viernes, 18 de septiembre de 2020

JChM. Calle Libertad


Foto Jessica Aguirre Porras
 

Calle Libertad

 

 

Por Jesús Chávez Marín

 

 

En la Calle Libertad pueden suceder milagros, no solo balaceras y golpes.

A pesar de la violencia oscura insondable rencorosa de jóvenes asesinos

que por la calle pasan con su mirada de diablos al acecho a la irracionalidad.

Suceden milagros, se oye música, se venden semillas frescas y ropa fragante.

 

 

Jóvenes mujeres van al trabajo en las tiendas del centro, recién bañadas y alegres.

Niños pasan de la mano de sus curvilíneas madres, cuidadosas de la vida.

Albañiles llevan una caja de herramientas, ellos ágiles y serios sus gestos.

Viejos de taciturna dignidad allí consuelan un poco la soledad su destino frágil, ineludible.

 

 

Pero también pasan los asesinos. Los que ayer mataron a traición y a mansalva.

Ellos de niños les prendieron lumbre a los gatos del barrio, los miraron correr en llamas.

A su padre no lo conocieron y su madre fue negligente sin remedio ni pausa.

Andan entre la gente, miran de reojo con temor con fastidio. Sin esperanza alguna.

 

 

Un jueves de 2012 entraron a una tienda michoacana donde hay nieve de sabores.

Mataron una niña acuchillaron un anciano su abuelo su sabiduría perdida, abatida.

En el centro de la ciudad se sintieron supermán al infinito, a la sombra, en pleno mediodía.

Pero luego supieron que matar no sabe a nada, su miedo sigue y su tristeza tonta.

 

 

Al día siguiente los periódicos dijeron los vecinos comentaron, horrorizados.

Un vespertino de basura que se llama El Peso untó sangre en la portada y otras planas.

Humilló a los muertos indefensos: eran pobres, no importaba su suerte sino como tragedia show.

Como noticia y burla. Comentarios políticos de izquierda sobraron como siempre, lloriqueantes.

 

 

Y a pesar de todo: un mimo sonriente y amable saluda a los niños en el fresquecito de la tarde.

Músicos rancheros de Babonoyaba tocan corridos historias del valle de gente grande, antigua.

Unas muchachas venden zapatos en una tienda. Parecen supermodelos de Nueva York, de Las Cruces.

 

 

Un joven predica la esperanza. En plena Calle Libertad, a la luz de un día fresco, fulgurante.

 

Julio 2012

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