viernes, 16 de diciembre de 2011

sergio armando lópez castillo


[Solapa del libro Historias y crónicas, de Sergio Armando López Castillo]

Los relatos periodísticos de Sergio Armando López Castillo son desde hace más de veinte años fuente de información y lectura placentera en el ambiente cultural de Chihuahua. Cuando inició con la destreza y la profundidad de su estilo su escritura en los periódicos y revistas que en la ciudad de Chihuahua han existido, los lectores empezaron a acostumbrarse al torrente copioso de sus reportajes, investigaciones y noticias, y aprendieron a esperar con expectación las notas y colaboraciones de Sergio Armando, pues desde muy pronto supieron que habrían de leer perfiles novedosos de la realidad social de nuestra región, con su contexto nacional y universal. Después fuimos testigos de la energía laboriosa de este periodista, quizá el primero que utilizó tecnologías como el internet, teléfonos portátiles, cámaras digitales y todo tipo de artefactos electrónicos que fueron saliendo. Así lo escuchamos en radio, donde es el locutor 21896; en las incipientes televisoras locales, en la dirección de revistas como Chihuahua moderno, en periódicos digitales. El despliegue de los frutos siempre gozosos de su vasta labor de escritor y periodista es impresionante, sin perder la buena calidad de su redacción. Este libro es solo una muestra breve de la magnifica obra periodística de un periodista que parece Dorian Grey, pero que tiene el rigor y el talento de un muy bien organizado ejecutivo.

Jesús Chávez Marín, septiembre 2009

jueves, 15 de diciembre de 2011

un arco iris las manos de moisés ordaz

Un arco iris las manos de moisés ordaz

Por Jesús Chávez Marín

El trabajo artístico es uno de los más intensos, pues en él se empeñan toda la energía del cuerpo, la imaginación y las ideas. También es el más gratificante porque se logra la expresión profunda y la comunicación plena. Entre las bellas artes, la música es la que maneja el lenguaje más complejo y misterioso, la mezcla de tiempo y ritmo, el sonido y la armonía de la naturaleza. 

A la música ha dedicado su vida completa el maestro Moisés Ordaz, el hombre a quien se ofrece el merecido homenaje de este programa de conciertos de la Orquesta Sinfónica de la Universidad, de la cual es fundador. 

Moisés Ordaz es uno de los fuertes pilares de la formación cultural de Chihuahua. Con él se han formado generaciones de artistas, no solo en los conocimientos del oficio de la música, sino también en la actitud generosa y la mente despierta, disciplina y trabajo constante. En los inicios de la Universidad Autónoma de Chihuahua su presencia fue fundamental, primero como discípulo y luego como profesor de la Escuela de Música, después como maestro de Bellas Artes y fundador del Cuarteto Clásico de la Universidad de Chihuahua en 1960, la Orquesta Clásica y la actual Orquesta Sinfónica de la Universidad. 

Su obra musical ha sido extensa, como maestro, como instrumentista y como director.

Parte fundamental de la vida cultural de nuestra tierra son los conciertos didácticos que ha ofrecido en todas las ciudades de esta vasta región: en templos, plazas, colonias y aún en pequeños poblados, muchos hombres, mujeres y niños vivieron su primer contacto con el arte de la música gracias a estos programas organizados por él. 

Como violinista, es un digno sucesor de los grandes maestros que lo precedieron. Ha sido invitado como solista por grandes orquestas en varias partes del mundo. En Chihuahua una gran cantidad de personas hemos tenido el privilegio de escucharlo como parte de nuestra vida comunitaria. 

Moisés Ordaz es vida plena y fecunda; la Universidad ha tenido en él a uno de sus grandes maestros y la sociedad a uno de sus mejores artistas. Por eso se le ofrece hoy como homenaje este programa de conciertos, cuyo repertorio está formado por una selección de obras que han sido significativas en la vasta trayectoria de este insigne maestro de Chihuahua.

Agosto de 2001

miércoles, 14 de diciembre de 2011

escritores 2000

Autora de la foto Mila Chávez Marín  

Nuevos escritores de la ciudad de Chihuahua

Por Jesús Chávez Marín 

La más reciente generación de escritores en la ciudad de Chihuahua empezó su formación profesional en dos ambientes intelectuales. El primero, que es el más importante por la cantidad de autores jóvenes aquí iniciados y por sus instalaciones culturales, es la Universidad Autónoma de Chihuahua, sobre todo en las carreras de letras y ciencias de la comunicación; el taller literario de la Quinta Gameros coordinado por el maestro Enrique Servín; la colección de literatura Flor de Arena donde publicaron sus primeros poemarios Gabriela Borunda, Lilly Blake, Alejandra Meza, José Luis Domínguez, Daniel Espartaco y Rodrigo Pérez Rembao, este último en el género de novela.
Por su parte, el año pasado el maestro Juan Manuel Andazola impartió aquí un curso de periodismo cultural donde se iniciaron como escritores algunos jóvenes estudiantes, quienes vieron publicados sus primeros textos en el periódico El Universitario. Algunos de ellos son Miguel Royo León de la Facultad de Ingeniería; Isabel Guerrero, Alejandro Lucero, Blanca Dalia Jáquez Varela y Gaye Maldonado de la Facultad de Derecho; Yadira Torres Chávez del Instituto de Bellas Artes; Violeta Rivera, Alma Rodríguez, Teresa Castro Mata, Marco Antonio Rodríguez y Teresa Salcido Martínez de la ya mencionada licenciatura en ciencias de la información de la Facultad de Filosofía y Letras, donde también estudian Nijta Leal Bejarano y Tania Anchondo, editoras de la revista El poro urbano, de la que apareció un solo número como suele pasar con tantas publicaciones culturales, pero que allí demostraron su talento para el diseño editorial y para la escritura otro grupo de artistas. En esa misma facultad estudian (o egresaron recientemente) los jóvenes poetas Elko Omar Vázquez Erosa, Renee Acosta, Thaira Ramírez, Ramón Olvera Neder, Marisela Duarte, Georgina Nava Cano, Alfredo Uranga y Miguel Ramírez Ochoa. En la Facultad de Derecho otro grupo de escritores, entre ellos Jesús Armendáriz, Guillermo Hernández y Rosalva Mancinas, publicaron en 1998 el periódico Universos.
Especial para nosotros es mencionar a la excelente narradora Ivalú Caballero Lozano, estudiante de la Facultad de Medicina, y a nuestro artista exclusivo Jorge Villalobos, autor del libro Esqueletos en el closet, quienes han colaborado constantemente en Synthesis.
La segunda vertiente donde se iniciaron otros jóvenes escritores chihuahuenses viene de la antología A medias tintas de Rafael Ávila; de la Editorial Onomatopeya de Rafael Cárdenas y del mismo Ávila, que produjeron 100 cuadernillos literarios de la serie Poetazos; y publican en las revistas Artificios, de Rodrigo Pérez Rembao y Jaime Romero Robledo, Esdrújula de Raúl Manríquez y Juan Marcelino Ruiz y El Cardenche de Ramón Quintana.
Brotes nuevos en el árbol de la literatura.

Noviembre de 2000

martes, 13 de diciembre de 2011

revista metamorfosis


 

Contraportada de la revistra Metamorfosis

Por Jesús Chávez Marín 

Un proverbio inglés señala publish or perish. Para acabar pronto: publica o perece, o lo que es lo mismo decir: escritor que no publica no existe. La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Chihuahua tiene muy consciente que algunos de sus alumnos son artistas de las palabras y que su talento moriría si la escuela no abriera espacios para su expresión literaria.

Hay una larga tradición en la comunidad de Filosofía y Letras de revistas estudiantiles, suplementos dominicales, y sobre todo, la permanencia de Metamorfosis que empezó siendo un esfuerzo independiente que iniciaron Silvano Flores, Gaspar Orozco, Federico Ferro Gay, Luis Nava Moreno y Arturo Rico Bovio. En 1968 apareció el primer número de esta revista que luego llegó a ser publicación oficial de la escuela.

Ya treintañera, Metamorfosis se honra en haber publicado las primicias literarias de autores que hoy son importantes en las letras mexicanas. Con la injusticia de los nombres olvidados, mencionaremos a Ysla Campbell, José Pedro Gaytán, Óscar Robles, Héctor Contreras, Rubén Lau Rojo, Hildeberto Villegas, Josefina María Cendejas, Micaela Solís y tantos otros artistas que hallaron en esta revista las primeras páginas de su autoría.

Es alegría para los actuales editores llegar a la edad madura con el vigor y la salud que da el trabajo y los frutos de la fértil memoria, cuyo registro cuidadoso habrá de seguir siendo esta revista, si la buena fortuna sigue favoreciendo a la Facultad de Filosofía y Letras.

Abril 1998.

viernes, 9 de diciembre de 2011

vargas llosa


 
La fiesta del chivo: furia y locura del poder político. El reciente libro de Vargas Llosa es otra novela de dictadores 

Por Jesús Chávez Marín 

Cuando Martín Luis Guzmán escribió La sombra del caudillo fundó con su refinada prosa un tema que habría de alcanzar una dimensión casi mítica en la tradición literaria del idioma español: el tema del dictador latinoamericano, del que habrían de ocuparse los más grandes novelistas del siglo 20. Por ese mismo tiempo también el escritor y aventurero español Ramón María del Valle Inclán escribió Tirano Banderas, divertida historia donde ese autor inaugura su forma esperpéntica. 

Años después saldrían dictadores de todas las regiones en la novelística latinoamericana, desde la ficción más fantasiosa de aquel estilo que se le llamó realismo mágico hasta las más realistas y casi biográficas.

En el primer ambiente estético están El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias; El otoño del patriarca, de García Márquez y Maten al león, de Jorge Ibargüengoitia. En el segundo, El recurso del método, de Alejo Carpentier; Yo el supremo, de Augusto Roa Bastos y ahora La fiesta del chivo. 

Un caudal de anécdotas de la más dolorosa y desaforada vida real han sido registradas en la escritura artística. Los anhelos afrancesados de Porfirio Díaz; las costumbres monacales y crueles de Rodríguez Francia, dictador casi eterno de Paraguay; el fascismo rioplatense de Perón; la ficción de república peruana de Odria y hasta las más recientes lágrimas del criollo López Portillo, las mansiones griegas de Durazo, su amigo de la infancia, las paraestatales portátiles de Echeverría, las aventuras terribles del capo Salinas, su hermano Raúl y su folklórico asesor francés Joseph Marie Córdova y los rollos caribeños del abuelo terco Fidel Castro Rus.

En La fiesta del chivo, Mario Vargas Llosa cuenta la historia del atentado que acabó con la vida de Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien gobernó durante 31 años República Dominicana y fue muerto a balazos el 30 de mayo de 1961 por un grupo de conspiradores entre los que andaba un militar del régimen, un líder religioso, un empresario y un funcionario del gobierno. Luego se dijo que en el complot también participaron como autores intelectuales algunos obispos norteamericanos, varios agentes de la CIA y hasta el mismo presidente en funciones Joaquín Balaguer, a quien Trujillo había impuesto en la silla presidencial. 

La estructura de la novela es sencilla, se alternan capítulos de tres tiempos narrativos: en el primero aparece Urania Cabral, una cuarentona soltera que es ejecutiva del Banco Mundial en Nueva York que regresa al terruño, Santo Domingo, a reencontrarse con su papi en ruinas y con sus primas Lucindita y Manolita. El padre fue Agustín Cabral, quien gobernó la patria junto con el jefe máximo. 

La segunda secuencia, alternada en otros capítulos, es la crónica del atentado y las historias personales en los recuerdos de los conspiradores. La tercera secuencia es un día en la vida de Trujillo, quien se levanta, como siempre, a las cuatro de la mañana y esta vez recuerda las palabras de su sargento gringo que le enseñó a ser hombre rudo y le dijo: “Irás lejos, Trujillo” 

—Había ido, sí, gracias a esa disciplina despiadada, de héroes y místicos, que le enseñaron los marines —afirma el narrador de esta novela de Vargas Llosa, quien deja traslucir cierta admiración por este dictador disciplinado y cruel. 

Abril 2001