viernes, 23 de marzo de 2012

calle doblado


Dos cortesanas

Por Jesús Chávez Marín

Entre los servicios turísticos que toda ciudad ofrece a sus visitantes (y también a los residentes, claro), están las complicadas artes del comercio erótico.

En la calle Doblado, aquí en el centro, ejercen su oficio antiguo dos lectoras de nuestra revista Auraed: Verónica y Olga Yolanda.

Ellas esperan todos los días con los brazos abiertos a sus numerosos clientes. Por la módica suma de cuarenta mil pesos (los diez mil del cuarto van aparte), despachan en media hora puros clientes satisfechos y relajados y, si por cualquier razón el fulano lo amerita, quizá se lleve gratis algún tiempo extra de placer.

El tipo de prestaciones y servicios que Vero y Olga conceden es variado: desde masajes (el chino y el francés), hasta nutridas conversaciones para solitarios que lo que quieren es ser escuchados con atención y desenfado.

A ellas les gusta trabajar temprano. Salen muy frescas a las ocho de la mañana y para las doce ya atendieron a cinco o siete personas que se van fascinados o quizá ligeramente arrepentidos, según sea su temperamento y sus ataduras mentales.

Agosto 1991

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