de autores clásicos. También hay fragmentos ágiles de prosa didáctica, bien organizada y sistematizada. El libro no se queda en el planteamiento del problema sino que además propone soluciones concretas, directas, y relata en diversas crónicas las acciones que se han desarrollado, aquí y en otras partes del mundo, para solucionar problemas que enfrentamos en nuestras casas, en las ciudades.
Hay partes de la lectura que provocan sensaciones físicas. La efectividad de su expresión no solo informa con claridad sino además logra conmover como solo puede hacerlo la buena escritura artística, que es sugerente y efectiva. Por ejemplo hay pasajes donde, al estar leyéndolos, se me despertaba una sed intensa y tenía que levantarme a tomar un vaso de agua. Otros que me causaron una tristeza muy grande por las especies de animales y aves que han desaparecido. Como aquella noble bestia cuyo último alimento fue un pedazo de plástico desechado por un hospital millonario que clandestinamente dejaba su basura infectada a cielo abierto.
Sin embargo, el tono de la obra es equilibrado. Yo no sé cómo le hizo el autor para no desbordarse en lamentos finiseculares tratando temas como estos. Al contrario. El temple de su lenguaje es sobrio, estoico, tranquilo. No usa los recursos del efectismo, habiendo tantas historias negras qué contar con esta información que podría ser tan dramática. Aún así, no escatima ningún asunto. Su panorama es amplio y se nota que el texto sistematiza varios campos de investigación.
Es difícil agradar al lector con una lectura ligera, amena, cuando se tratan temas que tienen tanto que ver con la sociología y con la tecnología. Pero Arturo Limón lo consigue con este libro. Habla de Chihuahua y también del universo y de las ciudades famosas del mundo donde hombres y mujeres casi fueron sepultados entre toneladas de plástico desechable, donde los ríos murieron y luego volvieron a nacer con la ayuda de seres humanos más concientes y activos que lograron el milagro de que centenares de peces regresaran a iluminar con su vida aquel torrente nuevo. Cuenta este libro relatos antiguos y afanes del hombre contemporáneo que en la confusión de sus vidas en medio de la multitud sobrepoblada procura encontrar otra vez los hilos del futuro. Transmite la nostalgia por los seres que desaparecieron para siempre, alcanzados por balas de cazadores y por la mancha inmensa del aceite sucio derramado entre las aguas donde habían vivido durante siglos como especie animada o vegetal. Pero enseguida presenta el autor una solución, una esperanza implícita en la acción que allí mismo propone. Nos salva del desaliento. De esta manera, el lector recorre con placer este libro compuesto con variedad sabrosa, estructurado con claridad, con pocas palabras, con prosa que logra páginas deleitosas.
Este libro es también muy inquietante. Es imposible quedar indiferente ante lo que aquí se cuenta, lo que aquí queda escrito. Si una de las características de todo buen libro es que su lector después de leerlo ya no seguirá siendo el mismo, que su vida habrá de cambiar a partir de las ideas que expresa, de las sensaciones que transmite, sin duda Hacia una cultura ecológica en Chihuahua es de esa índole de libros.

Prólogo del libro Hacia una cultura ecológica en Chihuahua, de Arturo Limón, México, 1997.


Octubre 1997

jueves, 28 de julio de 2011

para tocar


El masaje de Acuario

Por Jesús Chávez Marín

Según los astrólogos vivimos en la Era de Acuario: una zona espacio/temporal cuyo regente es el planeta Urano y cuya energía es la luz. En la Era de Acuario suceden cambios repentinos en la armonía de los seres, existen conductas místicas en los hombres y las mujeres, aunque mezcladas con lucidez y claridad amorosa.
En este tiempo y espacio abundan recursos para extender la percepción. Toda la tecnología asombrosa con la que en 1992 se comunican los seres humanos, podría ser útil cuando existe voluntad para profundizar y expandir pensamientos y fantasías.
Uno de los recursos que habrán de desarrollarse en los años que vienen será el masaje. Como sistema de conocimiento, cultura física, recurso para la meditación, medicina elemental: el masaje habrá de ser un servicio cotidiano en la sociedad moderna.
Ken Eyerman, bailarín de danza moderna en el London Contemporany Dance Theatre y experto masajista afirma esto: “el masaje es una forma de redescubrir el cuerpo mediante el tacto. Este contacto físico es importante para aprender y para cambiar. Muchas veces se necesita la energía y el contacto de otra persona para sacar los problemas a la superficie. El primer paso para liberar la tensión emocional y muscular es tomar conciencia de que esa tensión existe”
Eyerman hace una síntesis ecléctica de dos técnicas de masaje, una oriental y la otra occidental, y propone su propio método.
En Chihuahua algunas personas han empezado a estudiar y practicar en forma privada y semi/privada técnicas de masaje como métodos de filosofía, terapia y ciencia biológica.
Han empezado a practicarse disciplinas de masaje, tanto de las culturas orientales como de las occidentales. Son estas:
El neuro/muscular, mezcla de diversos métodos que se usa sobre todo como terapia; el linfofluidico, muy suavecito y oriental, aunque muy poco desarrollado hasta hoy en Chihuahua; el sueco, eminentemente occidental, relajante, ligero; el masaje shiat-tsu, japonés, mezcla de neuromuscular con zueco; y el tantra-yoga, yoga sexual como forma de conocimiento y desarrollo mental.
Los hombres y las mujeres siguen haciendo su trabajo de generar conocimientos. No solo en la cibernética y las computadoras, sino además en las formas profundas de conocimiento del cuerpo y del amor de las criaturas humanas, armonía con los territorios de su universo, tanto el universo de su mente como en el infinito mar de todos los seres.

Junio 1992.

miércoles, 27 de julio de 2011

amor gran laberinto

Autor de la foto Arturo Rodríguez Torija

Manual de seducción

Por Jesús Chávez Marín

En breves palabras Jesús de Nazareth dio esta lección inolvidable: ámense los unos a las otras, dijo, las unas a los otros, amen al prójimo como se aman a sí mismos.
Veinte siglos después contemplamos los valles, montañas, ríos de nuestra tierra, donde habitan hombres, mujeres y animales y el espectáculo a veces parece terrible: humo, basura, guerras, un fabuloso charco de oro estancado en propiedad absoluta de unos cuantos locos imprudentes y mucha gente muriendo de hambre en la periferia de las ciudades. Este colosal desamparo no fue generado por el amor, por supuesto, sino por la desdicha.
Para nuestra fortuna, existe también el otro hemisferio del destino: a nuestro lado viven también los artistas que empeñan pasión y existencia en crearnos lugares hermosos para vivir, palabras nuevas donde hallaremos formas de expresión para el amor y para la buena suerte; médicos cuya ciencia salva la vida y sana a los hijos; maestras que presentan todos los días en la escuela cifras y palabras nuevas.
Hay una cantidad casi infinita de criaturas, edificios y máquinas, fulgor del mundo. Fueron creadas por gente laboriosa y así seguimos construyendo todos los días con la paciencia de nuestro trabajo los objetos y las ciudades donde habrán de vivir los seres humanos. Son los frutos del alto amor que nos enseñaron los mayores con su talento y nobleza.
Y es que el amor requiere talento. Hay que aprenderlo. Hay que educarnos para amar. No es tan natural como pudiera parecer, requiere artificio, técnica, arte con el que fueron forjados las pirámides mayores, los templos, los monumentos, las computadoras de la vigésima generación.
No se vale improvisar. El amor hemos de cultivarlo como a un campo venturoso, con disciplina y pasión. No se trata de esperar y que algún día nos llegue como encantamiento.
No creo en los amores platónicos, los que nos hacen sufrir en carne viva la ausencia de la persona a quien amamos en secreto, en silencio, sin palabras, sin hacer nadita de nada por alcanzarlo: así amamos de lejos a nadie y nos creamos una mentira a quien le ponemos rostro y medidas 90-60-90 de la mujer a la que no alcanzaremos por ineficientes, por cobardes y por nuestra pereza mental que no se decide a usar la imaginación.
Quienes se han esforzado por aprender el delicado mecanismo de la seducción leyeron una tonelada de libros, para empezar. Respiraron con buen ritmo, meditaron, pensaron. El arte de la seducción es un mar de imágenes, nadie puede saberlo todo. Pero los tercos tuvieron siempre viva la curiosidad y la capacidad para inventar formas, veredas y planes que conducían a la presencia de su amor.
En libros he leído que los más efectivos objetos de seducción son los más sencillos, los clásicos: las flores, el vino, aceite de olivo para ungir los pies cansados de quien se ama; la ternura serena en la que el ser humano reposa; la lealtad firme que no asfixia la libertad propia ni la de la pareja; el respeto cotidiano por la vida, la profesión, los pensamientos, las ideas y las costumbres del otro o de la otra; el contacto y el gozo de la naturaleza, los árboles, los atardeceres, el perfume de las flores y de los cuerpos y, sobre todo, la libertad compartida y personal de dos que aman.
En las obras famosas de la literatura pareciera que los protagonistas más notables son los amores fracasados. Y leemos historias cargadas de ansiedad y de tragedia: Calisto y Melibea murieron; también Romeo y Julieta; en La insoportable levedad del ser, los celos pudrieron de rencor los corazones; en El amor en los tiempos del cólera el amor se cumplió ochenta años después de un barco cuya bandera era una señal de muerte. Los artistas hicieron estética la derrota del amor.
Pero yo sé que en la vida real nosotros somos protagonistas en un infinito mar de amores esplendorosos que jamás se conocieron en público. Y que por eso el mundo no se nos ha marchitado en las manos a pesar de todo.

Abril de 1994

lunes, 25 de julio de 2011

halloween

En la foto con Víctor Urenda, Fernando Reza y Manuel Mendoza

Nota roja

Por Jesús Chávez Marín

Con ironía relató José Fuentes Mares, en una conferencia, las angustias de algunos chihuahuenses cuando no podían conseguir dólares en ningún lado: "se les ve desesperados deambulando como almas en pena por la calle Libertad, maldiciendo su suerte por no poder ya ir a El Paso, ni comprar ropa americana ni aparatos japoneses, no hacer el acostumbrado viaje de fin de semana con puente integrado cada vez que se les antojara".(1)
Este relato es indicador de hasta qué punto somos dependientes del país vecino y no solo en la infraestructura económica y tecnológica como lo evidenció tan claramente nuestro desastre financiero ante la moneda americana, las devaluaciones intermitentes, deslices del débil peso, dictaduras del Fondo Monetario Internacional, o como quiera usted llamarle a todo este desconcierto. No solo, pues, en lo económico, sino como consecuencia en lo cultural. El relato de Fuentes Mares no se refiere a gente angustiada ante una situación de carencias materiales sino de personas que habían tenido que romper una costumbre individual, familiar: el viaje, las compras, el sueño de pertenecer a esa cultura donde “todo está bien hecho”.
En estos días vivimos una muestra de esa dependencia espiritual a la que nos sometemos alegremente: las fiestas de halloween.
Los niños se disfrazan de brujitos graciosos y salen a tocar la puerta de los amables vecinos quienes ya saben que la regla es recibirlos con dulces y frutas: La noche de Halloween hay jóvenes que se visten de chicucos y vampiros para ir a bailar a los discoteques música popular norteamericana. Cumplimos puntualmente con esa tradición ajena. Las escuelas y jardines de niños someten a los pequeños alumnos al juego extraño.
Teniendo una cultura de gran riqueza estética y espiritual que nos hace pertenecer a otra colectividad cultural nos empeñamos en imitar acríticamente las costumbres del vecino poderoso. Y decadente: para ellos la fiesta de halloween se les convirtió en tragedia, en pánico, en nota roja. El año pasado los niños de un barrio de clase media que salieron a recolectar dulces y frutas recibieron la agresión de venenos y sustancias tóxicas en las golosinas, navajas y alfileres entre las manzanas y las naranjas.
Meses antes se habían distribuido tres series de medicamentos envenenados con cianuro, gotas para los ojos mezcladas con ácido clorhídrico. Hubo víctimas, sobre todo en Chicago. Especialistas en sicología trataron de armar el cuadro de conducta de maniático tal, capaz de cometer esa agresión ciega y despiadada. Detectives y reporteros de policiacas anduvieron activos. Un extorsionador quiso hacer el negocio de su vida exigiendo un millón de dólares a la firma Johnson y Johnson, fabricante de los medicamentos envenenados, amenazando con nuevos ataques. Pero no era un maniático ni dos quienes regalaron a los niños con dulces envenenados y frutas con alfileres: fue un número importante de gente en varios estados de la Unión Americana.
La nota roja gringa circuló a nivel mundial causando el terror de los norteamericanos, quienes prohibieron a sus hijos el juego de halloween para siempre. Nota roja trasnacional es lo que nos llueve en los periódicos ahora que el ejército norteamericano ha invadido una pequeña isla del Caribe, que en el Medio Oriente dos terroristas suicidas, sonriendo, destruyeron las embajadas de Francia y Estados Unidos; nota roja trasnacional es el clamor de invasión sobre Nicaragua, el sostenimiento desde el exterior de un ejercito salvadoreño agresor de su propio pueblo.

Nota.
1.- José Fuentes Mares en una conferencia sobre periodismo ante la comunidad de la Escuela de Filosofía y Letras, en el Centro de Información del Estado de Chihuahua.

Junio 1983