lunes, 25 de noviembre de 2013

ricardo aziz nassif



Prólogo para el libro Te amo Alejandra

Por Ricardo Aziz Nassif

Escribir un prólogo para un libro de Jesús Chávez Marín es por lo menos un atrevimiento de mi parte. Y es que al recorrer sus páginas me encuentro con un texto impecable, con un oficio de narrador educado, con una escritura limpia y transparente como  la niñez del autor y como los coloquios amorosos con su madre, Carmen Marín.
Leer estas páginas fue para mí el encuentro con un excelente escritor lleno de sensibilidad e imaginación, con un lenguaje por demás sencillo pero refinado, ingenuo pero irónico, tolerante con la condición humana pero crítico con la  frivolidad y la farsa.
Su descripción de la ciudad  moderna y progresista que es  hoy en día Chihuahua es implacable, “el esperpento del progreso”. Y para los que hemos vivido por muchos años en esta querida ciudad es un gozo leer anécdotas que nos parecen comunes, dramas que nos ha tocado sufrir, y la vida tal cual es, sin agregados artificiales ni superfluos.
En estos días aciagos que estamos viviendo en nuestra ciudad y en todo nuestro estado, salpicados de sangre, drogas, desempleo y pesimismo, nos reconcilia con nuestra realidad encontrarnos con este libro de Chávez Marín, en su tercera edición corregida y aumentada. Es como beber agua fresca. Es como  reconciliarnos un poco con la vida. Como volver a creer en el talento, la posibilidad de creación y la belleza de una escritura llena de “lugares comunes”, dicho en el mejor sentido de estos términos, ya que están entretejidos en nuestra cotidianidad y forman parte de historias nuestras de cada día.
Estas historias, que van desde la niñez hasta su añejada admiración por Alejandra Guzmán; la tromba de 1990; la burlona descripción de un encuentro de escritores en la frontera; una tarde en el circo; la sátira despiadada de personajes de la alta sociedad, llevándose de corbata a uno que otro funcionario público.
Además de todo esto, su descripción genial de cada una de “las  estrellitas del sur”, como les dice el profesor Zacarías Márquez, arranca al lector la sonrisa, y en ocasiones la carcajada, sobre todo si uno los ha conocido. Y es que ahí su humorismo toca la grotesca realidad en la que desafortunadamente algunos han caído.
Parece que en este libro Chávez Marín no respeta a nadie ni a nada, pero eso no es exacto. El escritor respeta la belleza, la congruencia, la honestidad, el sufrimiento inherente a la condición humana. Y sobre todo respeta su profunda fe en la narración, en la literatura, en la memoria colectiva Y en su gente, a pesar de todo.
Son historias, crónicas y relatos construidos por todos los que habitamos Chihuahua y otras partes, pero admirablemente contadas solo por algunos, entre los cuales está con letras de oro un nombre y dos apellidos: Jesús Chávez Marín.


Enero 2010

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