miércoles, 30 de noviembre de 2011

selina del rayo nava cano


 En el cumpleaños de Géminis

Por Jesús Chávez Marín

Después de los 25 a casi todas las mujeres y a casi todos los hombres les preocupa cumplir años. Hay un millón de historias y lugares comunes que documentan la angustia discreta o escandalosa de ir envejeciendo atentos al calendario. Esta sensación se vuelve casi dolorosa cuando el cumpleaños nos toca en periodos de fracaso o de soledad.

Nos perturba especialmente acercarnos a la década. Al cumplir 30 sabemos que formalmente se acaba la (supuestamente dulce) etapa conocida como La Juventud. “Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver. Cuando quiero llorar no lloro, y a veces lloro sin querer”. Concluye para todos la etapa formativa y de allí pa delante chango viejo no aprende maroma nueva. Antes de los 30 todo nos es perdonado: que imitemos a Gabriel García Márquez quien a su vez le copió a Rulfo y a Faulkner; que hagamos el ridículo ante los micrófonos del bar; que nos vistamos como Jim Morrison, que publiquemos poemas muy sentidos, que nos sintamos Kalimán tiernos con los niños galantes con las mujeres implacables con los malvados.

Antes de los 30 todos estamos (somos) buenos, la belleza nos procura ser perdonados de inmediato por cualquier desfiguro.

Pero al día siguente todo mundo ya te empieza a exigir una actitud profesional. Tienes que quitarte los collares de artesanía mexicana que has usado desde tu (ya lejana) adolescencia, las pulseras que te regalaron tu novia o tu novio en un arrebato de sinceridad en aquellos altos momentos de dulzura insoportable. Quemarás los diarios tan queridos donde escribiste relatos apasionantes de autocomplacencia, ante el temor de que algún impertinente pudiera burlarse de tus secretos más reveladores.
Desde ahora habrás de llegar puntual a tus citas amorosas o de negocios porque el peligro de quedarte desamparado y sin empleo ya andará al filo de la guillotina existencial. Ahora tú eres el adulto, la adulta, la señora, el maistro, que andará reborujado en una serie de hilos terribles, los intereses creados. Compraste una casa en abonos y le debes al banco dólares de sangre; te inscribiste en el Prd y tienes reuniones cada semana, aburridísimas. Si ya tuviste la bendición de tener hijos habrás de educarlos y ponerles buen ejemplo, no puedes andar desnudo en la propia casa porque una vergüenza de lo más pendeja ya te expulsó del Paraíso. Te sorprendes a ti mismo inventando fraudes y celadas contra tus adversarios profesionales y sientes adolorida tu alma de adulto fresco.

Diez años después ya nada es igual. Al cumplir los 40 ya uno está acostumbrado a navegar en medio de tormentas.

Ya para entonces las mujeres y los hombres encontraron o inventaron lugares de refugio. Uno de esos territorios es la memoria.

En el registro fabuloso de la memoria hallamos un mar de historias que ya vivimos o que soñamos. Allí viven nuestros amigos, nuestros amores. Los que ya se fueron. Los que aún viven. Los que andan cerca y de vez en cuando llegan cuando les da la gana a nuestro corazón como a su casa.

Aquí les quiero contar lo que le sucedió a un hombre sencillo del campo llamado Esteban Medina, cuyo signo solar era el de Géminis. Era un tipo superficial aunque entusiasta y sincero, encantador cuando le daba gana y demasiado irritable en otros días cuando se pasaba de la raya sin soltarle el micrófono a casi nadie, abusando de su natural capacidad de verbalización.

No creía demasiado en las divertidas historias del Zodiaco, pero siempre le echaba un ojo a su horóscopo del día. Sobre todo desde que a los 22 años se consiguió una bellísima novia quinceañera llamada Luz. Aquella mujer también era Géminis y ambos se la pasaban tan divertidos que duraron cuatro años juntos, durante los cuales hubo siete propuestas de matrimonio a las que respectivamente al que le tocaba escucharla se hacía el disimulado o la disimulada, según fuera el caso. A veces ella decía:

—Casémonos pues, si tanto insistes.

Y el otro hacía como que la Vigen le habla.

A veces él llegaba con con las botellas y con serenata a la casa de Luz para pedir su mano a los padres y a los hermanos de la linda mujer. En esas madrugadas, y como siempre lo hicieron con fineza, la familia de la doncella se portaba con cariño y cortesía, lo invitaban a pasear adentro con todo y mariachis, les daban café negro y jugo de zanahorias media hora y los despedían amablemente cuando el sol clareaba.

Un día Esteban usó todo el dinero que había reunido y compró un anillo de compromiso para su amada. Se lo regaló en mayo, para su cumpleaños, y también pretendió regalarse a sí mismo como ofrenda nupcial. Lucita se lo puso en uno de sus delicados dedos, en la mano izquierda, y siguió platicando tan campante y tan encantadora como siempre, cambiando de tema con toda precaución.

Así era esto: superficial y divertido, el pacto amoroso libre de las acechanzas del polvo de lo cotidiano y de los determinismos de la perpetuidad. Vida amorosa y profunda en otros días cuando la sensualidad alcanzaba los altos vuelos de la expresión más humana y natural. El juego era fascinante con la participación de las personalidades múltiples de dos Géminis absolutamente compatibles. Eran dos hermanos gemelos inventando para ellos el amor como destino vital y para siempre.

Yo no sé por qué los amores más interesantes para la escritura, los más fotogénicos, parecen ser los amores intensos y efímeros, los que jamás fueron eternos. Para mí los son en la memoria y este mes, en el cumpleaños de Géminis, quiero que quede aquí anotado: en este antiguo mar de Chihuahua donde vivimos no habrá de importar la edad ni el calendario fatal que nos acaba, sino la memoria infinita del amor que hemos de cultivar entre todos y todas para que nuestros hijos vivan.

Mayo de 1994

miércoles, 16 de noviembre de 2011

mi papá

Elegía para Pablo Chávez Mendoza 

Hoy nos reúne un acto triste: la muerte de nuestro padre, de mi jefe, Pablo Chávez Mendoza. Fue un hombre de gran estilo, original sabiduría. Un misterioso. Vivió como un solitario pero amaba profundamente a sus hijos y a su esposa Carmen Marín. Luego también a sus nietos, yernos, nueras. Todos sentíamos la ternura con la que nos trataba, sobre todo a los niños. Fue señor de gran fortaleza física y espiritual: un hombre libre. Con sus muy contados amigos era bromista y platicador, aunque en otros días también taciturno y silencioso. Vivió con sencillez y siempre respetó la vida. 

Con su ejemplo y sus palabras nos dejó lecciones de una alta educación, entre ellas están cuatro enseñanzas valiosas: 

1. Nos enseñó a vivir con dignidad, porque él era orgulloso, delicado y sensible.

2. Nos enseñó a respetar a todas las personas. A nuestros mayores. A los niños. A ser leales con los amigos; amorosos y cuidadosos con la familia. 

3. Nos enseñó a disfrutar el placer de la risa. Él vivió de buen humor, lo cual fue manifestación de su inteligencia clara, incluso en las ocasiones en que transitó por oscuras regiones de tristeza. Sabía reírse de sí mismo y, por supuesto, también de los mitotes y las incoherencias en que a veces caemos cuando perdemos el control del cuerpo, de las palabras, y hacemos el ridículo, nos comportamos como mentecatos. Él se reía de todo eso y expresaba comentarios ingeniosos con una mezcla de ironía y bondad. Vivió siempre con una alegría profunda y natural. 

Y nos dejó la lección más importante:

4. Nos enseñó el valor de la libertad, el placer de disfrutar la frescura del campo, la lluvia, los alimentos, la tierra, las calles, la ciudad. A platicar con cualquier persona, a leer libros, a andar en bicicleta, a manejar automóviles, a caminar sin ataduras, a no someternos a tiranías públicas ni privadas, a pensar, a tomar decisiones con honradez y buen juicio. A llevar nuestros asuntos en forma ordenada, pero libre. A ser libres siempre. Libres para pensar, para amar, para hablar, para trabajar con dignidad, para disfrutar del tiempo, de la naturaleza y del cariño de los hijos. 

Hoy que lo despedimos para siempre, sabemos que en su memoria nacimos para ser felices, que su largo amor será manantial de nobleza y que su vida y el fulgor de su alta inteligencia trascenderá en la sangre, en la tierra, en el aire y en el fuego. En las acciones y el pensamiento de sus descendientes. Que Dios bendiga eternamente a Pablo Chávez Mendoza.

Jesús, María Elena, Pablo, Carmen, Pedro, Herminia y Guadalupe Chávez Marín

Chihuahua, 20 septiembre 2000

martes, 15 de noviembre de 2011

músicos en el valle de allende


 Prólogo para el libro Tradiciones musicales del Valle de Allende

Por Jesús Chávez Marín

En la historia de los pueblos hay todo tipo de personajes: guerreros, líderes, científicos, deportistas. Los más entrañables, a los que la gente recuerda con mayor cariño, son los artistas, sobre todo los músicos. En los momentos más significativos de nuestra vida privada o colectiva siempre hubo un grupo de mujeres y de hombres que tocaron música, ya fuera en vivo o en la reproducción de discos o videos.

Tal vez inspirados desde niños por la belleza de su paisaje, muchos artistas han nacido en el Valle de Allende. En esta obra se presenta un panorama de la historia de la música en ese lugar y nos hallamos la sorpresa de que allí nacieron varios grandes maestros: compositores, cancioneros, directores de orquestas. También se ofrecen aquí los tipos de fiestas populares donde surgieron canciones de creación popular, los cantos religiosos y los de la infancia; las melodías amorosas inspiradas por las mujeres de Valle de Allende cuyos títulos son sus inolvidables nombres: Margarita, Emma, Sagrario.

Las tres autoras, quienes también son profesionales de la música, escriben un texto muy sobrio y ágil, con un manejo de la información certero, con letras de canciones, nombres de orquestas y salones, de los artistas, su trayectoria, las dificultades que sortearon para realizar su trabajo de artistas. El texto viene endulzado con anécdotas contadas con sencillez y buen humor. Ellas son Blanca Cecilia Chávez Maldonado, Ivonne Chávez Uribe y Marisela Fernández Bailón.

La historia de la cultura es la parte más amable de la historia cívica de todas las naciones. La historia regional de Chihuahua tiene muy poco cultivada la historia de las artes de su gente. Sin duda esta obra Tradiciones musicales del Valle de Allende tiene el gran valor de iniciar una necesaria compilación de nuestros orígenes musicales.

Blanca Cecilia Chávez Maldonado, Ivonne Chávez Uribe y Marisela Fernández Bailón: Tradiciones musicales del Valle de Allende Chihuahua. Editorial Doble Hélice, México, 2001. 

Enero de 2001

viernes, 11 de noviembre de 2011

haikú 12


Foto Pedro Chacón
12. El haikú clásico

Una mañanita fresca de 1686, cuando Basho se hallaba en un jardín rodeado de sus alumnos, el leve rumor que hizo una rana al saltar al agua le hizo exclamar: “Kawazu tobikomu mizu no oto” que traducido literalmente significa “rana salta al agua sonido”. Esto fue reconocido en seguida como los dos posibles últimos pies de un haikú y después de múltiples deliberaciones y sugerencias de todos los presentes, el propio Basho lo completó con las palabras “fuente vieja”. Así, según cuentan, nació el haikú que los japoneses consideran el mejor, más profundo y sutil de todos los tiempos: “A la fuente vieja salta, veloz, la rana: el agua suena”. Cuando nos enteramos de que los críticos más competentes se han ocupado de este poema y han hallado en él los más diversos, profundos y esotéricos significados, no nos queda más que admitir la tremenda distancia que nos separa de esa poesía cuyo máximo exponente, el citado haikú de Basho, suena a nuestros oídos tan solo como la constatación de un hecho trivial.

Issa (1763 - 1827). Buson (1715 - 1783). Basho (1644 - 1694). Hokushi (1665 - 1718). Yasui (1657 - 1743). Ryusui (1691 - 1758). Ryota (1718 - 1787). (Versiones y nota de Nuria Parés).

1
Luna en el pino,
la cuelgo, la descuelgo,
siempre la miro
Hokushi

2
La nube oscura
se desfleca en la noche.
¡Claro de luna!
Basho

3
Hay que dar gracias:
esta nieve en mi colcha
del Cielo mana
Issa

4
Cae lluvia fina,
charlan capa de paja
y una sombrilla
Buson

5
Gansos salvajes,
sé que comen el grano
¡mas cuando parten...!
Yasui

6
Con este frío
la luna en el estanque
¿se habrá dormido?
Ryusui

7
¡Día: sé sombra!
¡Noche: sé luz!
Las ranas croan
Buson

8
Mundo extraño.
Las flores, en tres días
cambiaron tanto
Ryota

(Transcripción Jesús Chávez Marín).

miércoles, 9 de noviembre de 2011

haikú 11

Foto Pedro Chacón
11. El haikú clásico

Poco a poco, a medida que aumentaba la reputación de Basho crecía el número de sus alumnos y se acusaban las características de su técnica: crear con una descripción concisa cierto estado de ánimo; comparar entre sí las dos partes que forman el haikú como dos fenómenos independientes que, sin embargo, guardan relación y hacen resaltar las analogías con la misma fuerza que las diferencias. Fue Basho, también, quien empezó a dar realce a esa técnica especial que consiste en describir algo no por lo que está presente, sino por lo que falta. Más tarde sus alumnos se ampararían en ella hasta dominarla por completo.
En 1681 Basho se entregó de lleno al estudio de las doctrinas del Zen y fue precisamente en esa última década de su vida cuando escribió sus mejores poemas.

Issa (1763 - 1827). Shiki (1866 - 1902). Buson (1715 - 1783). Basho (1644 - 1694). Etsujin (1653 - 1702). Kikaku (1660 - 1707). Ransetsu (1653 - 1707). (Versiones y nota de Nuria Parés).

1
Huele el ciruelo...
¿no es el halo de luna
que llegó al cielo?
Buson

2
Arte del canto:
La calandria y la rana
discuten tanto
Shiki

3
La vida abrazan,
puente sobre el abismo,
hiedras trenzadas
Basho

4
¡El Año Nuevo!
Las golondrinas pían
en claro cielo
Ransetsu

5
Nieve que ayer
miramos caer juntos
¿vuelve a caer?
Buson

6
En el mar hondo
hunde el río Mogami
ese sol rojo
Basho

7
Las libélulas
calmaron su inquietud
con luna llena
Kikaku

8
La luz humea,
la nieve cae, helada
la noche llega
Etsujin

(Transcripción Jesús Chávez Marín).