(Foto Mila Chávez Marín).
La escritura es la cristalización de la memoria
Por Jesús Chávez Marín
Cuando pasan los años, los
recuerdos quedan hechos jirones. Desteñida por el tiempo o pintada con la
fantasía, la realidad ya no es la misma cuando la recreamos con las palabras de
la conversación y le agregamos las cargas conceptuales con las que elaboramos expresiones cotidianas. De esta manera, la escritura que sale impresa
adquiere una importancia insospechada y penetra con muchos cauces el tejido
social.
Hace pocos días
salió de la imprenta la más reciente plaquette de la Colección Flor de Arena,
el número 25, que se llama Nueve leyendas
de Chihuahua, donde quedan fijas en la escritura nueve historias de la
tradición oral. Varias de esas historias las hemos venido escuchando desde niños
en la escuela, en las pláticas vespertinas de los padres, en las lunadas y
las fogatas donde el ánimo despierta, estimulado por los placeres de la
fantasía y el misterio.
En este pequeño
volumen de leyendas los lectores nos asomamos a una ventana de
recuerdos. Miguel Armando Gutiérrez Mares, escritor sorprendente cuya
percepción está educada en la meditación trascendental, escribe de aquella
señora que todos los viernes santos, a la media noche, sigue visitando para
siempre los siete templos. Muy elegante, ella recorre en un taxi fantasma las
calles de Chihuahua y paga con una sortija de oro. El taxista ya no es de este
mundo.
César Imerio
Salazar Holguín, narrador y maestro, trae a las páginas la polvareda de la Revolución
Mexicana que se levanta en el puro centro de la ciudad. El olor de
los cirios y el incienso de la Catedral son un consuelo ante el terror de los
disparos, un refugio frente a la muerte. En medio de la batalla brillan las
alazanas, en el fulgor del oro los personajes del relato se conectan con el más
allá, donde se escuchan las voces de unos albañiles cuyo regocijo es inaudito.
Zacarías
Márquez Terrazas, cronista laborioso y poeta cuyos versos suenan en todos los
calendarios, impresos junto a las fotos de Pancho Muñoz, escribe sobre las
correrías del legendario Chato Nevárez, cuyo destino de aventurero trae un poco
de esperanza ante los atribulados días de crisis económica, que también
suele ser mental y hasta metafísica cuando llegan los cobradores,
mas fieros que el toro que se llevó entre las astas al famoso bandido de
Babonoyaba.
Como el espacio
de toda reseña siempre es reducido, otro día les seguiré platicando de los
demás cuentos que salen en este libro. Por ahorita solo quiero mencionar los
títulos y los autores de las otras leyendas de esta plaquette:
El violín de don Anatolio, escrita por
la escritora Eva Muñoz, quien es maestra de literatura y dio clases toda su
vida en muchas escuelas de la Sierra. El ambiente de este relato es de fina
evocación poética. Oro y plata, cuyo
autor es René Gómez Esparza, una historia donde se oye el lenguaje castizo que
todavía se usa en los pueblos mineros; él es profesor en su natal Santa Bárbara
y en San Francisco del Oro. La leyenda de
la hija de Pascualita, quizá la más famosa de las que se oyen en esta
ciudad, y de la cual existen más versiones escritas, cuyo autor en este volumen
es el ingeniero Jorge Luis González Piñón, quien presenta además un caudal de
información muy bien organizada respecto a esta vieja historia.
Óscar W. Ching
Vega, el famoso periodista, es autor de El
hombre que quedó mal con Dios, donde el charro negro de Santa Eulalia
vuelve a encontrarse con uno más de sus cronistas, esta vez en la escritura
siempre estimulante de este beduino de las noticias. La leyenda del Rosario y la sotana sin cabeza la escribe Luis
Carlos Arriola Chávez, cuya trayectoria de historiador y cronista lo avalan
para convertir en fantasma al padre de la patria en persona. Y para cerrar con
broche de oro, Humberto Quezada Prado nos planta frente a frente con La sierpe de Nonoava, una animal que
parece de este mundo pero que navega en los ríos del delirio y de las tormentas
del Niño, las culebras que las señoras de antes cortaban con cuchilladas al
cielo y palma bendita y los terrores que causan los ríos desbocados de esta bronca región.
Nueve leyendas de chihuahua, publicado por
la Universidad Autónoma de Chihuahua, es
un texto que deja un buen sabor de boca en la memoria. Se queda uno con las ganas
de leer más cuentos de estos autores que, cada uno en su estilo, son muy buenos
para platicar de las cosas más inverosímiles como si fueran lo más natural del
mundo.
Chávez Marín, Jesús (complilador): Nueve leyendas de Chihuahua. Editorial Universidad Autónoma de Chihuahua, México, 1997.
Febrero 1997