miércoles, 7 de julio de 2010

maría de los santos aranda gutiérrez


Los poemas de niños: el origen de la conceptualización;
presentación del libro Gotitas, antología poética infantil, de María de los Santos Aranda Gutiérrez

Por Jesús Chávez Marín

La literatura nació antes que la escritura, cuando una madre le cantaba a su hijo recién nacido: las palabras y la música fueron tanto para la madre como para el bebé un acto de comunicación más alto que las palabras, más alto que los sonidos: era ya el acto estético, el acto artístico en el que se expresa materialmente la más profunda humanidad.

Me siento enormemente complacido en participar en esta mesa, en esta ceremonia de iniciación en la que me siento tan bien acompañado por mi gran amiga María de los Santos Aranda Gutiérrez en su noche de debut como autora; por las maestras Esmeralda Urueta Cruz y Susana Ruelas Sifuentes quienes además de participar hoy como presentadoras de este maravilloso libro, están también muy involucradas en su gestación, ya que participaron activamente colaborando con su compañera de trabajo desde el preincipio y hasta que la obra estuvo terminada.

Uno de los mejores regalos que sin duda mucha gente va a entregar a sus hijos, a sus nietos, a sus ahijados y a sus hermanos pequeños será un volumen de Gotitas, antología poética infantil. Por supuesto que también será una gran ofrenda para los adultos inteligentes y sensibles que pertenecen a esa distinguida aristocracia del espíritu: los lectores. A quienes trabajan en la formación de los niños, será también un oportuno instrumento de trabajo, pues en un solo volumen hallará material de lectura de excelente calidad para los ejercicios y para las lecciones.

Y es te este libro fue compuesto con la destilación cuidadosa de un largo tiempo: la maestra Aranda hubo de leer toneladas de papel impreso, se dedicó a escuchar canciones y recitales y fue anotando con mucho cuidado millares de textos que luego habrían de servirle para tener mucha tela de donde cortar, muchos ingredientes para escoger los mejores: así fue tejiendo este lienzo casi casi de Penélope para los niños que fueron sus alumnos en primer año de primaria y ahora también para quienes habrán de serlo en la lectura de su libro.

Así también fue cocinando este pastel metafísico, con los mejores ingredientes, el cuidado amoroso y el sazón exacto para dar la mayor sabrosura a los lectores; ella, que entre sus tantos oficios también es cocinera de pasteles sabe también esa alquimia: la de tomar los materiales, mezclarlos con arte y ciencia y dar el salto cualitativo que significa toda creación.

Por todo esto quiero decirles a ustedes ahora que se apresuren a adquirir el libro de la maestra María de los Santos Aranda Gutiérrez, una mujer de pocas palabras y de mucha sabiduría: la que da profesar con amor y trabajo uno de los oficios más nobles que existen: el de maestra de niños.

Diciembre 2002.

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