viernes, 20 de mayo de 2011

la rochefoucauld

En la foto con Andrés Espinosa y Raúl Manríquez Moreno.

El texto breve
Transcripción Jesús Chávez Marín

Las máximas de La Rochefoucauld

Uno de los más famosos autores de textos breves es Francois de la Rochefoucauld, quien nació en París en 1613 y murió en esa misma ciudad en 1680. Su libro fundamental son las Máximas. Presentamos aquí una selección de estas reflexiones morales.

1. Nuestro amor propio sufre con mayor impaciencia la condena de nuestros gustos que la de nuestras opiniones.

2. La constancia de los sabios no es sino el arte de reprimir su agitación dentro de sí mismos.

3. Solemos vanagloriarnos de las pasiones, aún de las más criminales; pero la envidia es una pasión tímida y vergonzosa que jamás osamos confesar.

4. No existe disfraz que pueda esconder mucho tiempo el amor donde lo hay, ni fingirlo donde no lo hay.

5. El silencio es el partido más seguro para quien desconfía de sí mismo.

6. Más vergonzoso es desconfiar de los amigos que ser engañado por ellos.

7. Gustan los viejos de dar buenos consejos para consolarse de no estar ya en condiciones de dar malos ejemplos.

8. Para saber bien las cosas, es preciso saber los detalles; como estos son casi infinitos, nuestros conocimientos son siempre superficiales e imperfectos.

9. Si nunca nos jactáramos, casi no tendríamos placeres.

10. Preferimos hablar mal de nosotros mismos a no hablar de nosotros.

11. Una de las causas de que se encuentre tan poca gente que parezca razonable y agradable en la conversación es por no haber casi nadie que no piense más en lo que quiere decir que en contestar concretamente a lo que se le dice. Los más hábiles y complacientes se contentan con mostrar un semblante atento, al tiempo que se nota en sus ojos y en su ánimo una distracción de lo que se les está diciendo y una precipitación por volver a lo que quieren decir, en vez de considerar que es mal método para agradar a los otros o para persuadirlos el procurar tanto agradarse a sí mismos, y que escuchar bien y responder bien es una de las mayores perfecciones que pueden existir en la conversación.

12. Al igual que los grandes ingenios se caracterizan por dar a entender en pocas palabras muchas cosas, las personas de cortos alcances, por el contrario, tienen la costumbre de hablar mucho sin decir nada.

13. Engáñase mucho el que cree encontrar en sí mismo con que prescindir de todos; pero el que cree que no se puede prescindir de él, se engaña más.

14. En todos los periodos de la vida, la locura nos acompaña. Si alguien parece cuerdo, solo es porque sus locuras son proporcionadas a su edad y a su fortuna.

15. Es gran habilidad saber ocultar la habilidad.

16. No hay menos elocuencia en el tono de la voz, en los ojos y en el aspecto de la persona, que en la elección de las palabras.

17. El placer del amor es amar, y somos más felices por la pasión que sentimos que por la que nos dan.

18. Es un error creer que solo las pasiones violentas, como la ambición y el amor, triunfan sobre las otras. La pereza, por lánguida que sea, no por ello deja de ser su dueña; usurpa todos los designios y todas las acciones de la vida; destruye y consume insensiblemente las pasiones y las virtudes.

19. No es tanto la fertilidad de espíritu la que nos hace encontrar diversos arbitrios para un mismo negocio, cuanto falta de luces que nos hace detenernos en todo lo que se presenta a nuestra imaginación y nos impide discernir desde un principio qué es lo mejor.

20. Es tan honrado ser fanfarrón con nosotros mismos como ridículo serlo con los otros.

21. El sumo placer de que disfrutamos al hablar de nosotros mismos nos debe hacer temer que no se lo proporcionamos a quienes nos escuchan.

22. Se encuentran medios para sanar de la locura, pero no se encuentran para corregir un genio atravesado.

23. Hay en los celos más amor propio que amor.

24. El ridículo deshonra más que el deshonor.

25. La envidia es más irreconciliable que el odio.

26. Mientras amamos, perdonamos.

27. Es más difícil ser fiel a una amante cuando se es feliz que cuando se es maltratado.

28. El acento de la tierra donde se ha nacido perdura en el espíritu y en el corazón, al igual que en el lenguaje.

29. Un hombre honrado puede estar enamorado como un loco, pero no como un tonto.

30. Los celos nacen siempre con el amor, pero no siempre mueren con él.

31. La mayoría de los jóvenes creen ser naturales, cuando no son sino mal educados y groseros.

32. Las ganas de hablar de nosotros y de mostrar nuestros defectos por el lado que nos conviene enseñarlos, constituyen gran parte de nuestra sinceridad.

33. No nos atrevemos a decir en general que no tenemos defectos, y que nuestros enemigos no tienen buenas cualidades, pero en realidad no estamos demasiado lejos de pensarlo.

34. De todos nuestros defectos, aquel con el que estamos más fácilmente de acuerdo es la pereza; nos convencemos de que se relaciona con todas las virtudes tranquilas y que, sin destruir enteramente las otras, se limita a suspender sus funciones.

35. El mayor esfuerzo de la amistad no es mostrar nuestros defectos a un amigo, es hacerle ver los suyos.

36. Nada impide tanto ser natural como las ganas de parecerlo.

37. A veces se es tonto con ingenio, pero jamás se es tonto con juicio.

Septiembre 2010

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