martes, 15 de mayo de 2018

Melodrama de Luis Urías

Apéndice uno: Aquelarre de teatristas

Por Jesús Chávez Marín

El jueves 28 de agosto se reunieron otra vez los teatristas para trazar los destinos de la escena chihuahuense. En el presídium estaban Erives, Luis David y Urías.
Luis David leyó el acta de la asamblea anterior: ¡30 cuartillas!; Erives declamó en voz alta las 200 cartas que se recibieron en octubre y las respuestas con las que esa H. Asociación alimentó los archivos de 40 instituciones oficiales.
Urías la hizo mucho de cuento 45 minutos antes de anunciar que la elegida por el jurado de la Muestra Estatal era esa comedia chafa de ficheras llamada Dios en disputa y, les dio ahí mismo 300 consejos a los teatristas para que mejoraran su arte y se pusieran de inmediato a la vanguardia de sí mismos.
Cuando el actor Rodarte quiso interrumpir tan tremendos rollos, Luis Urías lloró y quiso largarse de inmediato, se levantó de su silla y encaminó sus sonoros pasos hacia la salida.
Pero como los teatreros son sentimentales le dieron shampoo de cariño y lo convencieron de que se devolviera al frente y siguiera engalanando el honorable presídium.
No asistieron los adolescentes mutantes tortugas ninja, pero su gran jefe Splinter Acosta mandó un propio “para ver quienes estaban.” Era el famoso muchacho conocido como El Hacedor de Morcilla, quien llegó, vio y se fue pero en caliente.
La sesión terminó cinco horas después, luego de una moción de Hernández Soto quien preguntaba que qué onda con las cuotas. Ese asunto no se pudo tratar porque no vino la tesorera. A ver si para la otra.

Agosto 1991

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