miércoles, 23 de junio de 2010

rentistas


Un ladrón y su cómplice

Por Jesús Chávez Marín

En la colonia San José, en un tramo de dos kilómetros de la calle 16 de Septiembre, que va de la avenida Tecnológico hasta la calle Camilo Cienfuegos, aparece un ladrón peligroso, y numerosos indicios de su cómplice.
A las orillas de la calle de ese barrio popular de clase media baja, se alzan construcciones diversas y quedan los consabidos huecos de la codicia urbanística, terrenos de dos y tres hectáreas, limitados por alambre de púas y malla de gallinero, cuyo suelo se mira colmado de hierba silvestre. A los lados hay viviendas modestas y otras no tanto; talleres mecánicos y depósitos de chatarra se alternan con tiendas de licores y carnicerías, etcétera. También se atraviesa un arrollo montaraz canalizado al troche y moche por alguna administración municipal.
Lo peligroso de ese camino entre llanero y urbanizado, es que en los bordes de la calle no hay banquetas. Resulta difícil de creer, pero allí no existen las banquetas que por ley municipal debería haberlas.
Los peatones nos rifamos la vida caminando sobre el pavimento mientras en los dos sentidos de la vialidad pasan a toda velocidad trocas negras de lujo, carros Odepafa de circulación ilegal, y alguno que otro automóvil BMW. En muy pocos tramos, en alguna de las dos orillas, hay bloques de cemento de 50 centímetros de ancho en donde debieran estar las banquetas.
En mi imaginación crítica veo a un ladrón: el que fraccionó ese valle extenso en el ambiente de la especulación financiera e inmobiliaria. El robó los espacios que debieron ser para banquetas y zonas verdes. También veo a su cómplice: el presidente municipal de la ciudad de Chihuahua que firmó la autorización para ese fraccionamiento.

Sábado 3 octubre 2009, publicado en El Heraldo de Chihuahua.

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