27. Sport show
Por JChM
El boxeador cayó muerto, convulsionando. Sus
circuitos nerviosos grabaron el aullido de la multitud, el ansioso placer del
espectáculo.
27. Sport show
Por JChM
El boxeador cayó muerto, convulsionando. Sus
circuitos nerviosos grabaron el aullido de la multitud, el ansioso placer del
espectáculo.
26. Carmen Marín
Por JChM
Al inicio de la marcha miré una montaña que no existe en esta
región, solo un instante la vi. Su silueta arbolada siguió en mi mente algún
tiempo más, fue tal vez un efecto de la luz o quizá la imagen física de una
novela que mi madre me leyó cuando era un niño, hace de esto ya muchos años.
25. Las redes
Por JChM
Pregunta Jenifer a su amiga Kimberly:
―Oyes y tu novio ¿es virtual o presencial?
24. El declamador sin maestro
Por JChM
Había un señor que aprendió a rimar y medir las sílabas del idioma
español, pero escribía puras boberías; no se le ocurría otra cosa que celebrar
la belleza de mujeres tan falsas como sus arrebatos líricos, mensajes seudo religiosos
y preceptos morales. Lo malo es que publicaba muchos libros.
23. El infierno voluntario
Por JChM
El celoso da vueltas prisionero en un cubo de espejos interiores
donde se reflejan personas imaginarias que tocan a su amor. Ciega es la flecha
de la verdad: una de ellas no es imaginaria y la palabra "su" fue
borrada del mapa.
22. La sencillez
Por JChM
Por el llano va una liebre, en su mirada oscilan cerros, hierba,
arroyos; el instinto y la memoria evocan en su plexo la esfera llamada paraíso.
21. Nicotina
Por JChM
Era el típico payasito de la fiesta, hasta que el alcohol vencía
los resortes de su voz. Entonces se volvía un amasijo de estupidez y terquedad
tan insoportable que la mayoría de las veces terminaba golpeado. Amanecía sin
memoria y deudor de múltiples agravios.
20. Mi nieta Emma Larissa
Por JChM
La felicidad es sencilla, se detiene con serenidad y silencio,
agua que se guarda a la orilla de un río sin estancarse, antes de seguir su
cauce infinito.
18. Abnegación académica
Por JChM
Una señora muy presumida no tenía nada que hacer
y se puso a doctorarse en recursos humanos; desde entonces ya no hubo quién la
soportara en la oficina, se sentía la trompa de falopio del ferrocarril. Pero
su soberbia declinaba al llegar a su casa, pues el marido nunca la supo
apreciar y por lo tanto, según ella, tenía que hacerle todo mientras agarraba
la onda.
17. Ganas de creer
Por JChM
Un eclipse funciona como superstición voluntaria o tradicional
para explicar algunos actos renunciando a la lógica, que siempre da más trabajo.
La mentira es más ligera.
16. Escalofrío
Por JChM
El relámpago se miró lejano y hasta acá llegó la brisa, energía del agua o frescura que vuelve; un sonido abstracto.
15. La viuda
Por JChM
Cuando alguien se va, o cuando muere, el tiempo de quienes le amaron queda suspendido. En la intimidad se escucha un aullido muy lejano.
13. Oro de la madrugada
Por JChM
Una de las razones por las cuales la vida es más
intensa cuando ya pasaron casi todos los años que te tocaban es porque a cada
rato, aunque tú no lo quieras, aparece la emoción de las despedidas. Ves una
aurora como esta, ya sea en la realidad o en alguna de las fotos que en el
inicio del día pone Chacón en su Facebook, y se te ocurre pensar que ya nunca
verás esa nítida aurora. Bendices a Dios por haberte concedido hoy este regalo.
Sabes es que esa aurora es única, cómo cada flor, cada rostro, cada silueta. Y
que es infinito el firmamento.
12. El peso de la libertad
Por JChM
Ya los dos estaban borrachos y con discusiones así nunca se sabe.
Margarito muchas veces le había dicho que no tomara nunca con los clientes, que
no les hiciera caso y se concretara a despachar en silencio lo que le pidieran
y punto.
Pero al muchacho se le hacían largas las horas y
se tomaba una cerveza aquí, un tequila allá. Además era medio alebrestado,
nunca tuvo paciencia para lidiar a toda esa bola de habladores.
Ya nadie supo ni por qué se pelearon. Era muy tarde y casi no había clientela,
fue por eso que estuvieron mucho rato alegue y alegue, hasta que el otro agarró
al muchacho del cuello de la camisa y lo sacó del mostrador de un solo jalón,
le puso un trancazo en la cara y lo estampó cinco metros atrás sobre el suelo
lleno de aserrín mojado.
Lo malo fue que el muchacho traía fajada la pistola, así que en cuanto pudo
empezó a balacear al otro con un coraje bárbaro. Cuando menos pensó ya lo había
matado.
El cantinero llegó corriendo. Rápido se dio cuenta de todo y sin decir otra
cosa le ordenó a su hijo que le entregara la pistola y se metiera rápido a la
casa, que no saliera para nada.
Nos pidió de favor que le sostuviéramos la palabra, nos puso de acuerdo y se
sentó a esperar casi tranquilamente, en calma alucinada, con la pistola en la
mano.
Pagó con diez años de cárcel la libertad de su hijo.
11. Adiós, hija querida
Por JChM
Me parece que esa noche don José había salido de
viaje, así que no se enteró hasta tres días después.
Su señora andaba asustadísima por lo que pasó y sobre todo de imaginar la
manera cómo reaccionaría él cuando supiera. Le tenía pánico.
Cuando la hija regresó a la mañana siguiente toda llorosa, apenadísima pero con
una carita de decisión tomada y de cierta íntima felicidad, ella, su propia
madre, no había tenido el valor de apoyarla con el cariño ni tampoco de
regañarla. Ya para qué.
En silencio la vio sacar tímidamente alguna ropa, aceptó inmóvil el beso en la
mejilla y se quedó muy quieta viéndola salir muy quedito.
10. Juventud divino tesoro
Por JChM
Piedras que dibujan derroteros del agua, tiempo
que marca el rostro.
Los recuerdos se desvanecen para mitigar presentimientos de la muerte.
Con disimulo, algunos le dan la vuelta al espejo y a las estampas que pudieran
avivar las brasas de algún dolor.
9. El concierto cotidiano de Lore Bustamente
Por JChM
Torrente fue tu risa, agua que bañó nuestra
existencia.
Al atardecer, la música de tu danza y tu voz hacía felices a quienes acudieron
a escucharte en el bar del Sanborns.
Yo te miraba, te admiraba, desde una de las mesas.
8. El tren
Por JChM
Cuando alguien se va, o cuando muere, el tiempo de quienes le amaron queda suspendido.
En la intimidad se escucha un tren que pasa, flotando.
Desde algún día del futuro que parece imposible, llega un rumor de voces.
Lítica
Por Viviana Mendoza Hernández
Caminé sobre el mar de Tetis
bajo el Sol del desierto,
la tierra recibió mis huellas
y el pasado se unió a mi tiempo.
Un tronco fosilizado reposa entre
piedras,
esperó miles de años a que la ciencia
lo hallara.
Ahora se desmorona lento, en silencio,
como hizo al crecer antes que mis
ancestros.
Entre la tierra seca hay que buscar
conchas,
trozos de huesos,
colmillos y dientes de gigantes
muertos.
como el hadrosaurio de Aldama
muerto en el Pleistoceno.
Camino sin conocer la frontera,
entre abrevadero mar y playa,
solo sé lo que el guía me narra
sin estar segura de que sea un
cuento.
Una piedra de pronto resalta,
un nuevo fósil se ha descubierto
"Amonite" me dicen, se
llama,
es un molusco preso en
sedimentos.
En la milenaria piedra quedó
estampada
la matemática perfección
de Fibonacci
y la espiral sagrada de los
egipcios
cuyo dios todavía guía nuestro
camino.
En mi bolsillo una piedra de meteorito
más pesada que las hijas de la Tierra,
negra como la noche que nos espera.
Sueña que aún rueda con las de un río
ahora seco.
En el horizonte vemos cerros y montañas,
la sed nos alcanza en la frontera con
Ojinaga.
Pienso en el camello que descubrieron,
en una grieta de la tierra
erosionada.
El guía me recuerda que esos fósiles
son de "El abrevadero"
donde vieron el mamut de Villa
Ahumada
y el primer yacimiento con
evidencia humana
11,500 años atrás en el tiempo.
Aquí y ahora no hay árbol que ofrezca
sombra,
y estamos a kilómetros del campamento.
Camino cansada, no escucho el
resto,
solo el aviso de los otros
descubrimientos,
los de Juárez, Casas Grandes, Parral y
Cuauhtémoc.
Volvemos donde la tecnología facilita
el trayecto,
agradecemos al equipo del INAH
y el viaje se convierte en
recuerdo.
Escribo la nota,
corta y precisa.
Y sigue la historia
moliendo al cerebro.
hasta que escapa en estos versos.
Viviana Y. Mendoza Hernández es egresada de la Facultad de Letras de la UACH, es autora de la novela Buscando una vida normal publicada en 2007 por la editorial de la misma universidad, así como algunos textos de sus tiempos como estudiante. Ha participado en diversas actividades de promoción y difusión cultural, así como de lecto-escritura para educación básica. Actualmente colabora (entre otros espacios digitales) en el periódico digital El Devenir de Chihuahua en la sección de cultura.