lunes, 29 de octubre de 2012

melpómene


En la Quinta Gameros se presentó el libro Seducción de Melpómene, de Rosa María Sáenz Fierro

Por Jesús Chávez Marín

Uno de los ambientes más originales entre los espacios de la Universidad Autónoma de Chihuahua es el Instituto de Bellas Artes, esta escuela de artistas donde aparecen de pronto jóvenes actores caracterizados de los personajes que interpretan y ensayan; donde se oye música de violines o de un piano desde alguno de los salones de clase o por donde pasa una joven pintora con sus pinceles en la mano y alguna mancha de pintura que por accidente haya teñido un rebelde mechón de su pelo. Se siente la energía creativa en los olores, los colores y los sonidos; entre esta gente enérgica y expresiva, discípulos y maestros que buscan formas nuevas de expresión, que trabajan con imágenes y formas y cuya vida busca iluminación y frescura.

El libro que esta noche de diciembre se ha presentado es uno de los muchos frutos artísticos de este Instituto y su origen es un acto generoso. La maestra Rosa María Sáenz Fierro reunió en esta obra seis piezas de teatro escritas por sus alumnos de dramaturgia, producto de una cuidadosa compilación y selección, que trabajó con cada uno de los seis autores para pulir los textos, estructurarlos, hacerlos “publicables”. Luego ella misma escribió un magnífico estudio crítico titulado “Entre lo moderno y lo convencional en la poética teatral de hoy”, donde comenta con señalamientos teóricos cada una de las obras compiladas.

De esta manera se compuso este libro de teatro universitario que será muy útil, porque está llamado a iniciar una estrategia de formación y de escritura. Porque será un estímulo grande para que surjan autores de teatro, en un medio cultural como el nuestro, donde los dramaturgos son escasos. Porque podrá ser un ejemplo admirable para que en nuestra sociedad se aprenda a valorar la producción intelectual y artística de los estudiantes, tal como se hizo en la composición de esta obra donde los textos son considerados material importante, y son cuidados con esmero por parte de la maestra, quien es también autora y compiladora.

Este libro es producto de una acción armónica entre los trabajos propios del proceso de enseñanza aprendizaje, el ejercicio de la práctica artística de los jóvenes actores y dramaturgos cuyas obras están compiladas en este libro, y el trabajo de la universidad que está siempre dispuesto a impulsar a sus autores publicando y difundiendo obras con buena calidad editorial.

Los autores incluidos son Luis Heraclio Sierra, Víctor Manuel Córdova Pereyra, Alejandro Mariscal Talamantes, Abril Susana Jiménez Ontiveros, Rubén Castañeda Mora y Eduardo Alcalá. El libro es uno de los productos culturales que se forjan cotidianamente en el Instituto de Bellas Artes, pertenece en su origen y en su realización al impulso colectivo de esa comunidad de artistas, a su claridad y entusiasmo.

Diciembre de 2001

viernes, 26 de octubre de 2012

el odontólogo es un artista


Exposición Nuestros principios, de la Escuela de Odontología

Por Jesús Chávez Marín

El 30 de noviembre de 2001 se presentó en una de las salas de la Quinta Gameros la exposición Nuestros principios. Resulta una sorpresa muy grata para la comunidad universitaria asistir a una exposición de arte organizada por la Escuela de Odontología, en la que además los artistas que exponen son maestros, trabajadores administrativos y alumnos de esta escuela, que en los años recientes ha mantenido una presencia constante de sus autores en diversas publicaciones, tratando temas técnicos propios de su especialidad.
En este magnífico acto cultural, la segunda sorpresa es la buena calidad de las obras que se exponen. Esto me hizo reflexionar en los cauces distintos en los que la creatividad humana se manifiesta cuando ocupamos las manos y la mente en el trabajo y en el estudio. Un odontólogo trabaja con sus bien educadas manos para sanar el dolor y para restablecer la armonía en las vidas y en los rostros de sus pacientes. Como profesional, en su preparación y en su oficio desarrolla una sensibilidad muy elaborada y un contacto habitual con los conceptos de la belleza: el equilibrio de las partes y la armonía de las formas. Estas habilidades las aplica todos los días en los distintos oficios técnicos e intelectuales de su profesión. Y también puede aplicarlos, si se lo propone, a las artes plásticas, como queda demostrado en las obras que hoy conocemos.
El mismo título de esta primera exposición de artes plásticas y manuales de la Escuela de Odontología me parece también significativo: Nuestros principios.
A este nombre, esta breve frase de dos palabras, podrían dársele varias significaciones. Una de ellas podría ser esta: es una idea de gran nobleza que los principios de la profesión del odontólogo fueran los que se expresan en el arte: en estas fotografías donde se retrata la serenidad de la naturaleza; o la magnificencia de un edificio contenida en un solo detalle de su arquitectura; en el vuelo lleno de gracia de unas golondrinas reflejadas en el espejo del agua o en el volumen sutil de un pensador en la sombra de unas tintas o en la dimensión vital de la escultura. Si los principios de todas las actividades humanas fueran así de altos, quizá muchas de las desgracias del mundo se remediarían.
Y es que en muchas de las impresionantes transformaciones que se dieron en el pasado siglo XX estuvo ausente la dimensión humana como propósito esencial del progreso. El talento y la energía productiva parecieron crecer más de prisa que la ética y el pensamiento humanístico; en el mismo desarrollo de las bellas artes adquirió mayor peso el valor comercial de las obras que la esencia de su pensamiento. El impulso de la especulación financiera, anónima y poderosa, siguió cauces de violencia, de injusticia profunda, de contaminación sustancial, visual, sonora y viciosa. Algunos de los resultados podemos verlos, a todas horas, como la mercancía habitual de las imágenes de televisión: la lumbre, las ciudades arrasadas por las bombas con el nombre grotesco de “inteligentes”, los cuerpos de los niños destrozados por acciones de cualquier guerra absurda, el fanatismo que retrocede mil años en el desarrollo del pensamiento colectivo.
Por eso resulta tan emocionante que la Escuela de Odontología de la Universidad Autónoma de Chihuahua no se conforme con resolver todos los aspectos de su estructura técnica, como ha venido haciéndolo con tanta efectividad, sino que además incluya entre sus actividades estos actos culturales y artísticos en los que la dimensión humana se expresa con tanta frescura y claridad.
Estudiantes, maestros y trabajadores administrativos son los autores de esta muestra colectiva en este magnífico acto cultural donde se expresa su talento, su diligencia para seguir puliendo todos los aspectos de su educación, entre los cuales el contacto con la experiencia artística, como espectadores o como autores, es uno de los más significativos.

Noviembre de 2001

lunes, 22 de octubre de 2012

raúl rojas soriano


Se presentó el libro El arte de hablar y escribir. Experiencias y recomendaciones, de Raúl Rojas Soriano

Por Jesús Chávez Marín

El 10 de noviembre de 2001 se presentó en la Quinta Gameros la nueva obra del maestro Raúl Rojas Soriano, que se titula El arte de hablar y escribir. Experiencias y recomendaciones. Siempre resulta grato asistir a la presentación de un libro, este acto social y académico donde el autor tiene el primer contacto con los lectores de su obra reciente, que en este caso son a la vez lectores especializados que la comentan para recomendarla y promoverla, y también son una especie de padrinos del nuevo libro en este acto de iniciación, como esta noche lo han sido tan brillantemente las maestras Rosa María Dozal y María Elena Rojo.

El autor del libro es el doctor Raúl Rojas Soriano, maestro muy estimado por nuestra comunidad, ya que varias veces ha impartido cursos en la Universidad Autónoma de Chihuahua con resultados satisfactorios. Además en esta ciudad tiene también, como en tantas otras partes, un grupo de lectores atentos de su extensa obra.

Una de las cualidades más originales de los libros de Raúl Rojas Soriano es que sabe armonizar conceptos teóricos muy bien respaldados, con el planteamiento de una acción práctica donde los lectores hallan maneras de aplicar conocimientos en situaciones y problemas concretos y actuales.

Seguramente es el caso de este libro, El arte de hablar y escribir. Experiencias y recomendaciones, que glosaron con tanta claridad nuestras distinguidas presentadoras, maestras de la Facultad de Enfermería y Nutriología. El tema se refiere al oficio de las palabras, que suele ser arduo en todas las etapas de nuestra formación en la escuela y en todos los empeños y trabajos de la vida social y productiva. En este libro hay estrategias valiosas de comunicación.

Es muy grato este nuevo encuentro con el doctor Rojas Soriano, uno de los pocos autores mexicanos que se han dado el lujo de tener grandes éxitos de librería y un número impresionante de lectores: de sus 15 libros se han distribuido más de setecientos mil ejemplares. Además él es uno de los maestros con mejor prestigio en Latinoamérica, por esto ha sido invitado a más de 50 universidades para impartir cursos y conferencias.

Fue muy animada la convivencia con este gran autor mexicano, Raúl Rojas Soriano. Es muy seguro que esta nueva obra suya tendrá también, como varios de sus libros anteriores, muchos y buenos lectores y alcanzará el éxito intelectual y material que se merece.

Noviembre de 2001

viernes, 19 de octubre de 2012

servicio social



Las becas 2001 del servicio social comunitario

Por Jesús Chávez Marín

Una de las etapas en que tenemos mayor energía creativa, y más vivos los ideales, es el tiempo de nuestra vida estudiantil: cuando nos reunimos a preparar exámenes o a trabajar en equipo con los compañeros; cuando vamos a fiestas y platicamos experiencias y planes; cuando disfrutamos la compañía de los amigos, las amigas; cuando conocemos los primeros frutos de nuestras acciones productivas. Se forma un ambiente regocijante ya al final de la carrera, o al terminar la licenciatura, cuando la mayoría de los estudiantes inician su servicio social, que es reglamentario en todas las universidades mexicanas.

El servicio social fue creada por las universidades públicas del país para que los estudiantes forjen en sí mismos la generosidad hacia sus comunidades, hacia la sociedad, la misma que a lo largo de los años ha fundado escuelas, bibliotecas, laboratorios, jardines, centros culturales, donde los jóvenes mexicanos pudieran conocer los elementos de una vida mejor, más digna y educada, con recursos de la tecnología y la ciencia para trabajar con provecho, oportunidades de realización personal y colectiva. También el servicio social proporciona a los jóvenes espacios de trabajo donde su educación se refuerza con la práctica diaria de los conocimientos.

Las 340 becas que hoy se entregarán a estudiantes y egresados de la Universidad Autónoma de Chihuahua que participan en el Programa de Servicio Social Comunitario son un estímulo para ellos y a la vez un reconocimiento a las tareas que realizan en poblados remotos de nuestra vasta región.

Entre los proyectos que habrán de iniciarse este año dentro del Programa de Servicio Social Comunitario están el de salud dental, atención médica de primer nivel, deporte para todos, asesorías a maestros normalistas, elaboración de alimento para peces, conservación de alimentos, tecnología doméstica, elaboración de artículos de limpieza, huerto familiar, manejo de invernaderos, evaluación ambiental, montaje y representación teatral, construcción de viviendas, restauración de misiones coloniales, mejoramiento de la imagen urbana, asesoría contable, administrativa y jurídica. Participarán estudiantes y egresados de nueve facultades, un instituto y dos escuelas incorporadas.

La gente de la comunidad siempre ve con buenos ojos a las brigadas de estudiantes que llegan a su tierra para realizar trabajo comunitario. Saben que esos jóvenes médicos, ingenieros, odontólogos, psicólogos, profesores de educación física, arquitectos, agrónomos, son gente que sabe su trabajo y que es buena para los hijos, las labores y la salud. Los estudiantes también deben saber que las enseñanzas de esos meses de acción serán valiosas, porque resolviendo problemas concretos y realizando el trabajo diario tendrán oportunidad de realizar la síntesis de sus habilidades con los procedimientos: conectarán la mente a las manos, los ojos a la imaginación, las ideas al cuerpo en movimiento.

Por supuesto que no todos los estudiantes llegan a tener este compromiso con el trabajo, lo cual es lamentable. Ellos se lo pierden. Pero estoy seguro que la mayoría de los estudiantes y egresados van al servicio social con espíritu alto y con la mente abierta para integrar a su formación profesional esta labor provechosa para ellos y necesaria para esas comunidades a donde asisten.

Es un espectáculo conmovedor mirar a esos estudiantes, jóvenes que van con manos firmes a servir con entusiasmo a sus semejantes que viven en Balleza, Batopilas, Bocoyna, Carichic, Cusihiriáchic, Chínipas, Madera, Nonoava, San Francisco de Borja, Temósachic, Ojinaga, Santa Bárbara y otros lugares de nuestra tierra, donde las necesidades son muchas como también lo es la nobleza de sus habitantes.

Es uno de los buenos programas del Sedesol y del gobierno del estado de Chihuahua este programa de becas para el Servicio Social Comunitario. Y el mérito más visible es el de los jóvenes estudiantes que en la etapa final de su formación académica habrán de trabajar con alegría y con empeño en comunidades de la sierra, el desierto y la llanura de Chihuahua.

Noviembre de 2000

lunes, 15 de octubre de 2012

adrián rentería



Se presentó el libro Discrecionalidad judicial y responsabilidad

Por Jesús Chávez Marín

Este mes se presentó un nuevo libro que publica la Universidad Autónoma de Chihuahua: Discrecionalidad judicial y responsabilidad, de Adrián Rentería. La edición tiene tres razones especiales para celebrarse en esta ceremonia: la primera es que esta obra es el producto de una extensa investigación de textos clásicos y también los más actuales en materia de doctrina jurídica. El autor hace una reflexión filosófica de los diferentes ángulos de un problema muy concreto: el papel del juez como persona individual, como figura pública y como factor fundamental del proceso de aplicación de la justicia.

La segunda razón para es que este libro se publica en coordinación con la Editorial Fontamara, de la ciudad de México, que tiene una colección importante de textos en materia jurídica. La Dirección de Extensión y Difusión Cultural, que es la casa editorial de nuestra Universidad, se ha preocupado por extender sus publicaciones hacia otros ámbitos; por eso participa en diversos programas de distribución y busca este tipo de asociaciones con otras editoriales. Esta coedición con Fontamara es uno de los proyectos que logró cristalizar, y garantiza, en el caso de este título, que el trabajo editorial de la universidad será reconocido en mercados distintos a los habituales.

La tercera razón es que el autor es un distinguido egresado de la Universidad Autónoma de Chihuahua, de la Facultad de Filosofía y Letras, quien actualmente trabaja como maestro e investigador en la Universidad de Insubria, en Italia. El propósito más inmediato de la editorial de la UACH será siempre ofrecer un buen servicio de publicación para sus autores. Nuestro catálogo ha ido aumentando constantemente y los intereses intelectuales también se han diversificado hacia todas las áreas del conocimiento y también, como en este caso, hacia otras instituciones académicas, trascendiendo las fronteras y coordinando las acciones hacia un verdadero espíritu de universalidad, que es el origen, el destino y la esencia del toda universidad.

La editorial agradece al licenciado Rogelio Villalobos Olvera, distinguido maestro de nuestra universidad, por su amable disposición y ayuda en la publicación de este libro, primero realizando su dictamen editorial y ahora con sus comentarios de presentación.

Octubre de 2001