jueves, 24 de junio de 2010

amor


El texto breve

Por JChM

A los niños les gustan los poemas de amor
Cuando fui profesor de bachilleres descubrí que los poemas que más gustan a los jóvenes de 15 a 25 años son los de amor. Ponía yo textos en el pizarrón para enseñar algunos sistemas de análisis literario, y los que más despertaban la atención y el cuidado eran poemas amorosos de Pablo Neruda, Gustavo Adolfo Becker, Omar Khayyam, José Martí, Rabindranath Tagore. Como los lectores de El universitario pertenecen, en su mayoría, a ese rango cronológico, voy a transcribirles 21 poemas revueltos con consejos de sabiduría popular, a los que en su reunión he bautizado así: Trabajos para el amor, estrategias de seducción.
1. Al que madruga, Dios lo ayuda.
2. Luego del baño matinal, perfúmense tres puntos: garganta y la parte posterior de cada oreja.
3. Una copa de vino tinto, y hasta un máximo de dos, activa el suave torrente de las palabras amorosas.
4. El rocío se va, este mundo es rocío fresco y fugaz (Issa).
5. Date la vuelta, yo también estoy solo en la hora quieta (Basho).
6. Luna de azufre, si renazco que sea pino en la cumbre (Ryota).
7. Ciruelo en flor, las cortesanas compran galas de amor (Buson).
8. ¿Qué árbol en flor emana este perfume?, ¿qué árbol en flor? (Basho).
9. Claro rocío cae sin mirar en dónde, en cualquier sitio (Sion).
10. ¡Cuántos recuerdos me traen hoy los capullos de los cerezos! (Basho).
11. En compañía de quien sabe callar gozo la brisa (Hyakuchi).
12. La vida abrazan puentes sobre el abismo hiedras trenzadas (Basho).
13. Nieve que ayer miramos caer juntos ¿vuelve a caer? (Buson).
14. Las libélulas calmaron su inquietud con luna llena (Kikaku).
15. Lluvia de mayo, mi amada murmurando dentro del carro (Buson).
16. Entre la niebla de vez en cuando surge una blanca vela (Gakoku).
17. Ya que ignoras lo que el mañana te reserva esfuérzate por ser feliz hoy. Coge un cántaro de vino, siéntate a la luz de la luna y bebe pensando que tal vez mañana la luna ha de buscarte en vano. (Omar Khayyam).
18. Goza del instante fugitivo de tu vida. (El mismo).
19. Si en tu corazón injertaste la rosa del amor no fue inútil tu vida. Tampoco si trataste de oír la voz de Dios. Y menos todavía si con suave sonrisa le brindaste al placer tu cáliz. (Otra vez el mismo).
20. Este mundo es una rosaleda. Nuestros visitantes son mariposas. Nuestros músicos son ruiseñores. Cuando no hay ni rosas ni frondas las estrellas son mis rosas y tus bucles mi selva. (Omar Khayyam).
21. La bóveda del cielo bajo la cual andamos finge una linterna mágica en la que el sol hace las veces de lámpara. Y es el mundo el telón donde tiemblan nuestras imágenes. (Omar Khayyam).
Las ocurrencias poéticas de un poeta persa
Para completar el cuadro, de una vez le seguimos con puros poemas de Omar Khayyam. Él nació en el siglo XI en Nishapur, capital de la provincia de Khorassan, región de clima tropical bañada de sol, en el nordeste de Persia. Su libro de poemas es el Rubaiyat, uno de los más hermosos que se han escrito en todos los tiempos.
22. La aurora: felicidad y pureza. Un inmenso rubí en cada capa. Coge dos
ramas de sándalo: haz con una de ellas un laúd y deja que la otra te perfume.
23. El alba vuelca sus rosas en la copa del cielo. En el aire de cristal se desgrana el canto del último ruiseñor. El aroma del vino es más suave. ¡Y pensar que hay insensatos que en esta misma hora sueñan con riquezas y distinciones! ¡Qué sedosa es tu cabellera, amada mía!
24. Caeremos en la ruta del amor, y nos pisoteara el destino. ¡Oh, mi pequeñuela! Oh, mi preciosa copa! Levántate y dame tus labios, antes de que me convierta en polvo.
25. Supongamos que hayas resuelto el enigma del universo, ¿cuál es tu destino? Supongamos que hayas arrancado a la verdad todos sus velos, ¿cuál es tu destino? Supongamos que hayas vivido feliz cien años, y vayas a vivir aún cien años cien años más, ¿cuál es tu destino?
26. La verdad y el error, la certeza y la duda, no son sino palabras huecas como pompas del jabón. Irisadas o grises, esas burbujas son la imagen fiel de nuestra vida.
27. El vasto mundo: un grano de polvo en el espacio. La vana ciencia de los hombres: palabras. Los pueblos, las bestias y las flores de los siete climas: sombras. El fruto de tu continua meditación: nada.
28. Los sabios no podrán enseñarte nunca nada. Mas la caricia de unas negras pestañas de mujer te revelará la felicidad. No olvides que tus días sobre la tierra están contados. Y que bien pronto volverás al polvo. Trae vino, busca un refugio y deja que la vid te consuele.
29. Gira la ruleta, indiferente al cálculo de los sabios. Renuncia al esfuerzo vano de contar las estrellas. Medita más bien en esta verdad: habrás de
morir, no soñarás más. Los gusanos de la tumba, o los perros a
vagabundos, se disputarán tus despojos.
Nos vemos en abril, en primavera.

Febrero 2010

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