En la foto Jorge Humberto Chávez
Presentación del libro Cíbola
cinco poetas del norte
Por Jesús Chávez Marín
Hay dos formas de emprender la lectura de este libro de cinco escritores de Chihuahua. La
primera es considerar su texto como una revista, una colección de autores que
presentan una muestra de su trabajo poético, sin que los editores hayan tenido intención de realizar un libro con unidad reconocible: temática,
generacional, estilística o temporal. Esta revista solo se atiene, desde su
título, al nexo regional: cinco poetas del norte.
Otra forma de
lectura sería considerar al texto como la reunión de cinco poemarios, cinco
breves libros, uno por cada autor. Cada uno tiene su propio título:
Bar Papillón, de Jorge Humberto Chávez.
Desasosiegos, de Alfredo Espinosa.
Calypso, de Gabriela Borunda.
Mujeres de la brisa, de José Joaquín Cosío.
Luz de ámbar, de Rogelio Treviño.
Esa última concepción editorial sería algo forzada, ya que
cada uno de los cinco autores presentó en realidad una muestra de su
producción, a veces de distintas épocas. Unos presentaron fragmentos de su obra ya publicada en
otros libros suyos, aunque con el intento de que su selección tuviera
alguna tenue unidad.
En un mundo
menos absurdo, en una sociedad más inteligente, cada uno de estos poetas debería
ser invitado, por parte de la editorial de la UNAM a publicar sus libros completos y no solo este tipo
de malabarismos editoriales propios de nuestra crisis eterna y del desalmado
intento de convertirnos el mundo en un supermercado global donde solo se
produzcan mercancías efímeras de venta rápida y consumo inmediato. Por
desgracia en este mundo del mercado global, tan ilusorio como cualquiera otro, las editoriales publican escasa poesía. Demasiado poca en relación a
la que se produce.
En estas circunstancias,
es grato este reencuentro de lectores chihuahuenses con cinco de sus poetas.
En orden alfabético, en el libro
aparecen al inicio los textos de Jorge Humberto Chávez, poeta de ciudad Juárez, quien ha sido maestro
de las recientes generaciones de escritores de su región en el muy famoso taller
del INBA, además de líder inquieto y aguerrido en defensa de los intereses de
la literatura.
En los textos
que presenta en este libro colectivo se notan dos brillantes cualidades:
primero la sonoridad de sus poemas, forjados con ritmo y armonía. Y, segundo,
el despliegue de sus imágenes, que con serenidad y sencillez componen un
paisaje íntimo de amplia riqueza, en un vaso, en la presencia de una cantinera
guapa, en el carácter gracioso de tres jóvenes mujeres instaladas plenamente en
los años noventa, en su libertad y su gusto por la vida.
El segundo libro es el de Alfredo Espinosa, escritor laborioso: novelista,
ensayista, articulista ciclónico pero antes que nada poeta de sólida templanza
intelectual y de sensibilidad certera, luminosa y oscura, pasional y
atormentada.
Aunque la
selección de sus textos pertenece a varios libros suyos, ya publicados, hay una idea de
estructura en este poemario. Se trata del encuentro amoroso de un hombre maduro
con una mujer joven, o con varias de ellas en escenas distintas.
El primer
personaje tiene una vida aparte, que aparece como tatuada a su cuerpo con las
señales de la edad: los hijos, otras mujeres del pasado y la de su presente
cotidiano, los ideales descoloridos por el tiempo y por la frustración.
En
contraste, el segundo personaje es construido con los colores, olores y sonidos de la belleza, de la gracia de la juventud. Es otro ideal, pero este es
sensual, reconocible, exacto en la acción amorosa. Este extrañamiento es una
ventana a donde el primer personaje se asoma con deleite pero sin ideas del
futuro. Es un presente único y efímero, añorado desde el momento de su
transcurso y también desde el propio pasado.
También estos
textos están construidos con una gran belleza sonora. El ritmo de los versos es armónico en el ambiente y la atmósfera de las historias.
El tercer libro es de Gabriela Borunda, la más joven y la
única autora mujer incluida en este libro. Lectora de tiempo completo, la
madurez de esta escritora es notable. En la irregular historia de nuestra
literatura, Gabriela Borunda es un personaje excepcional: por la seriedad
profesional con que asumió el oficio de escritura desde el principio de su
producción y la rápida evolución y mejoramiento constante de su trabajo
poético.
En la
fulgurante composición de los poemas que presenta en esta muestra abundan los
referentes a varias mitologías de nuestra herencia universal, que en sus textos
adquieren una actualidad sorprendente al mezclarse con trazos de una intimidad
personal de gran verosimilitud.
En esa intimidad personal está la aventura de
las mujeres de la época, expresada con ternura y violencia, fuerza
y desgarramiento, con libertad y con los restos de la carga que un destino
colectivo insensato y cruel impuso durante siglos a la mitad exacta de la
humanidad.
El siguiente libro es de José Joaquín Cosío. Es una colección
de textos donde los personajes son mujeres: las amadas, las hermanas, las que
pasan por la calle. El lirismo de Cosío incluye también, en uno de los textos,
el sabor de la tragedia.
El quinto libro es de Rogelio Treviño, nuestro clásico
contemporáneo más reconocible. La sólida construcción de su escritura, casi de
mármol o de sinfonía, es la escencia de sus textos en este libro.
Esta reunión de poetas, este libro, es sin duda y a pesar de
todo, uno de los mejores momentos literarios del año en la ciudad de Chihuahua.
Chávez, Jorge Humberto y otros: Cíbola cinco poetas del norte. Editorial
UNAM. México, 1999
Diciembre 1999