Dibujo: Larissa C V
Mientras leía la revista Siempre!
Por Rafael Cárdenas Aldrete
y Jesús Chávez Marín
Afuera, el clásico caramelo giratorio, anuncio de peluquería antigua; dentro, el mobiliario dado al cuas y las revistas del año del caldo hubieran sido advertencia contundente, pero de todos modos entré cuando el viejo me dijo: "Pásele, joven", sin percatarse de que soy un alto y grueso cuarentón. De forma automática me comentó cosas del clima y del futbol para entonces preguntarme: "¿Cómo lo vamos a arreglar?" Con mi necia costumbre de hacerme el gracioso, contesté: "Déjame como para regresar en seis meses". Ese fue mi primer error. El segundo fue no mirar el otro aviso, ya de plano letal para mi cabello: armada con unas tijeras cascadas, su mano tenía la dureza y la volatilidad del evidente principio del Párkinson. Llegué a la oficina peinado con un estilo mezclado entre el general Patton y los hermanos Soler.
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