martes, 25 de octubre de 2011

haikú 9


Foto Pedro Chacón
9. El haikú clásico

A los ocho años de edad Matsuo Basho, nacido en una familia samurai, fue enviado a servir al señor de un gran castillo en Iga, al sur de Japón. Allí fue destinado como paje del hijo del noble, el joven Sengin que era un poco mayor que el propio Basho. Ambos muchachos vivieron en gran amistad bajo la tutela de Kigin, poeta y preceptor del joven noble, de quien Basho aprendería el arte de la composición poética.
Al parecer Basho empezó a escribir versos a los nueve años, pero el más antiguo que de él se conserva fue escrito cuando contaba trece años de edad y adolece del defecto común de los haikús de la época: el valor fincado casi exclusivamente en el ingenioso juego de palabras.
Sengin murió repentinamente en 1666 y dos meses después el inconsolable Basho renunciaba al mundo entrando al monasterio de Koyasan en donde permaneció cierto tiempo.

Kikaku 1660 - 1707. Onitsura 1660 - 1738. Buson 1715 - 1783. Raizan 1653 - 1716. Basho 1644 - 1694. Moritake 1452 - 1549. Soin 1604 - 1682. (Versiones y nota de Nuria Parés).

1
En la pelea
el gallo es un león:
¡ved su melena!
Kikaku

2
La primavera:
el sol, los gorriones
revolotean
Onitsura

3
Zarza florida,
igual que en los senderos
de mi provincia
Buson

4
Por las persianas
entró un soplo de otoño,
tiembla la llama
Raizan

5
En yerta rama
un cuervo se ha posado,
campiña helada
Basho

6
¿Se alzan airosas
las flores que cayeron?
¡No! ¡Mariposas!
Moritake

7
Claro rocío
cae sin mirar en dónde,
en cualquier sitio
Soin

8
¡Cuántos recuerdos
me traen los capullos
de los cerezos!
Basho

(Transcripción Jesús Chávez Marín).

viernes, 21 de octubre de 2011

haikú 8


Foto Pedro Chacón
8. El haikú clásico

Matsuo Basho es el primer maestro del haikú. Él nació en una época especialmente apropiada para que su genio poético floreciera y fuera debidamente apreciado. El régimen militar que gobernaba de hecho, aunque aparentemente en nombre del emperador, había logrado la pacificación del país. Instaló la capital en Edo y dividió la sociedad en cuatro clases que no podían mezclarse entre sí: los samurais o guerreros, los campesinos, los artesanos y los mercaderes que estaban en lo más bajo de la escala social, desdeñados por la casta militar gobernante que consideraba deshonroso ocuparse de las transacciones económicas. Pese a este desprecio, el auge de los comerciantes y el surgimiento de una burguesía acomodada fueron, sin duda, factores decisivos en la sociedad japonesa. Y así como el teatro No y la ceremonia del té fueron las aportaciones culturales que la clase samurai dio a su patria, la nueva cultura burguesa, de la que nobles y guerreros hacían mofa, produjo un teatro popular distinto, el Kabuki, el arte de la xilografía o de la impresión con tacos de madera y una literatura rica y original en la que destacaría, a partir de entonces, un nuevo tipo de haikú.

Buson (1715 - 1783). Shiki (1866 - 1902). Basho (1644 - 1694). Ranko (1726 - 1799). Oemaru (1719 - 1805). Ransetsu (1653 - 1707). (Versiones y nota de Nuria Parés).

1
Noche estival:
de nube en nube, rauda,
la luna va
Ranko

2
¡Qué gran delicia
en su abanico blanco
para la vista!
Buson

3
Lluvia discreta:
ocultas todo, menos
el puente Seta
Basho

4
¿Venís a picar
mis ojos aún con vida?
¡Moscas, callad!
Shiki

5
¡Vengan heladas!
Tras de los crisantemos
no importa nada
Oemaru

6
Tan arrogante
tras las lluvias de junio.
¡Templo brillante!
Basho

7
¡Rocío, perlas,
saltad jugueteando
entre la hierba!
Ransetsu

8
¿Qué árbol en flor
emana este perfume?
¿Qué árbol en flor?
Basho

(Transcripción Jesús Chávez Marín).

jueves, 20 de octubre de 2011

haikú 7


Foto Pedro Chacón

7. El haikú clásico

Continuamos con estas notas relativas a la historia de cómo se fue conformando este forma clásica de poesía japonesa que ya es universal. En esta ocasión transcribiremos otro fragmento del brillante estudio preliminar de la maestra Nuria Parés que aparece en el libro El haikú japonés, publicado en la Colección Literaria Servet por Ediciones Oasis, México 1966, que por cierto es el mejor libro en español de este género de poesía, según solía decir el maestro Gaspar Gumaro Orozco.
Los comienzos del régimen militar Shogunato Tokugawa con su represión, su brutal imposición de inamovilidad a las distintas clases sociales y la paz a ultranza que estableció en el país aislado del resto del mundo, no fueron tiempos propicios para que floreciera esa delicada poesía, hecha de todo y de nada, que es el haikú japonés. El género fue de mal en peor y acabó convirtiéndose en un juego de salón en el que los participantes rara vez lograban otra cosa que hilvanar en buena métrica malos versos.
A esos años corresponden poetas como Teotitoku, Teishitsu y otros cuya obra todavía está lejos de suscitar esa sucesión de imágenes o emociones que más tarde habría de ser la característica de este tipo de poesía.
Solamente en Soin (1604 - 1682), fundador de la escuela de Danrin, apuntan ya los rasgos del haikú, que poco después afirmaría el primer maestro del género: Matsuo Basho.

Kikaku (1660 - 1707). Buson (1715 - 1783). Issa (1763 - 1827). Shiki (1866 - 1902). Basho (1644 - 1694). Chora (1729 - 1781). Ryota (1718 - 1787). (Versiones y nota de Nuria Parés).

1
¿La mariposa
duerme toda la noche?
¿Hace otra cosa?
Kikaku

2
Pueblo natal,
al acercarme toco
flor de zarzal
Issa

3
Luna de azufre,
si renazco, que sea
pino en la cumbre
Ryota

4
Ciruelo en flor,
las cortesanas compran
galas de amor
Buson

5
¿Quieres ver soledad?
Solo una hoja al árbol
le queda ya
Basho

6
Al aguacero
la bandera, ondeando,
llama en el cielo
Shiki

7
Grillo despierto
sé el guardián de mi tumba
cuando haya muerto
Issa

8
¡Oro empañado!
Entre el verdor pensamos
en el pasado
Chora

(Transcripción Jesús Chávez Marín)

martes, 18 de octubre de 2011

haikú 6


Foto Pedro Chacón
 6. El haikú clásico

El copioso cultivo del haikú en México en los años recientes se debe principalmente al certamen “José Juan Tablada” patrocinado por la Japan Airlines, que estuvo vigente durante cinco años, de 1989 a 1993. Se ha calculado que en cada ocasión participaron entre mil y dos mil personas. Al ganador se le concedía un viaje de ida y vuelta a Tokio.
Cuando los jueces del concurso sintieron la alta calidad de los trabajos que participaban, empezaron a otorgar además menciones honoríficas a los finalistas.
Durante la vigencia del certamen figuraron como jurados Octavio Paz, Sergio Mondragón, Jesús Kumate, Salvador Elizondo, David Huerta, Alberto Ruy Sánchez, Jaime Labastida, Ernesto de la Peña y el chihuahuense José Vicente Anaya.
Los ocho poemas que acompañan esta nota son algunos de los trabajos ganadores, junto con otros que tuvieron menciones honoríficas. (Nota de Otto Raúl González).

1
Junto a la ola
se convierte en espuma
la luna rota
Rafael Riquelme

2
Labor del faro:
con hachazos de luz
partir la noche
Jorge Hernández Utrera

3
Revolotea,
baila al ritmo del aire
el papalote
Christina Silva

4
El gallo canta
y su alegre aleteo
oro levanta
María Elena Cerecero

5
Árbol de sombras,
vaso de luz que estalla
en el insomnio
Esteban Medina

6
Fruto maduro
de la fronda más alta
la guacamaya
Efraín Bartolomé

7
En la laguna
la garza picotea
trozos de luna
María Teresa Azuara

8
La caracola:
remolino de mar,
suspiro de ola
Melquiades Durán

(Transcripción Jesús Chávez Marín)